jueves, junio 14, 2007

Hasta siempre, Pipo


Néstor Pipo Rossi fue un paradigma del centrojás de los tiempos dorados, ese patrón que solo se adueñaba de todo un mediocampo. Un líder, con voz de mando, con presencia física, con el paso manso y firme de quien piensa más de que lo que corre. Es cierto que el imaginario colectivo lo asocia (como la ilustración de Hermenegildo Sábat, publicada en Clarín) con la camiseta de River, pero Pipo fue un aunténtico quemero. Porque nació, aquel 10 de mayo de 1925, ahí en Labardén 14, donde una nace con un globo en el pecho. Se crió ahí, entre guapos y cracks sin televisar. Y volvió al Ducó, después de ser figura de La Máquina y de Millonarios de Colombia, de acumular 10 títulos y toda la gloria. Llegó para cobijar un dolor gigante como el fracaso de la Selección en el Mundial de Suecia 1958. Y Huracán le devolvió la sonrisa y su estampa. Fue caudillo quemero entre 1959 y 1961; jugó 54 partidos e hizo un gol. Después también fue técnico en tres ciclos distintos. Dejó su huella imborrable. Falleció ayer, a los 82 años. No habrá olvido para él. Pero sí un pedido póstumo: que tu duende de crack temperamental e inquebrantable vuele con sus flamantes alas en el sábado sanjuanino...

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