sábado, marzo 28, 2015

Del oro al barro


Banfield 1-Huracán 0

Por Ricardo Sapia*
Todo cambia. De una semana a la otra. Todo. De golear a ser goleado (en todos los sentidos posibles de un partido, menos en el resultado). Y golpeados. Anémicas miradas al arco de enfrente (tres llegadas en toda la noche). Horror en los laterales. Cambios forzados por apurar jugadores que no estaban para salir a la cancha (y acá es donde se nota que el recambio no tiene pasta). Lo más flojo del año. Conceptualmente, una paliza. ¿Por qué no encuentra la línea de la regularidad? ¿Qué baja tanto el nivel de los jugadores? La estabilidad en el rendimiento es el comienzo para no depender de situaciones fortuitas. Siete partidos, cuatro derrotas. Cuatro salidas del Ducó, cuatro regresos con los bolsillos vacíos.

Huracán tiene que recomponer su imagen. Pronto. Viene Boca, la Copa -ese cruce trascendental-, Racing... y si se pretende sonreír hay que acomodarse el pelo, afeitarse y cepillarse los dientes. Para ser lindos no hay que creerse sino parecerse. Anoche miró a los otros de afuera y lo tuvieron de aquí para allá. No fue el mejor festejo del Día Mundial del hincha Quemero.

Rápido, a ducharse...

*Periodista. Texto publicado en el diario Olé.

miércoles, marzo 25, 2015

Nacer grandes


Una página de la Memoria y Balance de la AFA en los años veinte. Títulos de Liga, el Palmarés. Huracán, claro, protagonista central de aquella década inmejorable para el fútbol del Río de la Plata.

domingo, marzo 22, 2015

La goleada y lo que viene



Eduardo Domínguez, palabra de capitán. Pasado reciente, presente y futuro. Una mirada.

sábado, marzo 21, 2015

Una pelota para Wanchope



Wanchope Abila, tres goles, diez puntos. La cara feliz de la goleada ante Argentinos. Y de un reencuentro de todos.

miércoles, marzo 18, 2015

El grito ahogado



Huracán ante Vélez, en 1971. Con la victoria en el Amalfitani el Globo de Newbery evitó que los de Liniers se consagraran. En Avellaneda, ese mismo día, ganó Independiente y dio la vuelta.

lunes, marzo 16, 2015

Tanta bronca


El pibe todavía camina la adolescencia. Pero está enojado como si le hubieran cobrado penales en contra durante cada día de la vida de su club, que ya lleva más de un siglo de instantes de gloria con Doce Estrellas y de tropiezos. La bronca no le cabe en el cuerpo. El, solo en su silla, alejado apenas de su familia numerosa, insulta. Se acuerda hasta su propia disfonía de todos los seres queridos del árbitro Saúl Laverni. Cerca de él, en el Bar El Huracán, sobre la avenida Caseros, muchos otros repiten con idéntica intensidad ese fastidio. Son los mismos que hace un rato gritaron felices el gol de Patricio Toranzo, cuando el sol todavía no había caído detrás de Parque de los Patricios.

“Déjense de joder, carajo. Este Laverni parece Brazenas”, grita ese hombre que tantas historias incómodas padeció en las últimas cuatro décadas. Su bronca sucede en el bar de la esquina de Caseros y La Rioja, justo enfrente al monumento a Monteagudo. El lugar resulta una tribuna obligada por las circunstancias: el Clásico de Barrio más grande del mundo se juega sin visitantes, no tan lejos de la sede de la Avenida Caseros, allá en el Nuevo Gasómetro.

La bronca de los que no pudieron comprar su entrada es también la ira de los jugadores que se sintieron perjudicados por la tarea de Laverni. Lo dijo sin vueltas Ramón Abila: “Es un sacapartidos. Los calienta. Ojalá me lo encuentre cara a cara para que nos digamos de frente todo lo que nos dijimos adentro de la cancha”. Y agregó, justo a la salida del vestuario visitante: “Inclina la cancha. No nos cobra un penal que fue y cobra uno que no se sabe si fue. Es de sacarse los partidos de encima. El tiene que llevar calma y genera más violencia. Nos robaron”. Contó más el máximo anotador del fútbol argentino en 2014: “Laverni es un árbitro complicado, parece que le da más violencia al juego. Pero también nosotros, los jugadores, somos complicados. Y violencia es que ingrese un hincha en el medio del partido, no unas chicanas previas”.

