martes, febrero 03, 2015

Crónica de un regreso perfecto

Pato Toranzo, enorme figura, convierte el tercero de Huracán, el primero de los suyos.

Alianza Lima 0-Huracán 4, en Lima
Otra vez, Huracán lo hizo posible. Parece, a juzgar por esta presentación en la Libertadores, que la fiesta continúa. El campeón de la Copa Argentina, el equipo del regreso agónico sigue su marcha victoriosa: en el partido inaugural de la máxima competición continental se impuso 4-0 ante Alianza Lima, en el Matute, y dejó muy abierta la puerta para acceder a la siguiente fase. Ahora, deberá consolidar lo realizado en Lima: la revancha se disputará el martes, desde las 19.15, en el Palacio Ducó. Si se clasifica accederá al Grupo 3 junto a Cruzeiro (bicampeón del Brasileirao), Universitario de Sucre y Mineros de Venezuela.

El equipo de Néstor Apuzzo -el Diego de La Quema, como le dicen en el plantel- fue sólido, sencillo y contundente. Se agrupó bien, recortó espacios hacia atrás y los aprovechó en territorio ajeno. También golpeó en dos momentos fundamentales: al principio, a los cinco minutos, cuando el partido recién se estaba armando; luego, a los 38, cuando el conjunto peruano comenzaba a jugar cerca del arco de Marcos Díaz. En ambos casos se aprovechó de una de las particularidades del rival: Alianza defiende pésimo. El primero: contraataque iniciado por el astuto Romero Gamarra, continuado por Toranzo y definido por Wanchope Abila. El segundo: tras una llegada a fondo, los dos centrales locales dudaron en el rechazo, Abila la punteó para Romero Gamarra y el nuevo diez de Huracán definió sin dudar (como el día de la vuelta a la A, ante Atlético Tucumán, en Mendoza). Dos a cero para un primer tiempo en el que los de Parque de los Patricios se mostraron a gusto en su regreso a la Libertadores luego de más de cuatro décadas. La defensa resultó impecable. Sin grietas, sin complicaciones. El mediocampo tuvo una virtud que simplificó la tarea defensiva: colaboraron todos. Desde Torassa (falso extremo derecho) a Toranzo. Y allá arriba, el bravo Wanchope se comportó como lo que es: un tanque y un goleador.

Por eso, en la noche del estadio vacío (Alianza fue sancionado por la Conmebol a consecuencia de incidentes en su última participación internacional), los gritos que no llegaron desde el contorno los puso Huracán en el campo de juego.

El segundo tiempo fue previsible: Alianza intentó hacer lo único que podía ante la circunstancia de ir perdiendo por dos goles en su casa. Pero Huracán, cada vez más convencido, no dejó que lo inquietaran a Marcos Díaz. Y fue por más. Primero, coqueteó con la posibilidad de ampliar la ventaja con su recurso preferido: el contraataque. Estuvo cerca, pero se equivocó en el área rival.

Pero tenía más recursos este Huracán en días felices. En lo colectivo, no le concedió nada a Alianza. Ni metros, ni resquicios. Nada. Con un Vismara patrón en la mitad de la cancha, con dos centrales implacables por arriba y por abajo. Con un Romero Gamarra capaz de las mejores osadías.

Y luego, lo liquidó con astucia y con el talento de Toranzo, quien convirtió el tercero, con caño incluido al arquero Forsyth, y el cuarto con la maestría de su pegada, desde afuera del área. A esa altura, no quedaban dudas: la verdad del campo de juego la reflejaba ese amplio resultado. Esa goleada estupenda; histórica, también. Sí, para que el inmenso sueño de la conquista de América comience a tomar vuelo. En Globo, claro.

Texto publicado por el fundador del Blog, en Clarín.