Cappa, durante su charla con los chicos del barrio Zavaleta.
Habría que decir casi lo mismo si estuviera en la mitad de la tabla o si en lugar de un punto le llevara veinte al segundo: el equipo de Huracán le envió mensaje a la Argentina. De nuevo y sin asombros: a la Argentina y no sólo al fútbol, que es el noble argumento desde el que Huracán emite sus mensajes. Se trata de un mensaje que se puede contar y definir de muchos modos, pero que es mejor sintetizar desde una expresión sencilla: se puede.
Conviene decirlo ya, antes de que Huracán termine primero o segundo en el Clausura 2009 y los expertos en oportunismo apilen elogios o críticas, según resulte el último partido. Más que cualquier jugada y más que cualquier partido, Huracán demostró que los que están perdidos y perdiendo no tienen por qué perder para siempre. Este equipo de Huracán nació en una club hecho abismos y se construyó sin que esos abismos se alejen. Sin embargo, juntó ideas, trabajo y voluntad para, con la acción colectiva, no resignarse al papel al que parecía condenarlo la historia. Eso quiso. Y querer -querer luchando, querer soñando- fue su clave para poder.
Huracán reivindicó, además, que un equipo es un equipo, pero no sólo eso. Se hizo cargo de su valor como símbolo y probó que se puede jugar al fútbol y, a la vez, se puede darle a una comunidad más cosas que hacer bien el trabajo por que se recibe paga: parte del plantel visitó la memoria del horror que es la ESMA y se juntó con los chicos del Hospital Garrahan. Y su entrenador, Ángel Cappa, factor decisivo para que este Huracán sea como es, compartió palabras y risas con los pibes que juegan al fútbol popular en el barrio Zavaleta y estará, con sus jugadores, en un comedor de Parque Patricios.
Y Huracán probó que se puede poner sobre el césped una concepción que une al fútbol con el deseo y con la belleza y que les permitió a muchos descubrir o redescubrir que hay mil medios para buscar el éxito, pero sólo algunos llenan ojos y almas. Reivindicar eso es un dato más que deportivo hacia la sociedad.
El mensaje intenso de Huracán es que se puede. Eso, por sí mismo, es un triunfo o un gol. Y, aunque es cierto que no asegura salir primero, resulta una manera digna de encarar la vida a lo campeón.
Texto publicado por Ariel Scher, en Clarín.
Cappa expone durante la visita a la ESMA. Allí llevó a varios jugadores del plantel de Huracán. Imagen: diario Crítica.