Ahora, en la antesala de Sudáfrica 2010, las grandes empresas no entienden la vida sin la difusión del Mundial, esa pantalla enorme y universal que permite confirmar y difundir su existencia. También ahora, una consultora europea determinó que Lionel Messi -rosarino y crack- es el futbolista más mediático de su tiempo. En simultáneo, el portugués Cristiano Ronaldo, el alemán Michael Ballack, el brasileño Kaká y el inglés Wayne Rooney sonríen para tantas marcas que les pagan millones y les piden que se muestren ante el planeta entero por todas la vías posibles. Marketing deportivo, se llama.
Mucho antes que ellos, y sin pretenderlo, Guillermo Stábile -Botín de Oro de Uruguay 1930- había sido un pionero de ese rubro. Don Antonio Nesman y su hijo Victorio, inspirados por el jugador de Huracán, le pusieron como nombre "El Filtrador" (apodo de ese goleador implacable de las décadas del 20 y del 30) a los vinos que elaboraba su bodega mendocina, Familia Nesman. Estaban fascinados por su juego y por sus goles: Stábile había hecho ocho tantos en cuatro partidos para que Argentina fuera finalista del Primer Mundial de la FIFA.
Luego, en 1948, ya consagrado como futbolista en Italia y como entrenador en la Selección Argentina, hizo de él mismo en el film "Pelota de trapo", dirigido por Leopoldo Torres Ríos y protagonizado por Armando Bo y Santiago Arrieta. En los tres años siguientes, sacó campeón a Racing. Pero nadie le dedicó una estatua. En tiempos en los que el marketing deportivo era algo así como ciencia ficción, Stábile se había convertido en su fundador involuntario. Justo él, al que sólo le importaba el carácter lúdico de este deporte.
Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.
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