jueves, agosto 31, 2023

Retrato de los días oscuros


Por Marcos González Cezer
Cuando con los pibes de la hinchada fuimos a La Plata, a la cancha de Estudiantes, en el barrio nos dijeron que podía haber problemas. Nos contaron que ellos habían planificado una emboscada para robarnos las banderas y los bombos.

Sin embargo, nosotros estábamos confiados porque éramos un montón. Más de cien.
Ese día, además, viajaron con nosotros unos tipos amigos de mi hermano Hugo, que eran de la Juventud Peronista. Eran grandotes y estaban muy serios.

Antes de salir de Parque Patricios, de la puerta de la cancha de Huracán, los más grandes de la hinchada nos llamaron y nos contaron cómo habían planificado entrar a La Plata, dónde íbamos a dejar el camión y, especialmente, cómo se iban a cuidar las banderas y los bombos.
Cuando terminaron, agarré como siempre, como todos los domingos, el bombo más grande, el negro, ese que tenía pintado en rojo un enorme globo en uno de los parches, y con la manguera empecé a tocar.

Yo sabía que ese Huracán-Estudiantes no iba a ser un partido caliente más, y que ni siquiera importaba mucho el resultado.

El clima era otro, más espeso, denso, y se notaba en las caras serias, de los más grandes de la hinchada y de los amigos de mi hermano.

El viaje a La Plata fue tranquilo, pero cuando el camión se estacionó a cinco cuadras de la cancha, rápidamente, los de la Juventud Peronista agarraron las bolsas de las banderas y no dejaron que ninguno de nosotros se acercara.

Hablaron con los pibes grandes de la hinchada y empezamos la caminata al estadio.
Del partido y cómo salió no me acuerdo, pero sí de la pelea que tuvimos con la policía cuando, debajo de una bandera de Huracán, que estaba atada desde lo más alto de la tribuna al alambrado, apareció otra blanca, gigantesca, con letras negras y una sola palabra: Montoneros.

El Lagarto ligó un balazo en la pierna y vi a muchos amigos de mi hermano, esos de la Juventud Peronista, disparando desde las tribunas.

Fue de cowboys.

Hubo tanto lío que hasta salió en los diarios.

Perdí.

Y ahora estoy en un lugar que no sé cómo se llama.

Aquí hay sólo gritos, gemidos.

Estoy en un lugar que no sé cómo se llama.

Si les creo a los que escucho por las noches, el nombre es parecido al de un club.

O algo así. En verdad, no sabría precisarlo.

¿Un club? ¡Qué increíble!

Acá todo es negro. Hay ruidos a chapas y a pisadas en charcos. Hay mucho ruido a metal.

¿El Matador Kempes o el Pulpo Luque habrán empezado a hacer goles? ¿Los que festejan sus goles sabrán qué negro es el negro en este lugar?

Hace unos meses alcancé a ver (fueron sólo segundos) al Matador con los brazos en alto y a un tipo que tenía puesto un sobretodo y que reía mientras levantaba sus pulgares, que eran raros.

Reía como una hiena.

Aquí hay sólo gritos, gemidos.

Cuando las torturas me bloquean y casi no puedo respirar, me refugio en los recuerdos. Así siempre aparecen las imágenes de la hinchada, los cantos y las banderas.
La que más me ayuda es aquella en la que me veo con el bombo negro que tenía pintado en rojo el globito en uno de los parches, con el que me divertía y gastaba fuerzas mientras bailaba en los paraavalanchas de la tribuna.

Mi hermano Hugo tuvo suerte. Sus amigos lo ayudaron a salir a Uruguay. Desde ahí se fue a San Pablo. Tiempo después, viajó a España donde empezó a trabajar con otros exiliados. Ahí planificó el gran golpe de Suiza, en el ’79.

La selección argentina jugó un partido amistoso con Holanda, que la prensa llamó “la gran revancha del Mundial ’78”, que habían ganado los muchachos de Menotti. Volvió a ganar Argentina porque el Pato Fillol, que fue la figura, atajó varios penales en la definición.

Hugo me contó que la tribuna estaba llena de exiliados, de gente que se encontró ahí, sin saber con quién se iba a ver. Que muchos lloraron y se abrazaron al comprobar que tal o cual estaba vivo.
Años después, mi hija preguntó:

–¿Papá, viste aquella bandera en la televisión?

–No. El tío Hugo dijo que acá sólo se vio por un instante. Que después apareció una franja negra que tapó la parte de abajo de las imágenes.

La bandera, al igual que aquella que los amigos de Hugo mostraron en la cancha de Estudiantes, era blanca, con letras negras. Pero en vez de “Montoneros”, decía “Videla asesino, dónde están los desaparecidos”.

Hugo contó que la policía suiza reprimió a los argentinos.

