martes, agosto 08, 2006
Jorge Newbery: el primer quemero
Jorge Newbery fue todo esto: "Se conoce de Jorge Newbery que fue el fundador de la aeronáutica argentina, una gran aviador y un deportista reconocido. Fue, además, un innovador en el campo de la tecnología, y un funcionario público eficiente y esforzado. También, y este aspecto de su vida es menos conocido, fue un promotor de la ciencia y la cultura del país, y uno de los primeros en estudiar con seriedad la cuestión del petróleo.
Jorge Newbery nació en el centro de Buenos Aires, en una casa de la calle Florida, el 27 de mayo de 1875. Por su origen, y por su vida, fue un porteño de estirpe.
Se bachilleró en 1890; y en 1891, con 16 años viajó a los Estados Unidos. Era la segunda vez: ya lo había hecho, solo, cuando tenía 8 años de edad.
Regresó en 1895, con un título de ingeniero electricista de la Universidad de Cornell y certificados de alumno brillante en el Drexel Institute, donde Tomás A. Edison fue su maestro. Con sus títulos, rápidamente obtuvo un nombramiento con cargo de jefe en la compañía Luz y Tracción del Río de La Plata.
De los Estados Unidos también trajo la obsesión por los deportes; allí ganó un campeonato de boxeo en Cornell, y no se quedó atrás en esgrima y en natación.
Newbery encontró tiempo para trabajar, mantenerse al día en materia de novedades científicas extranjeras, estudiar, practicar deportes y desarrollar una vida social mucho más que intensa.
En 1897, ingresó a la Armada, en tiempos del conflicto limítrofe con Chile. Al mismo tiempo, era profesor de natación en la Escuela Naval. La carrera naval de Newbery duró tres años, hasta 1900, cuando el intendente Adolfo Bullrich lo nombró director general de alumbrado de la Municipalidad de la Capital Federal, cargo que mantendría hasta el fin de su vida.
Por ese tiempo, era socio y habitué en los salones del Jockey Club, de Gimnasia y Esgrima y del Club del Progreso. Pronto, ganó una enorme popularidad en todos los niveles sociales.
En 1903, el gobierno municipal propuso colocar bajo administración comunal la provisión de energía eléctrica a la ciudad de Buenos Aires, lo cual, necesariamente, le hacía entrar en conflicto con las compañías extranjeras que explotaban ese servicio. Newbery rápidamente tomó parte en esa polémica y escribió un largo artículo, publicado en tres partes durante el primer semestre de 1904, en números sucesivos de sus Anales, por la Sociedad Científica Argentina. En ese trabajo, Newbery expone un concepto bien norteamericano: la propiedad pública integra el patrimonio de cada uno de los ciudadanos; la comuna, dice, constituye una "sociedad cooperativa anónima" y cada residente de la ciudad es "un tenedor de títulos". Newbery se manifiesta partidario de la intervención decidida del Estado en materia energética.
En 1904, quedó a cargo de la cátedra de electrotecnia en la Escuela Industrial de la Nación. Ni bien se hizo cargo de esa cátedra, Newbery viajó a Sant Louis, Estados Unidos, donde asistió al Congreso Internacional de Electricidad en representación del municipio porteño. Allí, Newbery se reencontró con su antiguo maestro Tomás Edison.
En los trabajos de Newbery publicados por la Sociedad Científica Argentina, se advierte su obsesión por el desarrollo industrial y energético, y por incorporar a la Argentina todos los avances en ese sentido. También se entrevé en esos artículos su formación laica y cientificista.
Hacia 1907, la compañía Auer aplicó el tungsteno, por primera vez, a la producción de una lámpara eléctrica, en reemplazo del filamento de carbón creado por Edison. El tungsteno era entonces desconocido en la Argentina, y fue Newbery quien trajo la noticia de su existencia y uso.
En 1907, conoció la aerostática. El 26 de noviembre, Aarón Anchorena (ya experto: había ascendido en París 11 veces) y Newbery aseguraron que subirían en globo antes de navidad. El 25 de diciembre, en la Sociedad Sportiva, que ya tenía su hipódromo en medio de Palermo, ascendieron con el Pampero. La actividad se convirtió en su pasión.
Al año siguiente, preparó la constitución de un club dedicado a desarrollar la aerostación deportiva, y también el empleo de globos en estudios atmosféricos y meteorológicos (Aero Club).
Pocos meses después, le llegaron informes del descubrimiento de un yacimiento petrolífero en las afueras de Comodoro Rivadavia. Newbery discutió largamente la cuestión con su amigo Justino Thierry, profesor de química en el Colegio Militar y jefe del laboratorio en la Dirección de Alumbrado, comenzó la redacción de un libro sobre la cuestión. En 1910, al reunirse en Buenos Aires el Congreso Científico Internacional Americano, Newbery y Thierry presentaron un libro de casi 300 páginas: El petróleo. Allí hicieron esbozo de las ideas desarrolladas más tarde por otro amigo de Newbery, Enrique Mosconi. Propugnaron la creación, mediante leyes especiales, de reservas estatales en toda zona potencialmente petrolera. El Estado, decían, debía rodear con toda clase de garantías su facultad de explotar hidrocarburos.
La dirección del Aero Club no volvió a reunirse y en la práctica quedó disuelta luego de que el Pampero se perdiera trágicamente en lo que intentó ser el primer viaje nocturno (viajaba en él Eduardo Newbery, hermano de Jorge).
Con la adquisición de un nuevo aeróstato: el Patriota, el Aero Club se revitalizó.
En 1910, llegó al país el piloto francés Henry Brégi. Su visita impulsó a Newbery a la aviación. El 23 de marzo, luego de un gran esfuerzo realizado por muchos de los allegados al Aero Club, se inauguró el aeródromo.
Con la llegada del piloto italiano Cattaneo a Buenos Aires se produjo un salto cualitativo para la aviación argentina. El piloto sobrevoló Buenos Aires y logró cruzar el río hacia Uruguay. La aviación se convirtió en un fenómeno de masas. Newbery aprovechó la visita de Cattaneo para intentar convencer a los altos mandos militares sobre la conveniencia de incorporar a la aviación en sus proyectos. Según sus palabras, la aeronáutica es "el punto de partida de una revolución mundial vinculada no sólo a la guerra sino que también representa una vasta contribución al estudio de la meteorología y un paso más para resolver el ideal de la facilidad y rapidez en el transporte.
A mediados de 1912, se tomó la decisión política de incorporar al ejército una escuadrilla aérea. Una comisión integrada por Newbery, Teodoro Fels y el coronel Martín Rodríguez fue la encargada de recomendar el avión más adecuado para las armas argentinas. Fue también Newbery uno de los encargados de preparar la Escuela de Aviación Militar.
Convertido en un aviador avezado, en febrero de 1914 Newbery logró el récord mundial de altura alcanzando los 6.225 metros en un vuelo preparativo de su gran objetivo: el viaje transcordillerano. Este proyecto le sería fatal.
Murió en marzo de 1914, cerca de Los Tamarindos (Mendoza), cuando la nave en la que realizaba un viaje de práctica (eran las vísperas de su gran proyecto) se desplomó a tierra".
Fuentes: educ.ar y el libro biográfico Jorge Newbery, de Alejandro Guerrero.
Pero para nosotros, los quemeros, Jorge Newbery fue un mecenas de los tiempos fundacionales. El hombre que sirvió de inspiración y de impulso para aquel emprendimiento de los muchachos del colegio Luppi. Vivía en Belgrano, pero tenía, de algún modo, su corazón en el sur de la ciudad, en ese club que crecería hasta llevar el nombre de su globo ("Huracán") a la consagración, en ese barrio, Parque de los Patricios, en el que nunca vivió pero que siempre le resultó propio. Jorge Newbery fue, quizá, el primer quemero.