jueves, agosto 03, 2006

Cuando Alfredo fue quemero


En aquel momento, en ese 1946 con altibajos en la campaña del equipo, el detalle pasó casi inadvertido: Alfredo Di Stéfano, uno de los cuatro más grandes futbolistas de todos los tiempos, había jugado para Huracán. Cuando todavía no había construido su condición de máximo referente del Real Madrid (foto del blog), cuando ni siquiera había causado furor en el Millonarios de Colombia, cuando tampoco había mostrado su mejor versión en River, La Saeta Rubia jugó a préstamo un año el club de Parque de los Patricios.
Di Stéfano tenía entonces el pelo corto y prolijo, el bigote estilo Errol Flynn y la estampa de crack incipiente. Compartía el plantel con otras figuras de la época como Norberto Tucho Méndez, Llamil Simes, Juan Carlos Salvini y Delfín Unzué. Era un equipo con capacidad individual como para pretender objetivos grandes, pero vivió las 30 fechas del campeonato preso de la irregularidad. Terminó noveno. Fue capaz ganarle al campeón San Lorenzo 3-2 en el Nuevo Gasómetro, con dos goles de Di Stéfano, y de golear a Independiente 4-1 en Parque Patricios, con tres goles de Simes. Pero también recibió goleadas en sus visitas a La Plata (1-5 ante Estudiantes), a Liniers (0-4 con Vélez), a Rosario (0-5 con Central) y a La Bombonera (0-4 con Boca). En total, ganó 12 partidos, empató 4 y perdió 14.
Pero al margen de los números, esa temporada se trató de un lujo para Huracán, el mismo club por el que pasaron tantos goleadores de raza (Herminio Masantonio, Manuel Pelegrina, Ricardo Infante y hasta Arsenio Erico jugó 7 partidos): contó con una joya de brillo mundial, un tal Alfredo Di Stéfano.

Nota publicada por el autor del en Clarín el 14 de setiembre de 2002.