sábado, abril 28, 2018

Noche de lluvia, noche de copas


Huracán 3-Atlético Tucumán 2

Hay tres modos de abordar la campaña de Huracán.

El primero, el de los optimistas amigos de las exageraciones: con los puntos que dejó pasar de local (sobre la hora ante San Lorenzo y los insólitos encuentros ante Patronato y Central) y sin los fallos que complicaron su recorrido (como el Penal del Viento ante Banfield o el gol mal anulado en el último segundo ante Colón), el equipo se podría haber asomado a la pelea del título frente a Boca.

El segundo, el de los entusiastas que imaginan un horizonte internacional: con la victoria frente a Atlético Tucumán, el Globo de Newbery se elevó al tercer puesto, se puso en zona Libertadores y se garantizó -cuanto menos- el acceso a la Copa Sudamericana.

El tercero, el de los cautelosos que no pierden de vista que el equipo arrancó esta Superliga en zona de descenso: ahora, sin incluir a los dos ascendidos, Huracán comenzaría la temporada 18/19 con nueve equipos por debajo en la tabla de los promedios.

En cualquiera de las tres dimensiones, un campañón.

Más allá de gustos y del juego, los números son elocuentes: lleva 10 partidos sin derrotas (la mejor racha de un equipo en la Superliga) y cuatro victorias sucesivas; y es el segundo con más vallas invictas (mérito, sobre todo, de su enorme arquero Marcos Díaz) y el segundo con menos derrotas.

Pero corresponde decirlo más allá del peso implacable de la estadística: Huracán no encanta. Vaya novedad: no busca eso. No le importa. ¿Está bien? ¿Está mal? Cuestión de gustos. Lo que ofreció frente a Atlético Tucumán no fue mucho más que lo suficiente...

Parte del texto escrito por el Fundador del Blog, en Clarín.

Pero alcanzó. Para que el entusiasmo nos siga abrazando. En otra noche de lluvia. En otra noche de copas...

jueves, abril 26, 2018

El himno de nuestra patria quemera




Sopla un viento de triunfos y gloria,
corazones que vibran de fe.
Ya desfilan los grandes campeones
y el concurso aplaude de pie.
En sus pechos diviso la insignia
confundida con el corazón.
Es un Globo de fuego que vuela
rumbo al cielo de su inspiración.

Se oye un grito que se expande
por los aires con afán.
Son millares de gargantas
las que nombran: ¡HURACÁN!
Club glorioso de campeones
con empuje de titán.
Arrogantes corazones
¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!

Ya termina el desfile armonioso.

Deportistas de gracia ideal.
Y al espacio se elevan los hurras
junto al Globo que vuela triunfal.
Ya se marchan los bravos campeones
y la hinchada que alienta a la par.
El estadio dormita en silencio.
¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!
Se oye un grito que se expande
por los aires con afán.
Son millares de gargantas
las que nombran: ¡HURACÁN!
Club glorioso de campeones
con empuje de titán.
Arrogantes corazones
¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN

miércoles, abril 25, 2018

Marcos, en la interna de la Selección


Por Oscar Barnade*
Marcos Díaz, el arquero de Huracán, disparó este lunes su bronca en un medio del club contra los medios nacionales: “Tiene prensa exagerada”. Se refería a su colega Franco Armani, a quien un sector del periodismo lo quiere adentro de la lista para el Mundial de Rusia aunque nunca jugó en la Selección. Tenía bronca Bernabé Ferreyra, centrodelantero de Tigre, en 1930 porque se quedó afuera de la lista de 22 que fueron al primer Mundial de fútbol, en Uruguay. Y el Gran Bernabé tomó una medida más drástica: ingresó al sector de prensa de la cancha de Tigre y agredió a varios periodistas. Ayer y hoy, las listas definitivas del Mundial generaron polémicas.

Para mediados de 1930 Bernabé ya se había ganado fama de goleador. Había hecho 11 en 13 partidos en el torneo de 1929 y otros 6 en los primeros 7 partidos del torneo de 1930. La Fiera tenía el apoyo nada menos que de Borocotó, la pluma de El Gráfico. Fue convocado a una prueba decisiva: un clásico con Uruguay por la Copa Newton, el 25 de mayo. Allí, los dirigentes que integraban la Comisión de Selección junto con Francisco Olazar, el entrenador, definirían la lista. El debut con laAlbiceleste de Bernabé fue muy pobre y así lo reflejaron los medios. “Como es de dominio público, la actuación del jugador B. Ferreyra fue desastrosa, hasta el punto tal de que a su forma de jugar débese que los argentinos no alcanzaran una merecida victoria”, dice La Argentina. Fue 1-1 y el gol lo hizo Francisco Varallo, el joven goleador de Gimnasia. Ese día, también Adolfo Zumulzú tuvo una mala actuación.

En la reunión del lunes 26 de mayo se definió la lista. El diario La Argentina advertía: “Esperemos que el criterio que prevalecerá en la sesión de esta noche, será el de hacer las cosas a entera conciencia, sin que preponderen los favoritismos que se vienen cometiendo hasta el presente”. Bernabé y Alberto Cuello, ambos de Tigre, quedaron afuera. Zumelzú y Varallo fueron convocados. Y los centrodelanteros de Argentina fueron Guillermo Stábile, de Huracán (goleador del torneo) y Manuel Ferreira, de Estudiantes, el Piloto olímpico.

El 1° de junio, por la 9ª fecha del torneo, Tigre recibió a Platense en la vieja cancha conocida como del Lechero Ahogado. Allí, Bernabé descargó su bronca. Cuenta La Argentina: “Varios jugadores locales, capitaneados por B. Ferreyra y Cuello, introdujéronse en el recinto de los periodistas y en forma cobarde y a mansalva, agrediéronlos, llegando a herir a uno de ellos de cierta consideración”.

Veinte años después, Borocotó escribió en la revista Pinceladas deportivas: “Fuimos varios los que bregamos por la inclusión de Ferreyra en la selección. Fue elegido y jugó… y muy mal. Los que tanto luchamos por él, quedamos junto con el gordo Monge, completamente desorientados. Salió de la cancha silbado y abucheado. Después supimos la verdad: esa mañana del partido Bernabé había donado sangre para su hermana enferma…”.

La bronca quedó atrás. Durante el Mundial se fue de gira con Huracán. Más tarde con Vélez. En 1932 pasó a River por 35.000 pesos, alcanzó fama y gloria, y fue el mejor de su época.

*Texto publicado en Trece Décadas, de Clarín.

domingo, abril 22, 2018

Vení, copate...



Tigre 0 - Huracán 2

Huracán es un equipo en serio. Lo cuenta su recorrido por la Superliga, la sensación de seguridad que genera, la confiabilidad que representa.

Vení, copate, analicemos a nuestro Globo:

1) Como dice el técnico Alfaro tenemos al mejor arquero del fútbol argentino. Se llama Marcos Díaz. Merece Selección y Mundial tanto o más que Franco Armani.

1 bis) En 13 de los 23 partidos que atajó Marcos, Huracán mantuvo su arco en cero. Sólo Guido Herrera (con 14 en 24) lo supera en ese rubro.

2) El equipo lleva nueve partidos sin derrotas, la segunda mejora racha de un equipo en el torneo (sòlo superado por el inicio de Colón, con 10 sin caídas).

3) La defensa es sólida y la componen no sólo los cuatro de atrás. El equipo entero defiende.

4) Ignacio Pussetto juega cada día mejor. Por momentos, como en la mañana de Victoria, parece imparable.

5) Se sabe a lo que juega. A veces gusta más, otras menos. Pero es lógico, razonable, siempre.

6) El mediocampo -sobre todo a partir de la llegada de Damonte- ofrece equilibrio invariablemente.

7) Los destellos de Silva comienzan a ser relevantes.

8) El plantel luce sólido. El entrenador recuperó a Nervo y a Araujo; respeta a los símbolos (Mancinelli, Toranzo, Rolfi), más allá de los minutos que jueguen.

9) El banco brinda variantes y cubre agujeros con solvencia.

10) Una impresión, más allá de la valiosa actuación de Mendoza: con un nueve goleador durante toda la temporada, este equipo le peleaba el título a Boca. Salvo Wanchope (4 goles en 9 partidos), el resto aportò poco o nada: Coniglio (3 en 20); Andrés Chavez (2 en 7); Briasco (1 en 5); y Mendoza (0 en 9).

Vení, copate...

Que parece que entramos a la Libertadores...

lunes, abril 16, 2018

"Que me tirás Cubilla"



Una historia. Bien de barrio, bien del Palacio Ducó. La loca magia de aquella frase de hace 15 años...

viernes, abril 13, 2018

Tres puntos y una copa



Huracán 1-Argentinos 0

De repente, un detalle modifica todo. Un tipo que llegó a Parque de los Patricios abrazado a otra presunta escuela se convierte en protagonista central. Ese tipo, Israel Damonte, aparece y define. Es gol y es victoria. Pero también es otra cosa: el que grita como si el Ducó fuera su estadio se siente parte de esa construcción de toda esa gente alrededor. “Este Damonte entendió Huracán mejor que casi todos los que vinieron en los últimos tiempos”, cuenta alguien que mucho conoce sobre la cuestión.

