Claudio Ubeda, con la camiseta de Huracán, festejando su gol contra Tigre, en la B Nacional. Ahora es el técnico. También ahora se lo extraña en el centro de la defensa.
Clausura, primera fecha: Arsenal 2-Huracán 0. Cuatro tramos del comentario en Clarín, a modo de retrato y de explicación de un debut desencantador:
1) Huracán recibió en Sarandí un golpe a su autoestima, más allá de la derrota sin objeciones: perdió con Arsenal casi sin ofrecer resistencia. Sucede que lo peor estuvo más en el modo que en el resultado: pareció un equipo manso, sin líderes, sin ese coraje que había tenido en el Apertura para reestablecerse después de sus contratiempos frecuentes. Ese pecado, ante un rival que ofrece poco y regala nada, se paga de un solo modo: con puntos, con tropiezos.
2) El primer síntoma del ciclo de Claudio Ubeda involucra una paradoja: el técnico se extraña a sí mismo. Porque Huracán padeció en su defensa. No tuvo al experimentado marcador central que ordenaba desde adentro, que gritaba, que arengaba. Ahora estaba al costado del campo de juego, de traje, con jeans, ya como entrenador. Pero también añoró a otros dos ausentes: Cristian Cellay, quien ya no jugará en Huracán, y Hugo Barrientos, el caudillo quemero, quien ayer cumplió una fecha de suspensión. Sin ellos, Huracán no pudo encontrar en el alma razones para modificar la verdad del terreno de juego.
3) Huracán ofrecía ejemplos a modo de contracara: Francisco Maciel jugó peor que mal; Walter Coyette jamás resultó influyente en la pelea del mediocampo; y Mendoza no justificó su presencia en vez de Federico Nieto y Antonio Barijho, ayer suplentes. Los tres fueron reemplazados. Los tres escucharon silbidos.
4) El resultado y sobre todo el desarrollo dejaron además un par de mensajes dispares: para Arsenal, la sensación de que su condición de campéon tiene sustento; para Huracán, la impresión de que para pretender entrar a la Copa Sudamericana, primero deberá imaginar cómo sumar para evitar fantasmas del promedio.
El mejor: Federico Poggi.
El peor: Francisco Maciel y Franco Mendoza.
Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture