sábado, febrero 09, 2013

Vení, vamos...


Vení vos también, sumate. Esto es Huracán, la Bonavena, su gente, pasión más allá de todo, el humo que acompaña, la inminencia de la salida del equipo, el sentido de pertenencia en su expresión máxima, el de al lado que también se emociona, el del costado que gritará hasta la disfonía o un poco más, las chicas que laten de fútbol, ese señor que camina poco y se entusiasma mucho, todos; también los que no están pero que acompañan (seguro que sí, aunque no sepamos cómo). Mirás y te das cuenta que por un rato -por ese precioso rato- podés sentir que podemos ser campeones, que la grandeza que nos contaron (y que existió y que es preociosa leyenda) nos está por abrazar de nuevo, que esta vez sí es la nuestra, que vamos a insistir siempre, que no vamos a parar hasta volver a ser tan inmensos como los Reyes de los años 20, que volverá ese fútbol de magos y de magias, el del Equipo de los Sueños y el de Los Angeles de Cappa, que el grito de gol llegará y lo compartiremos y que durará hasta que la memoria lo mate o hasta siempre. Dale, vení, vamos. El Palacio Ducó espera. Ahí, al final de Luna Quemera. Vení vos y traelos a todos. Al viejo que ya dice que está viejo y cansado. A tu primo que no le gusta que perdamos seguido y por eso falta. A tu tío, que te hizo Quemero, pero se le acabó la paciencia. Y tus hijos y tu señora no pueden fallar esta vez. Y vos, avisale a tu novia, que ya casi la hicimos Quemera. ¿Y el abuelo? Dale, que venga y nos cuente de dìas más lindos así aprendemos. Y la vieja y la nona, también. Si se desviven por escuchar que al fin ganó Huracán. Sí, todo para que vos estés contento, con una de esas sonrisas que duran una semana. Dale. Y cantemos juntos otra vez. Todos, y con todo, que es más lindo. Y que se escuche por cada uno de los Barrios del Sur. Vení, vamos... Mañana juega Huracán.