sábado, julio 11, 2009

El Caballero Andante


Ángel Cappa, auténtico caballero andante, embajador de las mejores cualidades del argentino de ley, volvió (siempre está volviendo, como Pichuco) para dirigir el Globo; un Huracán que hace más de treinta años no conocía la gloria, pero sí los pasillos del sufrimiento; después de no demasiados domingos el rumor se extendió por las veredas, los cafetines y los taxis: Huracán estaba jugando muy bien, volvía el fútbol lindo y estaba ganando partidos.
Huracán se convirtió en una verdadera ilusión, más allá del ámbito balompédico, frente a los contratos millonarios del fútbol europeo, frente a la gripe pandémica, frente a las elecciones diestras, frente a los molinos de viento, este pequeño gran equipo quería revivir sus años gloriosos, aquellos primeros setenta con Menotti y su ballet; para los que lo queremos, era la reválida de la filosofía de Ángel Cappa, hombre de fútbol y de militancia, de tertulia polenta, de bigote finito; la percha y las convicciones de Ángel.
Ésta no sería Argentina con finales felices, es el mundo del revés y lo cantaba clarito María Elena; la historia también tiene lugar para los quijotes, para las penas mexicanas ahogadas en tequila, para los que nadaron el mar y se ahogaron a dos metros de la orilla, para las finales perdidas injustamente, para los tangos tristes. El fútbol no sería lo que es sin su componente lírico y humano, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música no sería lo que es sin su componente lírico, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música es de aquellos que la quieren escuchar y de nadie más, y supongo que el fútbol también.
No recuerdo una tertulia sin Cappa, Angelito le ponía letra y música a la charla, yo nunca le devolví una pelota buena en el truco; una vez se separaron los caminos, pero “no hay olvido cuando existen la amistad y el respeto”; Ángel fue a dirigir, yo me fui de viaje submarino, y después de veinte mil leguas nos estamos escribiendo para prometernos chamuyo del bueno y ningún partido de truco.

Texto publicado por Andrés Calamaro, en el diario Crítica.