De vez en cuando, sueño con ese lugar en el que sólo había ruido a metal, gritos y gemidos.
Me enteré, cuando vi una foto, de quién era ese tipo que tenía puesto un sobretodo y que reía mientras levantaba sus pulgares, que eran raros, mientras Passarella, el Gran Capitán, levantaba la Copa del Mundo.

Puedo respirar sin ahogarme.

Tengo una esposa y una hija y cada tanto voy a ver a Huracán.

Gané.

Del libro "Pies negros", de Marcos González Cezer. Ediciones Al Arco (2005).


Un agregado, por Tonio, del foro de Patria Quemera:
"Les cuento algo que no figura en el cuento. Yo estuve en la cancha ese día y fue tal como lo cuenta. La bandera se abrió en el codo de la tribuna, cerca de la platea de madera.
Pero hay una omisión importante, trascendente para nosotros: ese dia como consecuencia del enfrentamiento, murió una persona en la platea de madera. Por una bala de las tantas indiscriminadas de la policía, que rebotó en el cordón y fue hacia arriba.
Esa persona era hincha de Huracán, yo lo conocía y algunas veces junto con mi tío y a mi viejo, íbamos con él y el hijo juntos a la cancha.
Por esas casualidades de la vida, supe después que fue a la platea (nosotros estábamos en la popu) para estar más seguro.
Ese quemero se llamaba Oscar Noya, era de Lugano y su nieta escribe en este foro. Le pido me perdone que haya contado esto, pero es poco conocido por nosotros los mismos quemeros, porque los milicos se ocuparon de silenciar todo lo que pasaba. Tiempos bien oscuros.
Aprovecho para recordarlo, ya que era un quemero de ley que dejó en su descendencia la bandera del globo y de lo buen tipo que era".

sábado, agosto 26, 2023

Acá no se rinde nadie...

Copa de la Liga de los Campeones del Mundo, Segunda Fecha: Talleres de Córdoba 2-Huracán 1.

Derrota sobre la hora, de esas que te quitan lo que merecías. Pero ya está. El equipo la peleó de igual a igual ante el subcampeón de la Liga de los Campeones del Mundo, cayó. No jugó bien, pero volvió a ser un rival arduo, intenso, más allá de algunas defecciones individuales.

Pero está claro: la lucha sigue. El Palacio tiene que volver a ser invencible.

Y lo más importante: acá no se rinde NADIE...

martes, agosto 22, 2023

Que siga este Huracán de gladiadores


Copa de la Liga de los Campeones del Mundo, Primera Fecha: Huracán 2-Banfield 0.

En Italia se les llama "graníticos" a esos equipos a los que resulta muy difícil convertirles y que están agazapados para dar el golpe, con paciencia, con astucia, sin conceder nada. 

Y así lo está forjando Diego Martínez a este Huracán de Gladiadores. Un equipo que defiende de manera impecable, que puede tolerar actuaciones flojas del andamiaje ofensivo y que a partir de esa solidez adquirida ya convence. Y por momentos, logra soltarse (como en el segundo tiempo contra Instituto o después del primer gol contra Banfield). Así, el camino parece más llano. Para cualquier objetivo que se adivine en el horizonte.

Ya son cuatro victorias en cuatro partidos, con una clasificación a octavos de final en la Copa Argentina. Seis goles anotados; cuatro vallas invictas. Y la lucha que sigue.

Ahora llega Talleres, una suerte de partido complicadísmo pero sin carácter de final mano a mano con el encuentro ante Banfield y los que seguirán luego antes del clásico: Colón en el Palacio; Independiente en Avellaneda; más Gimnasia y Vélez, también en Parque de los Patricios. 

A esa altura, sabremos dónde estamos parados y hasta dónde podemos llegar. Del modo adquirido en este último tramo todo parece posible. Por eso, que siga este Huracán de los Gladiadores...


jueves, agosto 17, 2023

La pelota oficial: un homenaje a 130 años de fútbol argentino


La pelota oficial de la AFA para la Copa de la Liga de los Campeones del Mundo se llama Argentum 1893. Se trata de un tributo para los 130 años de fútbol oficial de nuestro país, el de Diego y de Lionel, el de Las Tres Estrellas más deseadas. También el de Stábile y de Di Stéfano; el de René y de nosotros, los hinchas. 

Un siglo y tres décadas de mucha gloria repartida por nuestras canchas y por el mundo. De Ligas y de Copas. De distintos formatos, de vaivenes, de historias mágicas, de cracks sin olvido.

En ese fútbol tan inmenso, tan victorioso, Huracán aparece -claro, como corresponde- entre los seis con más títulos. 

