jueves, julio 30, 2009

Para todos, chapeau...

Video de homenaje al Huracán subcampeón del Clausura.

Ya pasó el despojo de Liniers. Duele todavía ese 5 de julio sin vuelta olímpica. Lastima recordar la herejía de Joaquín Larrivey, el bochornoso arbitraje de Gabriel Brazenas y el gol de Maximiliano Moralez, cuando quedaban apenas siete minutos para la sexta estrella. Pero hay que levantarse, recordar el camino que condujo a esa instancia, las circunstancias. Y hay que sacarse el sombrero por cada uno de los que estuvo ahí, luchándola desde adentro. Desde Angel Cappa y Mario Bolatti hasta los pibes que recién aparecen. También desde acá, todas las gracias...

Post publicado desde Mar de las Pampas.

miércoles, julio 29, 2009

En el camino


Ahí, al costado de la Ruta 2 a la altura de Chascomús, estaba el cartel. Se cruzó así, de la nada, en el camino. "Gracias Huracán / por tanto fútbol". Un tributo a este Huracán de 2009. Un homenaje a Los Angeles de Cappa, el Campeón sin Corona.

Actualidad:
Se cayó lo de Pacheco, en Olé.

Post publicado desde Mar de las Pampas.

domingo, julio 26, 2009

Trecarichi, talento en marcha



Lucas Trecarichi, 18 años, mediocampista ofensivo o delantero, de Beccar. Jugaba en las inferiores de River y se fue a España a probar suerte hace cinco temporadas. Apareció como promesa en el Leganés y lo contrató el Sevilla, para jugar en el equipo filial. El equipo andaluz se adelantó al interés del Arsenal inglés. Trecarichi ya participó del seleccionado Sub 17 de Argentina, convocado por Miguel Tojo. Es hábil, con potencial de crack y, sobre todo, tiene muchas ganas de mostrarse, de jugar. Llegará al Ducó para el Apertura 2009 por gestión de Angel Cappa. Una promesa de talento.

Post publicado desde Mar de las Pampas.

sábado, julio 25, 2009

El otro Huracán de Cappa

La impresionante goleada ante Unión de Villa Krause, en San Juan, por 9-2, retratada por el diario Clarín. Fue el máximo triunfo en los nueve años del equipo en el Ascenso.

En 1986, frente a Deportivo Italiano (en la definición por penales, en la cancha de Vélez), Huracán descendió por primera vez en su historia. Después de 72 años en Primera (había conseguido el ascenso en 1913, en tiempos del amateurismo), el club de Parque de los Patricios tuvo que jugar en la segunda división, que entonces se llamaba Nacional B. Para tratar de conseguir el ascenso inmediato, el club contrató a un entrenador con ideas afines a las de César Menotti, quien 13 años antes había llevado a Huracán su quinto título de Liga, el primero en el profesionalismo. Se llamaba Angel Cappa. Y, como ahora, usaba el mismo bigote prolijo y vivía los partidos con idéntica intensidad. Y según él mismo cuenta, en aquellos días, le faltaba calma, tranquilidad. El primer partido del ciclo Cappa se disputó el 20 de julio de 1986 frente a Central Norte, en Salta. Ese día, Huracán igualó sin goles. Y formó con: Gay; Gentile, Giovanoli, Alves, Torino; Rinaldi, Birriel, Messina; Carrizo, Torres y José Luis Delgado. En el segundo tiempo, el técnico hizo ingresar al delantero Marcelo Barticiotto por Rinaldi. De ese modo, hizo debutar a quien luego sería uno de los máximos ídolos del Colo Colo, de Chile, a finales de los 80 y principios de los 90.
Con Cappa de entrenador, Huracán jugó muy buenos partidos, pero tuvo un recorrido traumático fuera del Ducó (de los 15 encuentros que disputó, se impuso apenas en tres). Y eso lo complicó en su pretensión de ascender. Sin embargo, al momento en que el técnico se fue, el equipo mantenía posibilidades claras de regresar a la A: estaba cuarto, a tres puntos de Deportivo Armenio y a dos de Deportivo Maipú de Mendoza y de Colón, cuando restaban 13 fechas. Un detalle que tiene que ver con uno de los rasgos del equipo: con 52 tantos era el más goleador.
La campaña del Señor Tiki Tiki duró 29 encuentros: 14 victorias, 9 empates y 6 derrotas. Y en ese lapso hubo una goleada con historia: por la fecha 12, en San Juan, venció 9-2 a Unión de Villa Krause. Esa es aún hoy la más amplia victoria de Huracán en sus nueve temporadas en el Ascenso. Y sólo otras dos veces en su centenaria historia convirtió tantos o más goles: 10-0 a Comercio, en 1914; y 9-0 a Colón en 1970. Otra curiosidad de esa goleada: José Raúl Iglesias, quien fue el máximo anotador del campeonato con 36 goles, apenas convirtió uno ese día.
El último partido de Cappa en su primer ciclo en Huracán fue ante Chacarita, en Parque de los Patricios. Aquel 24 de enero de 1987, igualó 1-1 en un encuentro polémico (hubo dos expulsados y quejas de los dos lados por el arbitraje de Jorge Vigliano). El gol lo convirtió Alves y para los visitantes igualó Lugo. Tras la partida de Cappa, asumió Carlos Leone, quien había sido un destacado mediocampista en los 70 (fue campeón en 1973 y subcampeón en 1975 y 1976). Con él, Huracán ganó seis encuentros, empató uno y perdió cuatro. En la última fecha, cayó 4-1 frente al ya campeón de la temporada, Deportivo Armenio, que quedó lejos, a ocho puntos. Y se quedó afuera de la Liguilla Pre Libertadores (a la que accedieron los tres primeros: el ganador del título, Banfield y Belgrano) por diferencia de goles. Pero eso, claro, ya no era responsabilidad de Cappa...

La tabla de posiciones al momento en el que Angel Cappa dio por finalizado su primer ciclo en el club. Huracán estaba muy cerca de la punta, en el primer Nacional B de la historia.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarin.com.

jueves, julio 23, 2009

La Selección: Bolatti + 10


Mario Bolatti, el mejor jugador del Clausura para los principales diarios nacionales, será convocado por Diego Maradona para el amistoso de la Selección frente a Rusia, el 12 de agosto en Moscú. Es el segundo futbolista en el año en ser incluido en el equipo nacional (el anterior había sido Matías Defederico, ante Panamá). Sucede una certeza: a Super Mario se le comienzan a abrir las puertas de Sudáfrica 2010, mientras sigue dando cátedra de centrojás bajo el cielo del Ducó..

