viernes, febrero 26, 2010

La final latente


Por Paco García Caridad*
Por fortuna los tiempos cambian y ahora estamos dotados de todos los medios para contar con una gran memoria. Imágenes, sonidos y papeles aportan todo para que no olvidemos. No es bueno olvidar, ni siquiera lo malo. Recordar es evitar que las cosas pasen otra vez. En el estudio central de Radio Marca, donde trabajo, contamos con unos diez monitores de televisión en los que, mientras hacemos los programas, podemos ver casi todo lo que hay en el deporte español e internacional. Esta pequeña radio lleva nueve años en el panorama de las ondas y ya cuenta con 615.000 oyentes auditados sin contar los que nos escuchan a través de esa maravillosa tela de araña global que es internet.
Cada vez que en Canal Plus Eventos reponen el reportaje de la final del torneo Clausura del fútbol argentino del pasado año, vuelvo a refrescar la memoria de un robo. Sí, un robo. Uno de los hurtos futbolísticos más grandes de cuantos pude ver. No digo que Brazenas, árbitro del partido disputado entre Vélez y Huracán en Liniers ese día, dirigiera el partido mal y perjudicara al Globo a sabiendas a cambio de algo. O sea, no digo ni debo decir que vendiera su alma. Pero sí digo que lo pareció. ¿Dónde está, por cierto, este árbitro?
Desde la radio, en la que nos prestó su extraordinaria colaboración Ángel Cappa, al igual que en el diario MARCA, el más leído en España por encima de medios generalistas, programamos con el también periodista Juan Castro, gran conocedor del fútbol argentino, acudir a Buenos Aires para vivir en directo el momento en que nuestro colaborador y amigo llegase con posibilidades a la recta final del campeonato. Las cosas su pusieron de nuestro lado y, jornada a jornada, vimos que era posible hacer programas de radio desde Radio La Red, nuestra emisora amiga en Argentina. Tuvimos suerte, mucha suerte, al ver que la decisión se tomaría en el último partido. ¡Un partido para el título! Y, además, con la diferencia del concepto aplicado en el fútbol por parte de Gareca en Vélez y de Cappa en Huracán. El juego del Globo de Cappa, enamorado del centro del campo de España y especialmente de Iniesta, abrió un debate en Argentina sobre qué debe ser este juego. Pude ver en Buenos Aires, lo ví personalmente, a viejos seguidores abrazar y emocionarse con Cappa por lo que les había entregado en el torneo. Les entregó seguridad, confianza y espectáculo. Les dijo sin decirlo: ‘Señores, ahí tienen el fútbol’. Como siempre, como sucede en España, hubo mucho ruido. El ruido de la envidia, claro. El ruido de la intolerancia.
Hicimos dos programas en directo desde Buenos Aires. La gente de La Red, con la extraordinaria producción de Raúl Rivello, nos permitió estar en casa y contar con la presencia de Cappa y Pekerman en los estudios. Y de nuestro amigo José Luis Chilavert, ex portero del Zaragoza y de Vélez, y Quique Wolff a través del teléfono. Victor Hugo Morales nos entrevistó en su programa de Continental y Gustavo López nos acogió, junto a Carlos Aimar, en Fox TV. No sorprendía, pero sí llamó la atención aquel despliegue de medios españoles para esa final. ¿Cómo no acudir?
Fue una experiencia grande en lo informativo y en lo personal. Triste en el hecho que tuve que contar. Si fuera Domínguez, no me sacaría el dolor de encima al recordar el gol de cabeza que me invalidaron en el primer tiempo. Si fuera Monzón, nunca olvidaría la falta de Larrivey a menos de tres metros de un árbitro que, con todos los ángulos despejados para verlo, se quedó ciego. Si fuera un seguidor de Vélez, estaría atragantado con un triunfo injusto, robado, sucio aunque fuese inconsciente.
Sí, no hizo el partido del año Huracán. Les pudo, tal vez, la presión de sentir que tenían ante su juventud la presión de resucitar el éxito de 1973 con Menotti, Babington y, permítanme que cite especialmente, porque fue uno de los mejores jugadores salidos de Argentina para jugar en Las Palmas con Wolf, Carnevali y Morete, a Miguel Angel Brindisi. Pero no hacer todo lo que hicieron a lo largo de todo el torneo no es una puerta abierta a la injusticia. Vélez tuvo la ayuda de alguien que, a estas horas, no está bien. Si no fuese así, si fuera por dos errores muy graves solamente, no tendría que estar sin dirigir partidos. Si actuó con rectitud de intención, aunque equivocado gravemente, por qué no está Brazenas.
Cada vez que en Canal Plus reponen las imágenes, se me revuelven las tripas y comprendo todo lo que Cappa pudo decir. Y dijo.

*Director de Radio Marca y enviado especial al encuentro decisivo del Clausura 2009. Publicado en el blog El Toque de Cappa.