Hubo otro protagonista en esta marcha de la queja. Se trata de Patricio Toranzo, el mismo que conoció de cerca aquel 2009 de definición polémica: “Estamos cansados de que se equivoquen con Huracán. No soy de llorar, pero hoy San Lorenzo jugó con 12”. Y aclaró, de todos modos: “No es tiempo de echar culpa a nadie. Fue un buen primer tiempo donde podríamos haber hecho dos o tres goles. No estuvimos finos y ellos encontraron el gol”.Esos mismos jugadores llegaron cantando el himno feliz de diciembre -el del título en la Copa Argentina y el del regreso a la A- que incluía al rival: “Si te fuiste antes a la B / y abandonasteeee ...” Se fueron enojados. Pero también en ese espacio de derrota, cuentan, comenzaron a construir la revancha. Lo contó uno de los líderes: “Tal vez nos cruzamos en la Libertadores ...” Se vera...

También el cuerpo técnico mostró su malestar. Lo señaló el técnico, Néstor Apuzzo: "En algunas cositas pareció que nos metieron las manos en el bolsillo. Por esto también nos vamos con bronca. Igual, le pedimos disculpas a la gente porque no le pudimos regalar una alegría". En simultáneo, los dirigentes -en privado- también expresaron su queja. Y analizan hacer una presentación en la AFA respecto de Laverni. Pero aún no lo resolvieron ni lo hicieron oficial.

domingo, marzo 15, 2015

Un golpe, pero seguimos...



San Lorenzo 3-Huracán 1
Perdimos. No más palabras. Punto.

Un clásico sin enemigos...

El mural de Boedo y Salcedo. Un mensaje para todos.

Hoy, desde las 18.15, vuelve El Clásico de Barrio más grande del mundo. Que sea en paz. Como una disputa de hermanos separados al nacer. Un reencuentro, en definitiva. Sin enemigos.

sábado, marzo 14, 2015

Un domingo así...



Centro de Lucho González, la baja Derlis Soto, define Tito Villa. Gol y victoria en el Nuevo Gasómetro. Fue en 2001. Que se repita mañana, más allá de los nombres...

viernes, marzo 13, 2015

Es tu clásico, San Marcos...



San Marcos, superhéroe de La Quema, está en la antesala de su primer Clásico ante San Lorenzo. En días de recuperación, averiado, su presencia es un deseo de todos...

Actualización: desde esta semana, el pasa de Marcos Díaz es en su totalidad de Huracán. Además, extendió su contrato hasta diciembre de 2018.

Palabras para el clásico



Néstor Apuzzo, Eduardo Domínguez, Patricio Toranzo, en la antesala del duelo ante San Lorenzo. Y una frase para la historia y para la polémica. La pronunció el entrenador: "Hay que aprovechar las ofertas..."

jueves, marzo 12, 2015

El Clásico de la Paz...



No se trata de un año más: en este 2015, San Lorenzo y Huracán cumplirán un siglo de clásicos. Juntos, vecinos, rivales, primos, broncas, victorias, derrotas, momentos sin olvido incluso más allá de los desenlaces. En esos rincones del sur de la ciudad se aprende caminando:no hay clásico de barrio más grande en el mundo. No se puede imitar. Sucede. Lo saben todos: desde el Papa Francisco y Viggo Mortensen hasta el Padre Pepe y Carmen Barbieri. Y lo demuestran -sobre todo- todos aquellos que día a día procuran construir El Clásico de la Paz. De un lado y del otro. Los de la Subcomisión del Hincha de San Lorenzo y la preciosa gente de Corazón Quemero. Ellos, que crearon un espacio que se llama “Más allá de los colores” y que es una búsqueda que acontece entre maravillas y solidaridades. Son ellos los que fueron por rincones diversos llevando donaciones desde el Hogar Liguen al Cotolengo Don Orione; desde comedores y escuelas a parroquias y hogares. Sí, ellos, Quemeros y Cuervos, juntos, en nombre de demostrar que el fútbol puede (y debe) ser un espacio para construir. Que la violencia es un patético drama generado por aquellos que destruyen en nombre de sus propios negocios.

La escena se ofrece en el Club Pedro Lozano, en Villa Devoto: chicos y chicas de Huracán y de San Lorenzo se juntan para brindar un mensaje. Para todos ellos el Clásico es un mundito compartido. Los colores se mezclan. Juntos aprenden que pueden ser amigos más allá de la camiseta que luzcan y de las calles que habiten. Así les cuentan a ellos Viviana Cialdella -la titular de Corazón Quemero- y Alejandro Fernández -el encargado de la parte social de la Subcomisión del Hincha de San Lorenzo- y así lo ponen en práctica: para la producción fotográfica con Clarín ellos se vinculan, se abrazan. Y ríen, juntos.

Hay una historia enorme detrás de la imagen. Es decir, claro, detrás del Clásico. Desde los tiempos fundacionales este duelo era una fiesta de personajes irrepetibles, de cracks compartidos, con el tango como inevitable música de fondo, el de aquellas letras de Homero Manzi, ese Quemero que ahora le pone su nombre y su apellido a la emblemática esquina azulgrana de San Juan y Boedo. Aquel era (y es) el más porteño de todos los partidos, una suerte de campeonato aparte entre esas dos barriadas que se dividían el sur de un Buenos Aires que se asomaba al crecimiento. Desde el primer duelo, en 1915 (con victoria 3-1 para San Lorenzo, en la cancha de Ferro), se trató de una cita armónica en tiempos en los que la cuestión de pertenencia geográfica delimitaba también pasiones.

Se conocieron por apodos: El Santo y El Globo de Newbery. Nacieron vecinos, allá en 1908. Geografías de laburantes, de empedrados que nacían, de construcciones modestas, de almacenes que fiaban, de bares que cobijaban desencantos. Se criaron y crecieron con historias entrecruzadas, con el agrado de la rivalidad sin enemigos. La Avenida La Plata fue lugar de estadios emblemáticos de ambos. Las fronteras se recorrían caminando sin miedos ni desprecios. Se miraron siempre de reojo, pero sin rencores ni amenazas. Casi como hermanos separados al nacer, en disputa sana. La maldita violencia llegó mucho más tarde, con el folclore en terapia intensiva y con el crecimiento del fenómeno de los barrabravas como escenario dominante. Ahora, creen muchos. Ahora, creen estos pibes: Huracán y San Lorenzo empiezan a jugar el Clásico de la Paz.

Texto publicado por el fundador del Blog, en Clarín.

miércoles, marzo 11, 2015

Luche, Huracán, luche


Por Ricardo Sapia*
Sumó. Primera y vital apreciación. En la altura. Segunda y no menos relevante. Se mantiene expectante a falta de tres partidos y con dos de ellos en el Ducó. Tercera, y a la vista de lo que viene en el horizonte copero, saludable. Belo Horizonte 0-0. Sucre 0-0. No está mal para un regreso tan esperado.

A Huracán no se le hizo simple traerse el empate. Cuando hubo aire y piernas dejó pasar dos en las garras de Wanchope y un testazo del Pelado... Después fue el 22 (reemplazante heroico de San Marcos) el que sí tuvo resto y sacó todo lo que le tiraron... Y sino fue alguna burrada ajena la que impidió la vulnerabilidad de nuestro arco. Pudo ganarlo y pudo perderlo con muchas más certezas que lo sucedido hace una semana en Brasil. Parece raro que las chances estén intactas aun sin haber ganado en el grupo.

Y de eso se tratarán los próximos pasos. Para que ambos 0-0 tengan el valor que se les da “in situ” es obligatorio vencer a los mismos rivales cuando se planten en el Palacio dentro de cuatro semanas. Matemática pura. De otro modo no habrá clasificación a la vista. Confiemos en los planteos de Apuzzo y avistemos un futuro a pata ancha.

¿Y ahora qué? El clásico, nada menos. Emociones que se mezclan en nuestra sangre. La espera se volvió un tic tac palpitante que trae todo tipo de recuerdos. Y será allá, en tierras nómades. Con los cojones que hacen falta. Con la casaca sudada. Hay que pedir hidalguía y valoración de lo que se juega. No se acepta un mínimo de excusa. Pasó el tiempo. Que no pese el presión de salir a ganarlo.

*Periodista. Texto publicado en el diario Olé.

Nobleza obliga: nos equivocamos con Giordano



Matías Giordano, en acción. Nos ganó a todos y a las críticas. Aplausos para él...

martes, marzo 10, 2015

Estar a la altura



Universitario de Sucre 0-Huracán 0
Sin jugar bien, priorizando lo defensivo, con más coraje que juego, Huracán rescató un punto de la altura. Y así, continúa invicto y en la lucha. A pesar de ausencias, del fixture apretadísimo, de todo... No es poco.

lunes, marzo 09, 2015

Que sea tu semana, querido Wanchope...



Huracán se juega una semana histórica: mañana martes, en Sucre, ante Universitario, por la Libertadores; el domingo, en el Nuevo Gasómetro, ante San Lorenzo, en el Clásico de Barrio más grande del mundo. Ahí estará nuestro goleador. Ahí estaremos con él. Que sea tu semana, querido Wanchope Abila...

domingo, marzo 08, 2015

Puch, un entusiasmo que nace



Frente a Gimnasia, Puch disputó sus primeros minutos con el Globo de Newbery. Lo demostró: es puro talento y osadía. Es un entusiasmo que nace. Ahora llegará el tiempo de consolidar esa percepción inicial. Nada menos...

sábado, marzo 07, 2015

El gol que le ganó al destino



Lucas Campana, de cabeza, convirtió el gol del empate de Huracán ante Gimnasia, en el Palacio Ducó. Fue su primer partido en Primera. Dos años después de que un accidente de autos casi lo quita del mundo...

viernes, marzo 06, 2015

Un punto y todo lo que viene...


Huracán 1-Gimnasia La Plata 1
Pasaron 18 partidos del infierno de aquel primer día de noviembre del año pasado, aquel de la derrota por goleada frente a Sportivo Belgrano de San Francisco, el de la suspensión, el del escándalo, el del último puesto en el Nacional. Lo de ahora parece una mentira bien contada por abuelos. O realismo mágico: Huracán, con suplentes, se le anima a un Gimnasia que tantas molestias le ocasionó en tiempos recientes (sirven dos datos del estigma del Lobo: Huracán no lo vence en el Bosque desde la campaña 85/86 y le ganó apenas tres encuentros de los últimos 16 en el Palacio Ducó). Al cabo, fue un 1-1 en el que el Globo de Newbery estuvo más cerca de la victoria, sobre todo en ese segundo tiempo en el que se olvidó de que estaba ofreciendo un equipo muletto

No fueron casualidad los aplausos al final del partido. No por el empate, sino por el contexto y por las circunstancias. Huracán se juega una semana relevante: el martes, en los 2.750 metros de Sucre, disputará un partido clave ante Universitario, por la Libertadores; el domingo, afrontará tras cuatro años El Clásico de Barrio más grande del mundo, ante San Lorenzo. Y esa despedida mucho se pareció al deseo de ofrecer un impulso.
El partido dejó otra impresión: Gimnasia está roto. Quizá continúa padeciendo las consecuencias de la derrota en el duelo platense ante Estudiantes. En cualquier caso, su juego es lo que preocupa. Se puso en ventaja en su primera llegada (definición de Antonio Medina tras un buscapié de Lucas Licht) y creyó que con eso le alcanzaba para llevarse tres puntos. Luego, hasta la expulsión de Nicolás Bruna, fue un conjunto de voluntades a la deriva. Sin ideas para atacar y con dificultades para defender.

Huracán, en cambio, más allá de las dificultades que genera afrontar un partido con suplentes (sólo estuvo presente Federico Mancinelli de los frecuentes titulares) siempre intentó ir tras los pasos de la victoria. Sobre todo en ese segundo tiempo en el que llegó a acorralar a Gimnasia. En el que empató -corner, cabezazo del debutante Lucas Campana y error grosero del arquero Nicolás Navarro- y en el que siguió buscando, al comando de un impecable Iván Moreno y Fabianesi. Le faltó lo mismo que en varios partidos recientes: contundencia y oportunismo. Quedó claro: con precisión en el área ajena, lo ganaba. De todos modos es cierta la impresión: no está mal lo de Huracán para un equipo que se está reconstruyendo con sus propios escombros.

