Héctor Cúper, el entrenador de Huracán que realizó la mejor campaña de las últimas tres décadas, tratará de llevar al seleccionado de Georgia al primer Mundial de su historia. Catorce años después de aquel subcampeonato del Clausura de 1994, que fue épico y doloroso, y tras una extensa y destacada campaña en Europa, aquel capitán del regreso a Primera en 1990, estará ante otro desafío grande en un fútbol periférico. Desde acá, los mejores deseos, a modo de homenaje por los días compartidos en Huracán.
Héctor Cúper caminó por su carrera de entrenador bajo la sombra de un estigma: el calificativo de "segundón" es ni más ni menos que una simplista definición injusta. Sucede que el hombre nacido en Chabás, aquel impecable marcador central de Ferro y de Huracán, fue un técnico con dos rasgos distintivos: construir milagros y quedarse en la antesala de la consagración.
En su debut, fue el ingeniero de la mejor campaña de Huracán en 30 años (subcampeón del Clausura 94). Luego consiguió, en el recorrido de un notable ciclo, el primer título en la historia de Lanús: la Copa Conmebol 96. De inmediato lo contrataron de Europa: fue el mejor entrenador de la historia del Mallorca; llevó dos veces seguidas al Valencia a la final de la Champions League; y estuvo a 45 minutos de que el Inter quebrara una racha de 13 años sin Scudettos. Luego siguió su periplo (otra vez Mallorca, Betis y Parma), pero ya sin aquel protagonismo que lo había ubicado en la elite de técnicos en el Viejo Continente. Ahora, a los 52 años, aceptó un desafío enorme, que se parece mucho a una misión imposible: instalar a Georgia en el escenario internacional y, en consecuencia, llevarlo a un Mundial por primera vez en su historia. Acontece que se trata de un seleccionado de recursos y antecedentes limitados. Está en el puesto 89 del ranking de la FIFA y en el recorrido previo a Sudáfrica tendrá un grupo que sugiere dificultades gigantes: lo componen, además del equipo de Cúper, la Italia campeona del mundo, Bulgaria, República de Irlanda, Chipre y Montenegro. Con sus figuras Kakha Kaladze (defensor del Milan) y Levan Kobiashvili (mediocampista del Schalke), Cúper cree que es posible lo que se vislumbra imposible. Deberá ser aquel entrenador capaz de abrazar milagros. Más allá de calificativos o estigmas.
Texto publicado en Clarín por el autor del Blog.
Post publicado desde Johannesburgo, Sudáfrica.