Más:
Otros detalles, en Olé.

martes, julio 21, 2009

Un Messi para el Ducó



Angel Cappa se sumará a las prácticas cerca del fin de semana. Y llegará a Parque Patricios con una novedad: la posibilidad de sumar un refuerzo relevante en breve. Se trata de Germán Pacheco, un mediocampista ofensivo o delantero del Atlético de Madrid, con una historia particular, muy propia de este tiempo de contrataciones precoces.
Hace tres años jugaba en las inferiores de Vélez. Y se fue del club y del país por la patria potestad. Ahora, a los 18 años, es una de las joyas de la cantera del Aleti. Jugó en el seleccionado Sub 21 argentino y viene sumando antecedentes positivos que lo llevaron a dos comparaciones de los medios españoles: El Messi del Atlético y El próximo Agüero. En la última temporada fue el goleador del Atlético B y le marcó seis goles en dos clásicos al Real Madrid. No sólo eso: el sábado, en su primer amistoso con el plantel superior del club, marcó un gol contra Colmenar.
Cappa es quien gestiona la llegada de Pacheco. Fue el entrenador de Huracán quien dialogó con su amigo José María Amorrortu, director de la cantera del club español. Y recibió el visto bueno. También habló con el futbolista y con su padre. Sólo falta la aprobación de Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club. El jugador llegaría a préstamo hasta diciembre. "Si se confirma, sería una gran oportunidad para que Pacheco madurase", señalan los periodistas Juan Castro y Nacho Silván, en el diario Marca.
También trascendió que Cappa había tratado de conseguir el préstamo de Víctor Merchan, un juvenil español del Real Madrid. Pero por ahora no prosperó.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.

El camino de la revancha


Este es el fixture de Huracán en el Apertura 2009. El debut será contra Lanús, en el Ducó. En la sexta fecha, volveremos al escenario del despojo: ante Vélez, en Liniers. El clásico contra San Lorenzo se jugará en la 15. Y ante Boca, en la penúltima.

1ra: Huracán - Lanús
2da: Newell's - Huracán
3ra: Huracán - Atl. Tucumán
4ta: Godoy Cruz - Huracán
5ta: Huracán - Estudiantes
6ta: Vélez - Huracán
7ma: Huracán - Racing
8va: Tigre - Huracán
9na: Huracán - River
10ma: Chacarita - Huracán
11ra: Huracán - Central
12da: Colón - Huracán
13ra: Huracán - Arsenal
14ta: Gimnasia La Plata - Huracán
15ta: Huracán - San Lorenzo
16ta: Independiente - Huracán
17ma: Huracán - Banfield
18va: Huracán - Boca
19na. Argentinos - Huracán

Más:
Otros detalles, en Clarin.com

lunes, julio 20, 2009

Di Stéfano, corazón quemero



Alfredo Di Stéfano camina por las calles de Madrid con una certeza que no le cambia la vida: el club más exitoso de la historia, el Real Madrid, lo tiene como presidente honorario y como máximo referente de su gloria. Sucede también ahora, cuando los millones de Florentino Pérez, otra vez presidente de la institución, permiten armar un equipo estelar, con Kaká y Cristiano Ronaldo como caras del pretendido éxito. Pero el inmenso Don Alfredo, capaz de todos los títulos, jamás olvida los caminos que lo llevaron al pedestal. Y le entusiasma más hablar de aquellos días en los que el euro no existía y él tenía un bigotito a lo Errol Flynn. En diciembre del año pasado, recibió el Premio Leyenda, otorgado por el diario Marca. Entonces, el periodista Tomás Campos, español e hincha de Huracán, le entregó el número especial de El Gráfico sobre el Centenario del club de Parque de los Patricios. Di Stéfano se encontró allí, en aquella juventud de 1946, con el Globo de Newbery en el pecho, en una foto que ocupaba una página entera. Se emocionó en silencio. Y mientras esperaba el comienzo del acto en el hotel Ritz de Madrid, hizo lo que haría un joven entusiasmado: le fue a mostrar a sus amigos Paco Gento y Amancio Amaro Varela aquella imagen de los tiempos de Huracán. Fue como un reencuentro. Poco después, desde las páginas del diario Marca, mandó suertes desde España para el Huracán de Angel Cappa, en la antesala del partido decisivo del Clausura. Se amargó por la derrota ante Vélez. Y ahora, cuentan, colabora para que un juvenil de la cantera del Real juegue en el Ducó. Como si fuera un quemero más. Como si hubiera vuelto a gritar alguno de sus 10 goles allí.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.

sábado, julio 18, 2009

De orgullo y de razones


Lo admito. Cuando conocí a Sebas en el año 2000 no había oído hablar de Huracán. Es justo precisar que no sabía casi nada del fútbol argentino. Casi diez años después, tengo amigos de todos los colores. Huelga decir que abundan los bosteros, los académicos y los millonarios, pero también conozco a porteños a los que se les iluminan los ojos hablando de Chicago o Ferro. Y no faltan los cuervos, porque que abracen una religión equivocada no les convierte en malas personas...
Pero yo lo tengo claro, yo, hablando de fútbol argentino, soy del Globo. Y no por imposición familiar -mis primos del otro lado del charco son de Gimnasia o River- o por ese mimetismo sentimentaloide que te lleva a apoyar al cuadro de un amigo cercano. Recuerdo el día que me hice del Globo. Hacía pocas horas que estábamos en Buenos Aires y Sebas nos llevó a Jaime y a mí a presenciar in situ un duelo de la B entre Huracán y Racing de Córdoba. Dios mío, el Tomás Adolfo Ducó se caía a trozos, pero conservaba ese aire aristocrático que le confiere su particularísima arquitectura. Por algo es Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires.
Ganamos 4-1 bajo una lluvia incesante que me caló hasta el alma, pero no paramos de cantar toda la tarde. Fue en ese instante cuando decidí sumarme a esa marea de valientes que libraban una batalla sin cuartel contra un destino poco promisorio. ¡Cuántas veces he escuchado luego ese latiguillo tan manido que asegura que Huracán no existe! ¡Qué equivocados están! ¿Acaso el Huracán de Menotti no es leyenda y gloria eterna del fútbol argentino? ¿Acaso no ganamos cuatro títulos cuando otros equipos aún no sabían ni que la pelota era redonda? ¿Acaso el primer pichichi mundialista, Guillermo Stábile, no era un quemero de bandera? ¿Y Masantonio dónde dictaba cátedra para pavor de los porteros rivales? En fin, que digan lo que quieran.
Luego vi al Globo en su exilio de la Diego Armando Maradona, la cancha de Argentinos Juniors, cuando adecentaban el Ducó y hace apenas dos meses pudo volver a casa para deleitarme con las nuevas joyas de Huracán frente a Godoy Cruz. A una casa que lucía tan bonita y radiante como el primer día merced al gran trabajo y la gestión impecable de Carlos Babington.
Mientras, me contentaba con seguir al Globo desde la distancia, aunque la tarea no era fácil. Eso sí, pude desearle suerte a Ángel Cappa cuando aceptó la oferta quemera y contar a quien quisiera escucharme que yo sí creía en la resurrección del club de Parque Patricios, aunque la lógica dictaba lo contrario.
Y tuve la inmensa fortuna de charlar un par de veces con Alfredo di Stéfano sobre su efímero pero sentido paso por Huracán en 1946. La saeta rubia me contó unas cuantas anécdotas de su etapa quemera y agradeció como si fuera un tesoro el especial de El Gráfico sobre el centenario de Huracán que le regalé el día que el Rey Don Juan Carlos y Rafa Nadal recibieron el Marca Leyenda, el pasado 15 de diciembre. A Don Alfredo le encantó una foto a página completa en la que lucía un gracioso bigote y la camiseta del Globito. Tanto, que la quiso compartir con Gento y Amancio mientras esperaban el comienzo del acto en unos elegantes sillones del Hotel Ritz de Madrid.
Y cuando nadie lo esperaba, llegó Cappa, contó un hermoso cuento a un aguerrido grupo de jugadores sobrados de fe y talento y se pusieron el mundo por montera. Y el Globo iba a dar la vuelta 36 años después. Y la iba a dar a lo grande, respetando ese ADN que le empuja a abrazar el buen fútbol en un mundo donde priman los resultados.
Y por eso iba a ser doblemente feliz. Pero un árbitro cegato nos hurtó el Clasura y la pena fue inconmensurable. Y pensé en las lágrimas de mis amigos. En la amargura comiendo las entrañas de Sebastián Ceccarini, Sebastián Colonnese, Marcelo Babington y Leandro.
Han pasado 24 horas y sigo sin entender que un trencilla profesional no vea esa patada, pero no he hecho más que reafirmarme en mi fe quemera, porque el cielo, más allá de los títulos, está en compartir una ilusión aunque uno esté a 10.000 kilómetros de distancia.
Felicidades a don Ángel Cappa. Gracias por devolvernos la ilusión. El título hubiera sido un hermoso colofón, pero el orgullo recuperado es su mayor legado.

