Mariano Andújar empezó a jugar en Huracán a los 7 años. Se había hecho hincha incluso antes, en las calles del Lugano de su nacimiento. Desde entonces hasta hoy atajó del mismo modo: de maravillas. Ahora, a sus 24 años, Alfio Basile lo convocó para la Selección por primera vez. Se trata de un acto de justicia para el notable arquero de Estudiantes, que jugó 62 partidos en la Primera de Huracán. Alguna vez, en una entrevista con Soy Quemero, señaló: "No creo que haya sido un paso. Huracán me ha formado, no solo como jugador, sino como persona. Y si algún día llego a ser alguien importante en el fútbol es gracias al Globo. Todo lo que me tocó vivir, lo bueno y lo malo, fue experiencia. Pero me parece que el balance es positivo, no en logros lamentablemente, pero sí en relación con la gente y con mi cabeza. Siempre dejé todo dentro de la cancha, no siempre se juega bien... Pero estoy muy tranquilo porque no me guardé nunca nada".
Es el mismo Andújar que resultó decisivo para Estudiantes en su título del año pasado, en el desempate frente a Boca. Pero sobre todo es el que cada vez que pueda demuestra que hay cuestiones inmodificables como el sentido de pertenencia con el club del corazón: por eso, Mariano estuvo en el Ducó en los días definitorios del regreso a la A. Para gritar, para alentar, para impulsar por lo que no pudo hacer con el Globo en el pecho en esos días: atajar.
Su caso es un testimonio inequívoco de que la solución está en La Quemita, en el trabajo a largo plazo en las inferiores, en la inversión en ese rubro, en la convicción de que allí están los activos, en la constancia para sostener la idea. Que esta convocatoria de Andújar sirva también para ver un horizonte mejor y factible. Para crecer...