Pase y vea:

TÍTULOS AFA (Ligas+Copas) #River 52 (38+14) #Boca 52 (35+17) #Racing 33 (18+15) #CAI 25 (16+9) #CASLA 17 (15+2) #Huracán 13 (5+8)

martes, agosto 15, 2023

Y Nacho viene a ofrecer su corazón...


Bienvenido, crack. Lo sabés: La Quema es tu casa. Ni la Serie A ni la Premier League. De regreso, para volar con el Globo de Newbery, con la 7 de René, en la Liga de los Campeones del Mundo...

jueves, agosto 10, 2023

miércoles, agosto 09, 2023

Sigamos de Copas que hay equipo


 Copa Argentina - 16avos de final: Huracán 2-Instituto 0, en Santa Fe

Seguimos. Pasamos a Instituto. Crecimos en el rendimiento. Fue, quizá la actuación más sólida de todo este 2023 traumático e indescifrable. Hubo sensación de equipo naciente: bravo, intenso, movedizo, granítico para defender, astuto para atacar.

Y así, se confirma la remontada: tres victorias (dos por la Liga de los Campeones del Mundo y esta que nos traslada a los octavos de final de la Copa Argentina, ante Racing), tres vallas invictas, confianza en alza.

Lo más importante: queda la impresión de que Huracán encontró su rumbo. Ahora llegará el tiempo de consolidarlo.

viernes, agosto 04, 2023

Cuando la Ultima Dictadura borró a Bracuto

David Bracuto, presidente de Huracán y de la AFA, había llevado a César Menotti a la Selección en 1974. Dos años más tarde el Gobierno de facto de entonces lo expulsó.Y puso a Alfredo Cantilo, uno de los suyos, socio de Vélez y del Jockey Club.


Por Ezequiel Fernández Moores*
Alfredo Cantilo camina con su esposa por Mar del Plata. Se encuentra de casualidad con César Luis Menotti, que también pasea con su esposa. "¿Qué tiene que hacer por la tarde? ¿No quiere que vayamos a ver las obras en Villa Marista?", pregunta Cantilo a Menotti. "Fui la semana pasada y vi todo bien, pero vamos igual", responde el entrenador. La obra, con el Mundial 78 cada vez más cerca, marcha a buen ritmo. Las habitaciones cumplen con lo pautado. Las camas y la cocina también. Pero al llegar a la cancha, Menotti advierte que el césped está a un centímetro de altura y estalla. "¿Pero cómo, no les dije que lo necesitaba más alto? ¿Quién decidió que lo cortaran así?". "Es que vino el almirante (Carlos) Lacoste y dio la orden", atina a responder uno de los empleados. Cantilo corre a buscar un teléfono. "¡Te voy a decir una cosa! -le grita a Lacoste, rojo de furia-¡Yo soy el presidente de la AFA! . ¡Cuando quieras dar ordenes te sentás en la calle Viamonte! ¿Quién carajo te creés que está en la AFA? ¿Quién carajo te creés que sos?".

Menotti asiste sorprendido a la escena. Lacoste, mano derecha del almirante Eduardo Massera, es el nuevo patrón del deporte argentino. La bota militar dentro de las canchas. Controla el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78) y en la AFA puso al propio Cantilo. A David Bracuto, presidente de Huracán, director del servicio médico de la UOM, le bloquearon las cuentas y lo obligaron a "renunciar" horas después del golpe del 24 de marzo de 1976. Socio del Jockey Club y de Vélez, el abogado Cantilo no era un advenedizo. Había sido presidente del Colegio de Arbitros con Juan Martín Oneto Gaona, interventor en la AFA en tiempos de la dictadura de Juan Carlos Onganía. También Oneto Gaona era abogado y socio del Jockey. Igual que Florencio Martínez de Hoz y Ricardo Camilo Aldao, primeros presidentes de la AFA, cuando las elites controlaban al fútbol. El golpe del 76 encuentra a la selección de Menotti de gira por Europa. Apenas vuelve a Buenos Aires, echado Bracuto, quien le había ofrecido el cargo, Menotti lleva la renuncia a Cantilo en un sobre. "Guárdelo. No me lo entregue porque las renuncias son indeclinables. Conozco sus ideas políticas. Yo pienso completamente diferente y se que habrá problemas, pero eso no tiene absolutamente nada que ver. Lo único serio que encontré al asumir acá es esto". "Esto", una carpeta que mostraba Cantilo mientras hablaba, era el plan de trabajo para las selecciones que Menotti había elaborado junto con Rodolfo Kralj. Lo había presentado años antes, después de que Ferro negara jugadores a la selección. Para frenar su renuncia, Bracuto y Paulino Niembro le dijeron a Menotti que presentara un plan. Se encerró con Kralj desde las doce del mediodía hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Selección, juveniles, preparación, contrato del DT hasta terminada la eliminatoria. Si pierde se va. Si clasifica sigue hasta fin de diciembre del año del Mundial. "Tiene mi palabra de honor de que 'esto' se va a cumplir al pie de la letra. Antes del jueves preciso una respuesta. Piénselo", despidió Cantilo a Menotti.