Texto publicado por el periodista Tomás Campos en el diario Marca, de España.

viernes, julio 17, 2009

Cappa, Don Alfredo y los refuerzos


Angel Cappa está tratando de construir la segunda parte del milagro. Después de llevar al equipo de menor presupuesto de Primera a ser el subcampeón del Torneo Clausura 2009, quiere más. El lunes, en La Quemita, comenzará la preparación para el Torneo Apertura 2009. Pero ahora el técnico está en España tras los pasos del refuerzo sorpresa. Ya habló con Alfredo di Stéfano, amigo y presidente honorario de Real Madrid, y con Jorge Valdano, director general del gigante español. Está tratando de convencerlos de sumar a un juvenil al club de Parque de los Patricios. Mientras tanto, en Buenos Aires, se encuentra su ayudante de campo Francisco Russo gestionando con los dirigentes un aspecto relevente: el mantenimiento de la base. Y los puestos para reforzar el plantel son los de un defensor, un volante ofensivo y un delantero.
El presidente Carlos Babington ya anunció que Mario Bolatti (el mejor jugador del último torneo de acuerdo con los puntajes de Clarín) continuará en el club por un año, más allá de que el mediocampista aún escucha ofertas del exterior (Lazio manifestó su interés). La situación de Bolatti es un aspecto clave: Cappa lo considera fundamental en su esquema.
Ya no estará el lateral izquierdo Carlos Arano. La continuidad del defensor Carlos Araujo depende de lo que suceda con Hugo Ibarra en Boca. Acontece que es el principal candidato de Alfio Basile como sustituto.
Y ya fue transferido Javier Pastore a Palermo. Sin embargo, en la sede de la avenida Caseros sueñan con la providencia del azar: si el club italiano excede el cupo de extranjeros, el volante cordobés podría seguir en Huracán hasta diciembre.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.

Actualidad:
Federico Laurito, ¿el primer refuerzo? En el sitio de TyC Sports.

miércoles, julio 15, 2009

La protesta formal: ¿y ahora?


El presidente de Huracán, Carlos Babington, hizo ayer una presentación ante la AFA detallando distintas irregularidades sucedidas el 5 de julio, en Liniers. Desde la gente dentro del campo de juego y el pedido del 225 de Waldo Ponce (por una lesión que el mismo jugador desestimó ante medios chilenos) hasta los innumerables errores de Gabriel Brazenas. Sin embargo, Babington aclaró: "Hemos presentado una protesta formal por el partido con Vélez. Simplemente marcamos todas las anormalidades que se presentaron. Lo importante es dejar un antecedente válido para que no pase nunca más". ¿Y ahora?

Texto publicado en Clarín.

Más:
La encuesta de Infobae sobre si debe jugarse de nuevo: ACA.
Otros detalles, en Olé.
El caso del partido que Grondona votó para que se jugara de nuevo, en la página oficial de la FIFA.

lunes, julio 13, 2009

Venga ese aplauso...


Huracán fue un legado de enseñanzas en el Clausura. Mostró un gran juego, puso arriba de la mesa el tiki tiki, demostró que importa el cómo para llegar al por qué. Para la generación resultadista, la nacida en los 90, lo que vale es la chapa final y... Es verdad: el Globo perdió en Liniers -hay que ver la manera y el arbitraje-, se quedó sin título, todo lo que se leerá en los libros (fríos). Pero el plantel se ha mostrado diferente adentro y afuera de la cancha, con eventos sociales (visita a la ESMA, al hospital Garraham, a los barrios marginales), con gestos para sus propios hinchas. Y su gente no fue menos: aplaudió los últimos diez minutos de juego, con el partido 0-1, estando a un gol del título, mostrando gratitud para un grupo de futbolistas que pusieron al club otra vez en su lugar histórico, peleando cosas importantes y no descensos. Y por eso, el emocionante canto final, en medio de la fiesta de Vélez, dejando en claro que la historia no sólo la escriben los que ganan: "Que se queden todos, no se vaya, ni uno solo".
La gratitud no se compra ni es usual. Huracán continuará siendo el equipo del pueblo y, seguramente, el team recordado dentro de cinco años. Por eso, el sentido de pertenencia de los futbolistas y de su entrenador, en consecuencia al hit de la gente. "Hay que volverlo a intentar el año que viene", dijo Cappa, en medio de escupitajos de maleducados disfrazados de hinchas de Vélez. "Ojalá que siga la misma base porque este grupo intentará seguir la línea de juego del club y pelear por cosas importantes", repetía Toranzo, en medio de cargadas ajenas. Y cerró la fila Bolatti, el mejor jugador del campeonato, abriendo una esperanza de que su estadía en Parque Patricios no se termine tan rápido: "Quiero revancha de esto que me pasó y ojalá que sea pronto".
Mientras ellos hablaban, la gente deambulaba las calles de Liniers entre lágrimas, con imágenes conmovedoras como la hija del Turco Mohamed (estuvo en la platea/popular del Globo) llorando desconsolada (sentada en el piso), con su mamá tratando de encontrarle un consuelo. No hubo espacio para insultos ni para suspicacias como sucedió en el 0-4 del 94. Los hinchas, tristes, obvio, porque a nadie le gusta perder (ni a los que defienden la belleza del juego), se fueron orgullosos de los jugadores que enaltecieron sus colores. Ahora llegará el momento en que Babington deberá seguir haciendo los deberes (además de levantar pedidos de quiebra constantes) para cumplirle la palabra a Cappa y no desarmarle la base, aunque ya se sabe que se irán un par de futbolistas (Goltz, el primero de la lista). El milagro Huracán no llegó a campeón, pero se ganó la foto más destacada. Por eso, como dice el telón, venga un aplauso para esta hinchada.

Texto publicado por Hernán Claus, en Olé.

domingo, julio 12, 2009

Estimado señor Brazenas...


Estimado señor Gabriel Brazenas: el motivo de esta carta es para agradecerle públicamente sus desinteresados gestos en favor del futuro de la mayoría de los argentinos. Sin sus dos “errores” arbitrales el domingo pasado en la cancha de Vélez, hoy nuestro país y nuestro fútbol estarían en serios problemas y, me atrevería a decirlo, sumidos en una de las peores anarquías: la de la subversión de los valores y de las jerarquías, que tan necesarios son para el normal desenvolvimiento de las instituciones de nuestra querida Nación.
Por favor, le ruego, haga caso omiso al coro de sirenas que reclaman su cabeza aquí y allá. Usted ha cumplido con su deber: usted les ha enseñado a los argentinos una lección que es preciso que nadie olvide. Ya no es pertinente volver a recordar las dos jugadas –me refiero al gol mal anulado a Huracán y el gol mal convalidado a Vélez– ni remarcar la falta de contradicción de sus fallos –curiosamente en castellano “sentencia” y “error” comparten el mismo sinónimo–, ya todo se ha dicho sobre ese tema.
Tampoco vale la pena remarcar las tintas sobre la buena muchachada del equipo de Vélez que no ha hecho otra cosa que lo que sabía hacer: correr, meter, trabar, jugar con la mayor dignidad que la eficiencia permita y convertirse así en uno de los mejores equipos del campeonato.
A lo que quiero referirme en esta carta es a la impecable, a la valiente –porque toda docencia implica un acto de bizarría–, a la inconmensurable enseñanza que usted ha impartido sin pedir nada a cambio, no sólo a los seguidores de fútbol, sino también a todos aquellos que de una u otra forma se vieron arrastrados por el tsunami de palabras que arrojaron en radios, diarios, revistas, noticieros los periodistas deportivos y de los otros –como el que suscribe esta misiva–.
Le confieso que soy seguidor del género “películas de espadeo” que incluye desde Ben Hur hasta La guerra de las galaxias sin ahorrar en Gladiador, Corazón valiente ni la aparatosa Corazón de dragón. Y una escena del filme Corazón de caballero bien ejemplifica la lección que usted nos ha impartido: en un momento en la justa –cuando la pérfida y engañosa lanza ha derribado de su caballo al plebeyo William Thatcher (interpretado por el ex carilindo y buen actor Heath Ledger)–, el Conde de Adhemar de Anjou se le acerca y desde arriba del caballo le espeta desdeñoso: “¿Qué mundo sería ése en el que un simple paje puede vencer a un noble caballero? Ese mundo no existe ni existirá jamás”.
Es posible que la frase no sea exactamente igual a como yo la transcribo, pero convengamos que las citas siempre hacen justicia poética a las frases originales. Tenía razón el malo de Adhemar: el mundo en el que él vivía y acaso en el que vivamos todos nosotros es éste: en el que un paje nunca puede vencer a un caballero, en el que Goliat siempre gana a David, Jerjes a Leónidas, Esparta siempre vence a Troya, y Roma a Masada.
Estamos en el mundo de Adhemar, claro, en el que los jefes siempre se imponen por la jerarquía antes que por la razón, donde el colectivo tiene prioridad de paso en la calle antes que el Fiat 600, donde billetera mata galán, donde las putas jamás se enamoran de los bohemios, donde los hombres nunca aman tanto como sus mujeres se lo merecen, donde “el bicho chico se enreda en la tela de araña que rompe el bicho grande”. Este es el mundo de Adhemar, en el que “cuando gritas una injusticia, la fuerza te hace callar, como dice el tango”, donde “todo es grupo y todo es falso”, donde “sólo se puede mirar con ojos llorosos y abiertos el desfile de las inclemencias”, donde no hay sargentos Cruz, ni los Jean Valjean. En este barrio, la caballería nunca te salva en el último minuto, debajo de los adoquines no existe la playa, la poesía no es un arma cargada de futuro, besar un sapo sólo te deja el amargo sabor de la baba, las princesas jamás se convierten en dragones y los “dragones no tienen pensado volver” (Nota del autor: hace rato tenía ganas de escribir alguna vez una contratapa y utilizar cuatro veces la palabra “dragón).
Y en este mundo de Adhemar, ¿cómo hubiera sido posible que un equipito de locos egregios que venían de la B pudiera ganarle la final al club que mejor hizo los deberes en las últimas décadas? ¿Por qué le iban a permitir a un hombre como Ángel Cappa –que era elocuente, que era progresista, que creía en el fútbol bonito y lo llevaba a la práctica– que se saliera con la suya? ¿Desde cuándo los poetas pueden campeonar?
Tiene razón Adhemar: “¿Qué mundo sería ése en el que la belleza puede vencer a la eficiencia y al negocio? Ese mundo no existe ni existirá jamás”. ¿O ustedes se imaginan que esos 11 muchachos batiéndose ante la adversidad, de visitantes, en inferioridad de condiciones, podían llevarse por delante al andamiaje futbolero-mercantil?
Por eso, señor Gabriel Brazenas, le agradezco su gesto. Con apenas dos pitazos nos apagó proyector de cine y nos trajo de nuevo a la realidad: no hay Quijotes, no hay Emmas Bovary, no hay Tristanes ni Percevales. Ya que estamos con las frases célebres del cine épico, recuerdo las palabras finales, en Montecristo, de Fernando de Mondego –el malo, claro– quien al ver vencer a Edmundo Dantés –el bueno, obvio– dice: “No soportaría vivir en un mundo en el que tú lo tienes todo y yo no tengo nada” y se bate hasta encontrar la muerte.
Por eso sus dos fallos son un acto de injusticia que ponen las cosas en su lugar: un mundo en el que el Conde de Montecristo vence es un sitio poco previsible para vivir. Con Huracán campeón, ya todo era posible.
Incluso que no siempre ganaran los malos. Sin saberlo, admirado Brazenas, usted tuvo un gesto borgeano. Clausuró la larga noche de la literatura argentina. Porque el fútbol, usted lo sabe, es literatura. En nuestro pobre individualismo –un texto al que siempre vuelvo– Jorge Luis Borges escribe: “El héroe popular (del argentino) es el hombre solo que pelea contra la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado (Segundo Sombra)”. Y sostiene que para los argentinos el mundo es un caos y le reclama al Sargento Cruz por haber gritado que él no consentía que se matara así a un valiente y se pusiera a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.
Usted, señor Brazenas, ha hecho lo contrario: se ha convertido en algo así como el anti Sargento Cruz. Se ha vuelto a poner del lado de la soldadesca y les ha dado su merecido a los muchachitos de Cappa. Gracias a usted, señor Brazenas, el lunes el mundo volvió a ser el mismo.
¿No notó cierta melancolía al otro día en los ojos de los hombres en los cafés, en los subtes, en los colectivos y en las calles? Gracias, señor Brazenas, por devolvernos la tranquilidad y la previsibilidad.
Gracias por conservarnos este mundo de Adhemares y Mondegos. Firmado: Un hombre de bien, como usted

Texto publicado por Hernán Brienza, en el diario Crítica.

