domingo, junio 17, 2007
Un desencanto brutal
Desde San Juan
Todavía está entrando la pelota de Luis Tonelotto. La veo, vuela, lenta, parsimoniosa, cruel, lapidaria. Es un dolor que sigue, que no deja dormir. Un dolor que llegó con perversión. Ya estaba. No quedaba nada. Sólo esos exagerados ocho minutos que dio Daniel Giménez. Y todo lo que en ellos sucedió. Que no dan ganas ni de contarlo, ni de recordarlo. Pero la sensación nace de nuevo. Lastima. Pensar que ya estaba listo el festejo y que se deshizo en esos minutos finales y fatales. Sucedió de la peor de las maneras, en el más imposible de los momentos. Justo entonces, cuando la gloria acariciaba a esos hinchas, en la tribuna visitante repleta, ya de Primera. Y como si se tratara de la más ruin de las histerias esa misma gloria se fue con los otros, con los de enfrente, con los que habían jugado poco y mal. Y dejó este desamparo. Estas lágrimas. Este desencanto brutal.
Más:
El desenlace, en Clarín
Las quejas contra Giménez, en Olé
La escena posterior al golpe. Todo Huracán le protesta al árbitro.
Nota del autor: será omitido el comentario habitual en este partido. Sepan disculpar. Se entienden las razones.
Nota del autor II: Quedará para más adelante investigar el entramado Kirchner-Gioja-Mineras y el para nada azaroso ascenso de San Martín de San Juan a la máxima categoría.