"Yo no lo podía creer. Lo que había costado años de pelea con otros, acá llevó cinco minutos. Al otro día le dije que sí. Cantilo pidió conocer al cuerpo técnico. Se enamoró del viejo Kralj. Con él hacían todos los partidos por teléfono. Las selecciones extranjeras venían acá y nosotros ibamos allá, sin ningún intermediario. Y cuando se reunió con los jugadores, vino al otro día y me dijo 'no sabe la alegría que tengo César. Yo iba dispuesto a discutir y me dijeron que lo único que querían era cobrar si llegamos a la final'. Se quedó loco con eso. Italia cobró 150.000 dólares para cada jugador por participar. Nosotros 27.000 dólares por ganar la Copa. Fuimos a jugar a todas las provincias. Sin cobrar AFA ni los jugadores. Había broncas porque yo convocaba a jugadores de Boca y de River y él mandaba las citaciones y yo le decía pero mire que se pueden lesionar en un entrenamiento y él me respondía 'déle, por más que tiren bombas vamos a seguir'. Después vino la serie de partidos en Boca en 1977. Había rumores, versiones de que si nos iba mal. la Marina me rajaba. Lacoste no me podía ni ver. Mandaban a la hinchada de Boca a putearnos. La mujer de (Leopoldo) Luque escuchó en un avión a jugadores de Boca que decían que 'ahora con el Toto (Lorenzo) vamos a la selección'. Y Cantilo que me decía 'usted y yo hasta el Mundial estamos seguro'. Si él no estaba creo que yo no llegaba al Mundial".

Menotti, que suele demorar hasta dos y tres meses pedidos de entrevista, me atendió de inmediato cuando le comenté que quería aprovechar el 35º aniversario del Mundial, cumplido este martes, para hablar de Cantilo, fallecido en silencio un mes atrás. El Gráfico lo presentó en una amplia entrevista el 5 de mayo de 1976. Cantilo se describió como "un fanático lector de libros de historia, apasionado por la música, hincha rabioso de Gardel y de Piazzolla" y jugador de ajedrez. Le citó a su director, Héctor Vega Onesime, una frase de José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei: "Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen en tus oídos las risas que cosechaste con tus fracasos". "Esa norma -le dijo- es como una pantalla prendida que veo las 24 horas del día". Años después del Mundial, Menotti recordó con calidez en una entrevista su primera y decisiva reunión con Cantilo. "¡Imagínense ese diálogo entre un militante de izquierda y un tipo del Opus Dei!. "Yo -me dice ahora Menotti- tengo mucho respeto por la fe de las personas. Discuto otras cosas. A Cantilo lo recuerdo como un aristócrata de verdad. De las buenas costumbres. No de las miserables. Daba la mano como un hombre. Muy crítico de Isabelita y de Perón. Y, desde su lugar, lo recuerdo también como un hombre bastante progresista, que apostaba a la educación".

El Mundial 78, se sabe, se jugó en los años del horror. Los goles convivieron con las torturas. Cantilo, amante del viejo amateurismo, dejó su puesto apenas terminado el Mundial, supuestamente en desacuerdo con la renegociación con aumento salarial del contrato de Menotti. "Un hombre sincero y apasionado, honesto y leal, que vive en el país", lo despidió Lacoste en una carta pública en El Gráfico.

Cantilo puede no ser hoy un recuerdo políticamente correcto. Menotti, sin embargo, lo recuerda sentado en primera fila con los jugadores, escuchando los conciertos que ofrecían al plantel el flaco Spinetta, la tana Rinaldi y Anacrusa, entre otros. Sucedía en la concentración de José C. Paz. Un día, al llegar en su auto, Menotti vio que dentro del predio estaba lleno de soldados. "Le dije que así no podíamos trabajar y echó a los soldados que tenían que hacer la seguridad de la concentración. Tuvieron que instalar una carpa afuera". Cantilo se fue en silencio y nunca más habló con la prensa. "Todavía recuerdo sus palabras al día siguiente de conocernos, cuando le presenté al cuerpo técnico. Dijo que terminado el Mundial él se iba. '¡Qué se va a ir! ¡Si salimos campeones se va a ir pero de joda!' decíamos entre nosotros en ese momento. Yo -sigue Menotti- era el primero en decir que no se iba ni en pedo si éramos campeones. Nadie le creía. Terminó el Mundial, me abrazó fuerte. '¡Salió como lo soñamos César!', me dijo. Y se fue".

*Periodista. Texto publicado en el diario La Nación.