Nosotros y los otros



“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.” Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Perdieron por “poquito”. Un par de puntos nomás, y la bronca de saber que una mano negra dio vuelta la cosa cuando la fiesta era casi segura. Un gol mal anulado y el foul no cobrado que terminó en gol. ¿Será posible? Algo parece evidente: no ganaron los otros, ¡lo perdieron ellos! El país habla aún sobre la manera escandalosa en la que les fallaron justo en el peor momento y se pregunta cómo van a hacer ahora para superar la pálida y levantar cabeza. Veremos, dijo Stevie Wonder, puso la primera y aceleró a fondo.
Vélez celebró una noche y protestó amargamente durante el resto de la semana. Jugó mejor que Huracán, fue el equipo más sólido del torneo, conservó su cancha invicta y sin embargo lo que la memoria colectiva rescatará de este partido final será… la sensación de injusticia, los errores del árbitro Brazenas y el estatus de campeón moral –especialidad nativa desde los tiempos de Rattín y el referí alemán– que de manera unánime le fue otorgada al equipo de Cappa. La Argentina perdonavidas adora consagrar a un principista honesto cada tanto, siempre y cuando nada decisivo esté en juego. Una sutil manera de llamar la atención y castigar a los candidatos que se repartirán la torta cuando la cosa venga en serio. Igual es por un rato: en cuanto se canse del juego, ese país lo neutralizará, lo olvidará o lo aplastará sin piedad. ¡Angelito y Pino, un solo corazón!
Los velezanos de corazón se ponen furiosos cuando los demás se burlan de ellos. Los llaman “sociedad de fomento”, dicen que son pocos y sostienen que, por más que se esfuercen en crecer, jamás alcanzarán la grandeza de otros clubes en franca decadencia pero con el ángel intacto. No los ven ganadores aun ganando, y eso que pocos han levantado más trofeos que ellos en los últimos años. Extraño fenómeno en un país tan enamorado de los números y la acumulación.
La verdad, nadie pierde su tiempo discutiendo sus evidentes virtudes. Es más, los periodistas suelen ponerlos de ejemplo, elogian su eficiencia con moderado entusiasmo... y chau, a otra cosa. Hinchas y dirigentes están indignados; creen que no los reconocen como merecen, y es cierto. Los niegan porque no venden a pesar de sus éxitos. Antihéroes, provincianos, más ignorados que envidiados. Grises. Suena fatal, lo sé, pero la mayoría del ambiente futbolero los ve de esa manera.
¿Por qué semejante ninguneo con una institución fantástica que –vuelvo a escribirlo–, de haber sido imitada en su estilo de conducción por el resto de la dirigencia argentina, otra historia se hubiese escrito en estas pampas de crisis y gripe? ¿Qué bicho les ha picado con Vélez? ¿Qué es lo que molesta de esta laboriosa gente?
Sucede que el travieso geist argentino está a años luz de asimilar su prolija planificación. En el país, las políticas de Estado han brillado por su ausencia y nadie cede su cargo –como alguna vez hizo Raúl Gámez–, en nombre de la alternancia en el poder. Nuestros presidentes quieren eternizarse y hacen cualquier cosa para conseguirlo. Vélez tiene esa cosa medio aburrida de los países ordenados; es nuestra Suecia, si me permiten la comparación.
El rival en esta final fue su opuesto perfecto. No tanto por su estilo de juego –el tiki tiki no es tan patrimonio de uno ni carencia del otro– como por su manera de plantarse frente a la vida. Huracán es más la Argentina. Un país entrañable, talentoso, melancólico; lleno de poetas menores que hacen de la súbita inspiración un arte; gente que supo vivir antiguas épocas de esplendor y mantiene intacto ese estilo de aristócrata venido a menos que sufre la inclemencia del nuevo mundo.
Huracán es la cigarra que disfruta y Vélez la hormiga que acumula. ¿Se acuerdan de la fábula de Samaniego? Esa que contaba la historia de la cigarra que cantaba durante el verano mientras la hormiguita trabajaba de sol a sol y después, en el invierno, suplicaba por comida porque ella nada había guardado. La moraleja del maldito Samaniego es clara: a romperse el lomo sin pensar en tonterías como el arte o la diversión, chicos, así después podemos refregarles nuestro éxito a los vagos. Detestable.
La vida no suele ser tan maniquea como en las fábulas, aunque en esta amada república los animales no sólo hablan sino que aparecen en la tele. Sin duda, Huracán es mucho más que un grupito de soñadores inimputables y Vélez no sólo una férrea organización de burócratas del éxito. La gente suele identificarse con el más débil. ¿Y vos, Asch?
“Maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse”, escribió Celaya, lejos de la pelota de Maradona. Pues bien, compatriotas, lo diré: más allá del bien y el mal, pues me quedo con el colgado de Huracán. Hinché por ellos y maldije a Brazenas, lo admito. Ay. Huracán, Racing, la Argentina... Mi pasión y mi condena, que nadie lo dude.

Texto publicado por Hugo Asch, en el diario Perfil.

sábado, julio 11, 2009

El Caballero Andante


Ángel Cappa, auténtico caballero andante, embajador de las mejores cualidades del argentino de ley, volvió (siempre está volviendo, como Pichuco) para dirigir el Globo; un Huracán que hace más de treinta años no conocía la gloria, pero sí los pasillos del sufrimiento; después de no demasiados domingos el rumor se extendió por las veredas, los cafetines y los taxis: Huracán estaba jugando muy bien, volvía el fútbol lindo y estaba ganando partidos.
Huracán se convirtió en una verdadera ilusión, más allá del ámbito balompédico, frente a los contratos millonarios del fútbol europeo, frente a la gripe pandémica, frente a las elecciones diestras, frente a los molinos de viento, este pequeño gran equipo quería revivir sus años gloriosos, aquellos primeros setenta con Menotti y su ballet; para los que lo queremos, era la reválida de la filosofía de Ángel Cappa, hombre de fútbol y de militancia, de tertulia polenta, de bigote finito; la percha y las convicciones de Ángel.
Ésta no sería Argentina con finales felices, es el mundo del revés y lo cantaba clarito María Elena; la historia también tiene lugar para los quijotes, para las penas mexicanas ahogadas en tequila, para los que nadaron el mar y se ahogaron a dos metros de la orilla, para las finales perdidas injustamente, para los tangos tristes. El fútbol no sería lo que es sin su componente lírico y humano, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música no sería lo que es sin su componente lírico, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música es de aquellos que la quieren escuchar y de nadie más, y supongo que el fútbol también.
No recuerdo una tertulia sin Cappa, Angelito le ponía letra y música a la charla, yo nunca le devolví una pelota buena en el truco; una vez se separaron los caminos, pero “no hay olvido cuando existen la amistad y el respeto”; Ángel fue a dirigir, yo me fui de viaje submarino, y después de veinte mil leguas nos estamos escribiendo para prometernos chamuyo del bueno y ningún partido de truco.