Lo que se vivió en el Palacio Ducó fue un duelo por el ingreso a la Copa Libertadores 2019. Apenas un punto de diferencia los separaba antes de que el encuentro comenzara. La posibilidad latente de trepar a un puesto de clasificación al máximo certamen internacional, al menos hasta que juegue Independiente, representaba un estímulo importante para los dos. En ese contexto ambos equipos jugaron con intensidad. Sin embargo, el encuentro fue un retrato del fútbol argentino. Fueron dos equipos que, a pesar de ser revelaciones en el torneo, ofrecieron poco. Además, patear al arco resultó ser, en varios tramos, casi una misión imposible.

En un partido que presuntamente parecía poco intenso, este contexto en el que se jugó hizo todo lo contrario: se vivió con mucha intensidad. Todos iban a disputar la pelota con fuerza, sin dar una por perdida. Fue un encuentro muy parejo con pocas llegadas a los arcos, en el que Huracán buscó un poquito más en el primer tiempo pero sin entregarse a la dinámica de ir por ir. Y la visita emparejó en el complemento. No sólo eso. También hizo revolcar un par de veces a Marcos Díaz.

Argentinos , curiosamente, se plantó en el campo de una manera distinta a la forma que viene acostumbrado. Defendió de manera férrea y dejó bastante solo a ese 9 que es su estrella: Lucas Barrios.

El futbolista que fue campeón de América el año pasado con Gremio era la principal referencia del ataque de Argentinos. Y para contrarrestar a ese 9 que, curiosamente, se formó en “La Quemita”, el predio donde entrenan las Inferiores de Huracán. Gustavo Alfaro armó una nueva dupla de marcadores centrales: salieron Matheu y Nervo e ingresaron Salcedo y Mancinelli. Tuvieron que lidiar con ese enorme delantero pero hicieron una digna tarea para contenerlo y no sufrirlo.

En general fue un partido flojo en términos desde lo técnico, pésimo desde las llegadas y que los invita a repensar de qué modo pueden lastimar de ahora en más al rival para llegar al objetivo, que es la clasificación a la Libertadores. Anoche, ambos cuidaron demasiado el cero propio y se olvidaron del arco de enfrente y, así, les va a ser difícil llegar a la meta.

Huracán lo terminó ganando por detalles. Es así como piensa los partidos su técnico, Alfaro. De un rebote en un rival, tras un remate de Montenegro, que parecía no llevar demasiado peligro para Argentinos, la pelota terminó adentro del arco. ¿Por qué? Porque Israel Damonte, que había iniciado la jugada, siguió su curso, se adelantó, estuvo atento y llegó a definir antes que cuatro rivales que rechazaran el balón o lo taparan.

Después, el Bicho no tuvo demasiado tiempo para reaccionar. Y sintió el impacto. Apostó a buscar el empate a través de algunas pelotas parada s y pelotazos largos, que quedaron en las manos de Marcos Díaz. En él se sostuvo Huracán para asegurar el triunfo. Y para atesorar esos tres puntos vitales que estaban en juego que le permiten meterse en el quinto lugar, es decir en un puesto de clasificación a la Libertadores 2019.

Texto publicado por el fundador del Blog y Maxi Benozzi, en Clarin. 

domingo, abril 08, 2018

Un gol y un arquero inmenso



San Martín 0-Huracán 1

Preguntas y respuestas:

¿Jugamos bien? No.

¿Merecimos ganar? Mmmmm.

¿Importa? No tanto.

Lo cierto es que Huracán sumó los tres puntos en su quinta victoria como visitante en la Superliga.

Y hay más certezas:

1) El acceso a la Libertadores es una posiblidad.

2) El descenso en esta temporada es cosa del pasado.

3) Tenemos un arquero de Selección. Lo volvio a demostrar. Se llama Marcos Díaz.

4) Son 7 los partidos sin derrotas de modo consecutivo.

5) Si tuviéramos los puntos que el azar y que los arbitrajes penosos nos sacaron estaríamos peleándole el título a Boca. Nada menos.

Esto sigue.

Vamos por más.