Texto publicado por el Fundador del Blog, en Clarín.

De Bagdad a Punta Cana

Apuzzo, de Superman, en una producción del diario Olé.

Néstor Apuzzo sale del vestuario local del Ducó vestido con pescadores. No hace falta mirar su indumentaria de este rato ni su jogging al costado del banco de suplentes para comprobarlo: se trata de un tipo sencillo, sin rebusques. De barrio, de bar, de calle, de bohemia bien entendida. Y así se expresa. Tiene esa picardía forjada arriba de taxis que manejó, caminando empedrados, recorriendo La Quemita. Su frase es una realidad que asombra y que le llena su alma quemera: “Llegamos a Bagdad y ahora estamos en Punta Cana”. Se lo cuenta a Clarín con una gesto feliz que describe el escenario: Apuzzo -El Gordo; El Diego de La Quema; El Tano- es el padre de un milagro nacido entre apuros.

-¿Cómo vivís este momento?

-Lo disfruto. Es mi club. Sé que estoy en un equipo grande, pero tengo que tener los pies sobre la tierra. Ahora, después de todo lo que vivimos es cuestión de caminar. Nada de trotar o de correr... Todo despacito. Hay que seguir construyendo así.

-Queda una impresión después de ver a este Huracán de 2015: poco se parece a ese Apuzzo hábil y pachorriento que trataba de llegar a Primera; tiene más que ver con tu apellido italiano..

-Y sí, todos corren, todos meten. Soy un agradecido de este plantel. Tienen una entrega enorme. En el Mineirao dejamos todo, más allá del orden. Parecía que estábamos jugando la final del Mundial de Clubes. Siento sobre todo que hay una comunión muy grande entre el cuerpo técnico y el plantel. Y creo que se advierte...

Lo repite, sin vueltas: “Este es un plantel convencido. Cada día más. No tengo dudas: este es un equipó con mucha mística. Y eso entusiasma a cualquiera. Esa sensación hace todo mucho más fácil”.

-Llegaste justo después del peor día de la historia de Huracán, aquel 0-3 en el Ducó contra Sportivo Belgrano: ¿te acordás aquella primera charla con los jugadores?

-¿Cómo no me voy a acordar?

-¿Y cómo fue?

-Lo primero que les dije es que creía profundamente en ellos. Porque los conocía, porque sé quiénes eran y quiénes son. Lo sabía: además de buenos jugadores, son buena leche. -Pero decían que era un plantel bravo...

-Sí, decían que estaban todos peleados. Y eso era todo mentira. Entonces, les trasladé mi confianza. Y ellos me contestaron ahí adentro.

Apuzzo señala el campo de juego que está del otro lado del alambrado, en pleno Palacio Ducó.

-Decías que llegaron a Bagdad y ahora están en Punta Cana: ¿qué cambió de aquel ayer a hoy?

-Lo principal fue el rendimiento de los jugadores. Y la entrega. Yo estoy orgulloso de ellos. Nosotros aportamos el granito de arena desde afuera. Y después ayudaron los resultados. Cuando empezás a ganar todo se hace más fácil...

Apuzzo, en la antesala del partido contra Gimnasia, luce una sonrisa. Le cuentan que en las redes sociales generó furor vestido de traje. “Exageran. Debe ser por la novedad de que nos vestimos de gala para la Copa...”, dice.

-Se fue Pity Martínez, se lesionaron las otras dos figuras, Espinoza y Marcos Díaz y Huracán sigue ahí, peleando...

-Es que la confianza se contagió. Ahora el que entra juega bien. Y eso es muy importante.

-Hay otro mérito. Dicen: “Apuzzo sabe llevar a los pibes...”

-Yo los conozco desde jardín de infantes, casi. Pero hay algo mucho más importante que eso. El plantel está preparado para llevar la mochila que muchas veces antes les daban a los pibes. Ahora ellos llegan a un plantel armado, que sabe bancarse los momentos complicados.

-Los que lo conocen bien y algunos compañeros dicen que Romero Gamarra vale no menos de diez millones de euros. ¿Quién es Romero Gamarra?

