domingo, noviembre 04, 2007
Osvaldo, el papá de San Lorenzo
Hoy, en el Nuevo Gasómetro, Osvaldo Ardiles dirigirá su primer clásico entre su Huracán y San Lorenzo. Pero no será una sensación nueva: en sus tiempos de mediocampista dinámico, impecable y exquisito, participó de ocho partidos con el globo en el pecho frente al archirrival y vecino. Y le fue mejor que a casi todos en la historia del club de Parque de los Patricios: ganó cinco, empató dos y sólo perdió el primero, en el que ingresó un puñado de minutos.
Ardiles llegó a Huracán en 1975, procedente de Belgrano de Córdoba. Disputó 113 partidos y convirtió 11 goles hasta su despedida en 1977, con destino de crack en Europa. Su primer clásico ante San Lorenzo lo jugó el 21 de setiembre de 1975: por el Nacional de ese año, San Lorenzo se impuso 1-0, en el Ducó, con gol de Claudio Premici. El Pitón ingresó por José Scalise, cuando el equipo ya perdía. En el partido de vuelta de ese torneo, Ardiles fue titular y hubo empate: 2-2. Para Huracán convirtieron Omar Larrosa y Miguel Brindisi; y para San Lorenzo, Mario Mendoza y Oscar Ortiz.
Lo que siguió después fue una racha memorable para Ardiles y para Huracán. En 1976 se dio un caso único en la historia del fútbol argentino: Huracán se impuso en los cinco clásicos que se disputaron en el año (tres por el Metropolitano y dos por el Nacional). Y Ardiles participó en cuatro de ellos e hizo un gol. El 1 de marzo, en Parque de los Patricios, ganó el local 3-1. Ese día, a los 37 minutos del primer tiempo, Ossie marcó el segundo tanto para Huracán. Larrosa y Néstor Candedo completaron la cuenta. Y descontó Héctor Scotta.
Ardiles participó en los tres clásicos siguientes: el 2/5, en el Gasómetro, 3-1 (Augusto Sánchez, Larrosa y René Houseman para Huracán; Mario Rizzi para San Lorenzo); el 14/7, en La Bombonera, 4-2 (Houseman, dos de Brindisi y Carlos Leone; Scotta y Sanz); y ya por el Nacional, otra vez en el Gasómetro el 24/10, 2-1 (Houseman y Leone; Mario Olguín). El partido que completó el Penta, disputado el 12 de diciembre, ganó Huracán 2-1, pero Ardiles no jugó.
Al año siguiente, aquel mediocampista que luego sería campeón del mundo con Argentina jugó otros dos clásicos: el 14/8, en Boedo, 2-2 (Cabrera y Avilés para Huracán; dos de Olivares para San Lorenzo); y el 9/11, en Parque de los Patricios, 1-0 (Dante Sanabria).
"Eran otros tiempos", admite ahora el Ardiles técnico. Pero más allá de los avatares de las últimas tres décadas, el clásico tiene el mismo significado. Y el hombre que tuvo por costumbre festejar ante San Lorenzo lo sabe.