Texto publicado por Andrés Calamaro, en el diario Crítica.

viernes, julio 10, 2009

Esas lágrimas, las de todos


Es la historia de Juan, un nene de 6 años que unos meses atrás se enamoró del fútbol. El domingo en el Amalfitani, mientras veía caer granizo y con la manito sobre la cabeza, me comentó: “Tío, tenés razón en eso de que somos de sufrir mucho”. Minutos después, cuando Brazenas pitó el penal, nos quiso levantar la moral a todos: “Van a ver que Monzón ataja el primero de su vida”, sonreía con su paleta a media asta. Casi lo asfixiamos en el abrazo del festejo. Después pasó lo que pasó, no se los voy a contar yo. “Es injusto, muy injusto”, repetía al salir de la cancha. “No importa, será el torneo que viene”, nos dijo después de un rato, mientras todos aguantábamos las lágrimas. Al llegar a la casa se fue a duchar y recién entonces, con su mamá, en el baño, se puso a llorar: “Nos hicieron trampa”, le susurró en el hombro. Después decidió irse a la cama sin comer. Al apagarle la luz lo encontraron abrazado a su foto de Pastore y a su almohada del Globo. Esta es una de las historias pequeñas que provocó el sueño de Huracán. Por esta y otras tantas nos tenemos que sentir campeones. Este es un título que no nos lo puede sacar la mala tarde de ningún árbitro.

Texto escrito por Alejandro Marinelli, periodista y compañero de Redacción en Clarín.

jueves, julio 09, 2009

Un grito contra el despojo

Escena de la Marcha de la Bronca rumbo a la AFA. Hubo más de mil hinchas para protestar por el despojo de Liniers.

A Brazenas y Casas no podemos acusarlos de mala fe, para eso no basta el evidente agradecimiento manifestado por los favorecidos por su impericia, negligencia e inobservancia del reglamento. Sin embargo, podríamos demandarlos por mala praxis. Esta figura legal tuvo su nacimiento en la salud, y las sentencias exigen la reparación patrimonial y la suspensión temporal o definitiva del responsable.
La mala praxis se ha extendido a casi todas las profesiones: abogados, contadores y arquitectos. Quizás llegó la hora de comenzar a demandar a los árbitros ya que "cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos", artículo 902 del Código Civil. Los errores del arbitraje están probados y reconocidos. Casas no solo impidió un gol legítimo, además pudo advertir al árbitro la evidente falta. Estoy convencido que también en el fútbol hay que terminar con la impunidad.

Texto publicado por Néstor Vicente, abogado y ex presidente de Huracán, en Olé.

miércoles, julio 08, 2009

Gratitud y memoria


Afiche del sitio Soy Quemero. El sentimiento colectivo de todos los hinchas: gratitud y memoria para una campaña gloriosa, incluso sin la vuelta olímpica y más allá del dolor del despojo en Liniers.

Un robo, una estafa


Clausura, decimonovena fecha: Vélez 1-Huracán 0, en el Amalfitani. Fue un robo. Una estafa. Un dolor. Como dijo Cappa. Como lo sintió cada Quemero.

El mejor: Gastón Monzón y Mario Bolatti.
El peor: Vacante.

Así estamos:
En el Clausura.
En los promedios.
El fixture.

La marcha, la bronca, la sospecha


Esta tarde, desde las 19, los hinchas de Huracán se juntarán en la sede de la avenida Caseros para marchar rumbo a la AFA, sobre la calle Viamonte. Será una suerte de Marcha de la Bronca, a consecuencia de lo que sucedió en el partido decisivo del Clausura, frente a Vélez, el domingo, en Liniers.
"Fue un robo a la ilusión, una estafa", le dijo el lunes a Clarín Angel Cappa, quien no tiene previsto participar. La sensación de los hinchas, luego de la final del Amalfitani, la reflejó su entrenador: "Vélez no merece que le regalen el campeonato como se lo regalaron. A Brazenas le faltó cabecear un córner". Un detalle sobre Cappa: más allá de que desde España se mencionó la posibilidad de que dirigiera a partir de julio a un equipo de la Liga de las Estrellas, el entrenador ya anunció que continuará en Parque de los Patricios. "Sigo a muerte. Estoy emocionalmente más involucrado incluso ahora que antes de la final", dijo.
Mientras tanto, los dirigentes de Huracán analizan la posibilidad de un reclamo: en el diario chileno Las Últimas Noticias, dos días antes de la final, el defensor Waldo Ponce confesó que estaba en condiciones para enfrentar contra Huracán. "(...) Estoy para jugar. Capaz que si el suspendido no hubiese sido Fabián Cubero, al menos habría ido a la banca". Por Ponce, Vélez pidió el 225. Por eso, jugó Cubero. Ahora, los dirigentes de Huracán buscarán determinar si se le realizaron los estudios correspondientes. "En caso contrario, deberemos reclamar ante la AFA por la mala inclusión de Cubero", le anticipó a Clarín el vicepresidente Norberto Giuliano.

Texto publicado por el autor del Blog en Clarín.

Más:
Otros detalles, en Olé.

martes, julio 07, 2009

La prueba del absurdo



La falta de Joaquín Larrivey a Gastón Monzón. El gol de Maxi Moralez. La prueba de lo que pasó en Liniers. Un error del árbitro Gabriel Brazenas a siete minutos del final lo deja a Huracán sin su Sexta Estrella.

domingo, julio 05, 2009

"Cagones de mierda"



Angel Cappa, su bronca, su intensidad. La indignación de todos.

El dolor y la gloria


Hay otra historia detrás del subcampeonato. Y no es la historia de una derrota. No perdió Huracán, más allá de que no dio la vuelta olímpica. Porque Angel Cappa y Mario Bolatti no merecían ese desenlace sin consagración. No, seguro que ellos no perdieron. Tampoco los pibes, como Javier Pastore y Matías Defederico, que le pusieron su cara a una caída que no fue tal. Porque está claro que perder no siempre es perder.
Y así como el fútbol del mundo recuerda a campeones sin vuelta, como Hungría de 1954, o como Holanda de 1974. Así como el fútbol argentino no olvida a Gimnasia La Plata de 1933, a Banfield de 1951, a Lanús de 1956. O como la historia quemera rememora a La Aplanadora de 1939, a Los Penta de 1976; este Huracán de Angel Cappa ya se había garantizado un lugar en el pedestal más allá del tropiezo ante Vélez, en Liniers.
El técnico lo escuchó desde joven, y lo militó desde entonces: “Hay muchas formas de perder. Usted elija siempre perder jugando, perder de pie”. Y este Huracán cayó de pie. Porque jugó para el aplauso y porque soñó desde lo imposible. Porque se armó para lidiar con el promedio y fue motivo de elogio de propios y de ajenos. Porque permitió lo que casi nadie en la historia reciente de Huracán: que el Globo de Newbery en el pecho fuera un orgullo inflado.
Es cierto, no estará la sexta estrella en la camiseta a partir del Apertura. Pero sí habrá una memoria que lo guardará siempre a este Huracán, a estos Angeles de Cappa, a este Equipo del Pueblo. Porque el recorrido fue un placer y un lujo. Por eso, también la ovación para ellos. Los aplausos, el reconocimiento, las lágrimas compartidas, ese dolor que es militancia y pertenencia. No habrá olvido para esta tarde de Liniers, más allá del golpe. Porque el hincha de Huracán no es hincha del éxito sino de su identidad. Y este equipo hizo algo enorme. Fue generoso como aquellos equipos tetracampeones de la década del ‘20, como Guillermo Stábile y Cesáreo Onzari; fue guapo como Herminio Masantonio; fue futbolísticamente romántico como Emilio Baldonedo y Tucho Méndez; fue lúcido y hasta lujoso como en los días felices de los 70. Resultó, sobre todas las cosas, una reivindicación de aquellos mandamientos que parecían perdidos.
Se deshace la tarde en Liniers, bajo el cielo del Amalfitani. Es un golpe cada paso rumbo a los barrios del Sur. Se entiende cada llanto. El fútbol tiene esa cara ingrata tantas veces. Pero ninguno de ellos, ni el más quejoso ni el menos optimista, tienen un reproche para ofrecer. Y no porque el alma rota se los impida. Simplemente, porque este Huracán fue una excusa para vivir felices por un rato y abrazados a una posibilidad. Y eso, hoy, mañana, siempre, será una razón suficiente para decirles a los protagonistas de este recorrido una palabra de siete letras y un sólo significado: gracias. Sucede que la gloria, a veces, no necesita de vueltas olímpicas.

El precioso recorrido a Liniers



Así llegamos a este Domingo 5 de Julio de 2009. Con un equipo para el aplauso. Con un sueño que creció abrazado a una identidad. Con coraje. Con gritos hasta la disfonía. Con Cappa, ese Angel. Con Mario Bolatti, ese crack para la historia. Con Javier Pastore, ese talento que ya es un auténtico quemero. Con Matías Defederico, ese pibe de La Quemita que es el espejo en el que Huracán debe mirarse. Con todos. Con los que hoy estaremos en el Amalfitani. Con los que irán al Ducó. Con los que lo verán desde las Peñas del Interior. Con los que no están y nos instalaron en el alma esta militancia. Con los que ganaron los cuatro títulos en la década del 20. Con la impronta guapa de Herminio Masantonio. Con Don Alfredo Di Stéfano, que manda suertes desde Madrid. Con los mágicos intérpretes de los 70. Con los que se bancaron los días bravos, los descensos, los golpes. Sí, hoy. Hoy es el día. Estemos juntos, que se escucha más fuerte. Recen, los que crean. Respeten las cábalas, los cabuleros. Soñemos, todos. Los de acá, los de allá, los de todos lados. En un rato nos vemos. La fiesta espera. QUE ASI SEA.

Un milagro tras la gloria


Hubo otra historia antes de este milagro. Hace menos de cinco años Huracán parecía empecinado en desmentir su pasado grande. Como una cachetada a su condición de más campeón de la década del 20, en la temporada 2004/05 vivió días propios de un equipo paradigmático del Ascenso: había descendido por tercera vez a la segunda división hacía dos años, venía de terminar en la mitad de la tabla de la B Nacional e hizo un papelón propio de sus peores días. En mayo de 2005, Huracán recibía a Sarmiento. El equipo visitante viajó sólo con un juego de camisetas blancas. Huracán, entonces, tuvo que cambiar sus colores. Pero no había alternativas. Por eso, la voz del estadio, pidió 10 camisetas rojas entre los hinchas. No hubo caso: no se llegó al número suficiente. Y como en utilería no había nada, se compraron 10 camisetas negras en el local de merchandising, pero sin números. Alguien facilitó cinta adhesiva y así se hizo la indumentaria más artesanal de la historia del club.
Eran días en los que Huracán vendía por necesidad y urgencia. Esa resultaba la consecuencia de más de dos décadas de deficientes administraciones. Se fueron, en su último ciclo de cuatro años en la B Nacional, jugadores de jerarquía a precio de saldo: Alejandro Alonso, Mariano Andújar, Daniel Osvaldo, Joaquín Larrivey, entre otros. Se recibieron pedidos de quiebra como una cuestión cotidiana. Y en el medio, se siguieron sucediendo cachetazos sin olvido como el 1-5 frente a Tiro Federal, en el Ducó.
La llegada de Antonio Mohamed para su segundo ciclo fue un paso. Con él, se les dio espacio a los juveniles y se creyó en la adormecida posibilidad del regreso a la A. La victoria en Mendoza, ante Godoy Cruz, generó un impulso en la gente: los socios se triplicaron. Luego llegó Osvaldo Ardiles y el equipo se consolidó en la A.
Pero faltaba un paso, el salto. Y entonces, desde las sombras de algún olvido torpe, apareció Angel Cappa. Y con él, este milagro. Después de 15 años, Huracán pelea hasta la última fecha, tras los pasos de su sexto título de Liga. Pero no sólo eso: se cotizaron jugadores propios (como Matías Defederico o Gastón Monzón) y se generó otro ambiente en la sede de Caseros. Como si desde el campo de juego, un milagro naciera.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.

Más:
La cobertura del anuncio, en Clarín.

sábado, julio 04, 2009

Crónica de lo evitable


Fue, al cabo, la crónica de un inconveniente evitable. Y la consecuencia resultó la peor: gente expuesta a la posibilidad de contagio de la Gripe A y a la decepción. Ayer, los hinchas de Huracán fueron al Ducó a tratar de comprar las 4.500 localidades ofrecidas por Vélez (3.500 populares y 1.000 plateas) para la final de mañana, en el Amalfitani. Hubo algunos que hicieron colas de hasta quince horas, tras llegar -por ejemplo- desde Trelew, Chivilcoy o Pergamino, y se quedaron sin entradas. Quedó una impresión general e inequívoca: se vendieron menos localidades de las que estaban previstas. Sucede que entre el protocolo y la habitual entrega a la barra la cifra original se redujo.
Y dentro de ese marco, aconteció también una curiosidad sintomática: en los diarios y en Internet, incluso antes de que se habilitaran las ventanillas en Parque de los Patricios, ya se ofrecían ubicaciones en la reventa. Clarín se comunicó con uno de los números publicados en el diario Olé, bajo el título: "Vélez-Huracán / Populares y plateas". Las populares estaban a 120 pesos y las plateas, a 180. Y el lugar de venta era un local sobre la avenida Caseros, a doce cuadras de la sede. Por Internet, y con envío a domicilio, las entradas pueden llegar a costar más del doble que en la reventa barrial.
Muchos de los hinchas de Huracán, disconformes con la situación, se quejaron en la puerta del estadio. La tensión duró más de una hora. Y luego algunos se juntaron y partieron hacia el Amalfitani, donde a esa hora de la mañana aún quedaban plateas, cuyo precio era de 50 pesos. En consecuencia, en Liniers se produjeron algunos breves episodios de violencia, sin grandes consecuencias.
Ayer, en las ventanillas del Amalfitani, mientras los hinchas de Huracán iban a comprar plateas locales, en el vallado se ubicaron algunos hinchas de Vélez para determinar de qué cuadro era cada potencial comprador. El mecanismo era muy novedoso: un test de preguntas históricas. Lo que sigue lo contó uno de esos compradores en el foro de Patria Quemera: "Parece chiste, pero es así. Vayan camuflados y sépanse algunas cosas de estos de Vélez. Porque te preguntan de los títulos, de Bianchi, de Chilavert..."
Según pudo averiguar Clarín, varios hinchas de Huracán concurrirán a un sector reservado para simpatizantes locales, la platea Sur. En la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos (SUBSEF) ya están avisados de la situación. Y prometieron tomar recaudos al respecto.
Esta situación del recorte de espacios para el público visitante no es nueva: desde la Era Macri en Boca que se manifiesta como un fenómeno creciente que fomenta estas situaciones entre incómodas y peligrosas. Lo de ayer fue un nuevo capítulo de lo mismo. "A Huracán le dimos lo que correspondía considerando determinadas medidas de seguridad y los espacios limitados que ahora tenemos en el sector visitante", explicó el presidente de Vélez, Fernando Raffaini.


Se jugará un partido decisivo (el que gana será el campeón del fútbol argentino), con más de 30.000 personas en el estadio y con entradas agotadas. Es una rareza, considerando que la mayoría de las actividades deportivas profesionales y amateurs fueron suspendidas o se desarrollarán con determinadas limitaciones. A consecuencia de las posibilidades de contagio de gripe A en el Amalfitani, las autoridades de Vélez pondrán a disposición del público especiales medidas de seguridad en términos de higiene (sobre todo, en cuanto a la disponibilidad de agua y jabón y alcohol en gel). Según informaron los dirigentes de Vélez, se triplicarán los empleados en servicio dentro del estadio. En cuanto a los barbijos, tras una comunicación del Ministerio de Salud, sólo se recomienda su uso para quienes sufran los síntomas propios de la Gripe A.
Los hinchas de Huracán que no consiguieron entrada para la final mañana tendrán un Plan B. El club resolvió instalar una pantalla gigante en el Ducó para ver el encuentro, que comenzará a las 15.20. Las entradas se vendarán desde el mediodía de mañana y el costo será de 15 pesos. Y las localidades serán para socios y no socios. El operativo de seguridad, que será similar al de cualquier partido oficial, estará a cargo de la comisaría 28. Huracán, en tanto, se hará cargo del personal del club para la organización y de un grupo electrógeno.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.

viernes, julio 03, 2009

Ustedes, nosotros, todos...



Video de Huracán, antes del partido contra Arsenal. Los jugadores, el cuerpo técnico, los hinchas, cada recuerdo, cada historia, todos. Ahora, a Liniers...

Actualidad:
Se agotaron las entradas, en Clarín.com

Clausura, decimonovena fecha: Vélez-Huracán, en el Amalfitani. Domingo desde las 15.20.

Un título para esta pasión

En el Ducó, contra Arsenal. En este Clausura 2009.

En Mar del Plata contra Aldosivi. Una expresión de fe, en 2007.

Locales en La Paternal, durante la temporada 07/08. Otra fiesta.

La matriz del tiki tiki

Angel Cappa y su mensaje. Hoy, en Olé. La matriz del tiki tiki.

Más:
La entrevista, en Olé.

miércoles, julio 01, 2009

Te queremos ver campeón...


Es muy difícil encontrar testigos vivos de los días más gloriosos de Huracán. Ya casi no quedan privilegiados que pudieron observar las cuatro consagraciones en los años 20, que hicieron del Globo de Newbery el club más más campeón de esa década, junto a Boca, su archirrival de entonces. Resulta mucho más sencillo, claro, encontrar a la generación de estos días, a los Sub 36, a los que nacieron después del Equipo de los Sueños de 1973. Sí, ellos, los pibes que se criaron en los días bravos de Huracán, con nueve temporadas en la B en los últimos 23 años, los que conocieron el dolor enorme de tres descensos, a los que les contaron glorias que hasta ahora parecían mentira. Ellos, esos pibes, son los que gritan hasta la disfonía: "Te queremos ver campeón..." En la Alcorta, con algún abuelo que los hizo quemeros para siempre, aunque ahora lo mira desde ese cielo en el que espera una felicidad este domingo. En la Miravé, con algún tío inquebrantable que les puso la pasión en la sangre, les pagó la cuota desde el día del nacimiento y les contó sin inhibiciones que Huracán es grande. En la popular Ringo Bonavena, con ese papá que aún resiste las verdades hostiles de estos días y sueña con que el pibe finalmente crea que Cappa es un Angel capaz de todo, incluso del milagro de una vuelta olímpica.
Lucas Ricardi (29 años), Rodrigo Rocca (18), Ariel Alonso (18), Arturo Gutiérrez (25), Demián Ricardi (24), Juan Manuel Pollio (24), Javier Domínguez (24), Francisco Rodríguez (18), Damián García (19), Melisa Qualanda (18), Martín Santoro (18), Federico Musa (20) y Jorge Prieto (25) son algunos de los exponentes de la generación nacida luego de 1973. Reunidos por Clarín, en un rincón entrañable de Parque de los Patricios, sobre la avenida Colonia, contaron sus historias quemeras, sus promesas, sus locuras, sus ilusiones enormes.
Está el que promete compromiso y hasta casamiento si Huracán se consagra el domingo. Están los amigos que irán a Luján. Está el que donará dinero, el que se tatuará la sexta estrella en el pecho, el que se sacará hasta el último de sus pelos, el que le prometerá a su novia dos años sin ir a la cancha, el que recorrerá el césped del Ducó de arco a arco con sus rodillas. Aparece el que no sabe qué hacer en nombre del festejo. "Lo que sea... Hago lo que sea. Si me tengo que contagiar la gripe, no hay drama. Pero quiero dar la vuelta olímpica. Quiero eso", dice uno y se le suman casi todos los demás.
La mayoría de ellos conoce de postergaciones y de padecimientos. Estuvieron en el 1-5 ante Tiro Federal, en el Ducó, cuando parecía que el cielo se caía a pedazos sobre la cabeza de ellos, hace apenas tres años. Y fueron a San Juan y sufrieron el trauma de otra final sin éxito. Antes ya les habían dolido partidos decisivos y Promociones ante Gimnasia de Jujuy, Instituto y Argentinos. Lloraron.
Y un día gritaron hasta quedarse sin voz en Mar del Plata, ante Aldosivi. Y les pasó lo mismo más tarde, en Mendoza, ante Godoy Cruz, ese día de 2007 en el que volvieron a sentirse de Primera.
Ahora gritan sin miedo: "Que de la mano/de Angel Cappa/todos la vuelta vamos a dar..." Confían como nunca antes. Mucho más que en aquel 1994, cuando el equipo que dirigía Héctor Cúper se quedó en la antesala de la consagración. Ellos nunca lo vieron campeón en la A al Huracán de sus corazones. Ahora, saben que apenas falta un paso. Que el grito esperado merece hasta lo imposible. Se volverán a ver el domingo, en Liniers. O mejor después, en los pretendidos festejos por los barrios del Sur...

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.