-Es un jugadorazo que está viviendo un momento único. Pero hay que llevarlo de a poco, como a este Huracán. Su crecimiento tiene que ser de a poco. No hay que correrlo. Tenemos que caminar con él. Todos.

Entrevista publicada por el Fundador del Blog, en Clarín.

Tiempos de pragmatismo

Abila, contra Cruzeiro, en Brasil, pura lucha.

Por Miguel Bertolotto*
En 1973, Huracán era una fiesta todos los domingos. Aquel ballet -decir equipo es ser demasiado mezquino en la definición- diseñado por César Luis Menotti no sólo resultó uno de los campeones más recordados de la historia sino que, antes que nada, fue una síntesis magistral para entender -ayer, hoy y siempre- de qué se trata el juego del fútbol. Si hay delanteras emblemáticas que se recitan de memoria, como la de La Máquina de River, con los ilustres Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau; o la del Independiente de los 50, con Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz; aquella de Huracán también ingresa en esa distinguida y reducida galería. Decir Houseman, Brindisi, Avallay, Babington y Larrosa, es un sinónimo fiel de fútbol en su máxima expresión.

Ese tiempo fue el más glorioso de todos los que vivió Huracán en el profesionalismo. A nadie, ni al más desesperanzado de sus hinchas, se le podía pasar por la mente las penurias -deportivas e institucionales- que el club iba a sufrir después. Hoy, de vuelta en Primera, otra vez en la Copa Libertadores, la pilcha de Huracán cambió de manera radical, como también cambió el fútbol (para mal). Ya no existen la galera y el bastón de hace 42 años; ahora es época de overol, de arremangarse, de arreglarse con lo que hay. De abrevar en el pragmatismo.

Eso hace Néstor Apuzzo, el técnico. No se ajusta a un solo esquema. Utiliza a los intérpretes más lúcidos (Toranzo, Romero Gamarra, el recién llegado Montenegro), intenta jugar por abajo, pero a la vez construye una estructura que prioriza la solidaridad, el despliegue, la garra, el orden, el escalonamiento para defender. Analiza a los rivales y se para de acuerdo a lo que proponga el otro. Conoce las limitaciones, sabe que no puede tirar manteca al techo, no pierde de vista su norte. Por eso, tres días atrás, dejó un solo atacante (Abila) en la inmensidad del Mineirao, resistió las confusas embestidas del Cruzeiro con una completa batería de recaudos y se llevó, al cabo, un digno empate. Es el Huracán de hoy. Sin fulgores, pero con la frente alta.

*Periodista de Clarín.

miércoles, marzo 04, 2015

Siempre



Huracán y su gente. El apoyo de siempre. En la actual temporada o en cualquier momento. Retrato de la militancia más allá de éxito.

Para que escuche América...



Los hinchas de Huracán, en el Mineirao. Pasión para exportación.

Metiendo tapas...

Huracán, en la tapa de Olé, tras el empate ante Cruzeiro. Para que América sepa de qué se trata ese Globo inmenso.

Más:
Los hinchas de Huracán, copando las calles de Belo Horizonte. También en Olé.

Aplausos para Giordano


El arco encontró un Plan B. El alguna vez cuestionado Matías Giordano dio muestras de personalidad, de sobriedad y de destreza. A la espera de San Marcos Díaz, aplausos para su valioso suplente.

Vismara, León de Patricios


Vismara, figura colosal en la Copa Libertadores. Cruzeiro descubrió que Huracán tiene un León en su mediocampo.

martes, marzo 03, 2015

El cero que suma

Pelea Torassa por la pelota, como toda la noche de Belo Horizonte.

Cruzeiro 0-Huracán 0
El Mineirao no fue un fantasma feroz para Huracán. Cruzeiro -el mejor equipo de Brasil- no pudo contra el Globo de Newbery. Tras un partido arduo, bravo, con más lucha que encantos, empataron sin goles en la segunda fecha del Grupo 3 de la Libertadores. Al cabo, los silbidos de buena parte del estadio fueron un síntoma: los provocó el equipo de Apuzzo.

No era una cita más para Huracán. Se trataba de un reencuentro con su deseo de volver a ser, de estar ahí, en los grandes escenarios. El Mineirao, el traje para viajar, las Doce Estrellas en la camiseta paseando por América, el bicampeón de Brasil enfrente. Había que estar a la altura de eso. A pesar de todo (lesiones de futbolistas fundamentales como el arquero Marcos Díaz o como el Supersónico Espinoza) y de todos (un ambiente incómodo en territorio de la Pentacampeones).

El primer tiempo ofreció un partido previsible en términos de búsquedas. Con un Cruzeiro dueño de la pelota y con un Huracán pensado para defender en pocos metros y para apostar al contraataque. Así, sin embargo, el encuentro -salvo un par de notables tapadas del arquero Giordano- no mostró grandes situaciones de peligro. A los de Parque de los Patricios les costó mantener la pelota en su poder. Porque Torassa estuvo impreciso; porque Toranzo no fue el Pato crack inolvidable de aquel estreno en Lima; porque Romero Gamarra no pudo ser el mágico Kaku de tantas tardes en La Quemita. En síntesis, los recursos de Huracán quedaron limitadísimos. O algún pelotazo a Abila o la aventura de alguna pelota detenida que el Azulao jamás concedió cerca del área.

En ese tramo, Cruzeiro fue más sugerencia que ejecución. Le costó llegar, incluso a pesar de que Huracán se paró demasiado cerca del arco de Giordano. Salvo un par de apariciones del siempre intenso Damiao jamás logró desnivelar a ese Huracán que ofrecía a diez futbolistas detrás de la línea de la pelota. Queda una impresión: este Huracán de 2015 le rinde más homenaje al apellido italiano de su entrenador Apuzzo que a los postulados de su historia asociada a ese juego que alguna vez se llamó La Nuestra. No es un juicio de valor. Se trata de una descripción de estos días de austeridad.

No cambió demasiado el segundo tiempo en cuanto a las actitudes. Huracán siguió pensando el partido en función de cobijar el cero en su arco. Cruzeiro siguió yendo tras los pasos del gol que le diera la victoria. Pero le costó mucho al equipo local desequilibrar. De hecho, lo mejor que ofreció el campeón de Brasil en términos ofensivos estuvo vinculado con ese último tramo del encuentro en el que Huracán retrocedió demasiado. Y se paró peligrosamente cerca de su propio arquero. En ese lapso, Damiao generó la más clara, con una estupenda definición desde afuera del área que pegó en el ángulo superior izquierdo. Sin embargo, Huracán terminó aguantando. Y celebrando un punto que, claro, suma y mucho. En la tabla del Grupo 3. Y en el ánimo, sobre todo...

lunes, marzo 02, 2015

Huracán, de gala


Detrás de los jugadores que lucen de impecable traje hay una vitrina con copas que no ganaron, las de las Doce Estrellas que suelen exhibir en sus camisetas. Ellos, los vencedores de la Copa Argentina, sonríen, se miran, se sienten a gusto. La ropa de alta etiqueta de Daniel Casalnovo les sienta bien. La escena sucede en el hall central de la platea Jorge Newbery, la de la Avenida Alcorta. Se trata de una producción fotográfica previa al viaje a Belo Horizonte, donde el martes Huracán enfrentará a Cruzeiro.

"La idea es jerarquizar la imagen de Huracán. Este es apenas un camino", le cuentan a Clarín desde la sede de la Avenida Caseros. Luce elegante Huracán. Eso quiere ofrecer como imagen. Incluso más allá de resultados felices recientes.

El plantel, así vestido, viaja a Brasil para afrontar un encuentro relevante: en el Mineirao, ante el bicampeón del Brasileirao, afrontará la segunda fecha del Grupo 3. Todo está muy parejo: los dos encuentros de la jornada inaugural finalizaron en empate.

domingo, marzo 01, 2015

El verdugo clásico


El Viejo Clásico de los años 20, aquella gran cita del fútbol del Río de la Plata, en la tapa de Clarín, ya en 1976. Días en los que Huracán jugaba como campeón (fue segundo en el Metro y semifinalista en el Nacional). Y en lo que se encontró con el mismo verdugo: Boca, que en la temporada sumó diez puntos menos que el Globo de Newbery, pero se llevó los dos títulos.