viernes, marzo 06, 2015

Un punto y todo lo que viene...


Huracán 1-Gimnasia La Plata 1
Pasaron 18 partidos del infierno de aquel primer día de noviembre del año pasado, aquel de la derrota por goleada frente a Sportivo Belgrano de San Francisco, el de la suspensión, el del escándalo, el del último puesto en el Nacional. Lo de ahora parece una mentira bien contada por abuelos. O realismo mágico: Huracán, con suplentes, se le anima a un Gimnasia que tantas molestias le ocasionó en tiempos recientes (sirven dos datos del estigma del Lobo: Huracán no lo vence en el Bosque desde la campaña 85/86 y le ganó apenas tres encuentros de los últimos 16 en el Palacio Ducó). Al cabo, fue un 1-1 en el que el Globo de Newbery estuvo más cerca de la victoria, sobre todo en ese segundo tiempo en el que se olvidó de que estaba ofreciendo un equipo muletto

No fueron casualidad los aplausos al final del partido. No por el empate, sino por el contexto y por las circunstancias. Huracán se juega una semana relevante: el martes, en los 2.750 metros de Sucre, disputará un partido clave ante Universitario, por la Libertadores; el domingo, afrontará tras cuatro años El Clásico de Barrio más grande del mundo, ante San Lorenzo. Y esa despedida mucho se pareció al deseo de ofrecer un impulso.
El partido dejó otra impresión: Gimnasia está roto. Quizá continúa padeciendo las consecuencias de la derrota en el duelo platense ante Estudiantes. En cualquier caso, su juego es lo que preocupa. Se puso en ventaja en su primera llegada (definición de Antonio Medina tras un buscapié de Lucas Licht) y creyó que con eso le alcanzaba para llevarse tres puntos. Luego, hasta la expulsión de Nicolás Bruna, fue un conjunto de voluntades a la deriva. Sin ideas para atacar y con dificultades para defender.

Huracán, en cambio, más allá de las dificultades que genera afrontar un partido con suplentes (sólo estuvo presente Federico Mancinelli de los frecuentes titulares) siempre intentó ir tras los pasos de la victoria. Sobre todo en ese segundo tiempo en el que llegó a acorralar a Gimnasia. En el que empató -corner, cabezazo del debutante Lucas Campana y error grosero del arquero Nicolás Navarro- y en el que siguió buscando, al comando de un impecable Iván Moreno y Fabianesi. Le faltó lo mismo que en varios partidos recientes: contundencia y oportunismo. Quedó claro: con precisión en el área ajena, lo ganaba. De todos modos es cierta la impresión: no está mal lo de Huracán para un equipo que se está reconstruyendo con sus propios escombros.

Texto publicado por el Fundador del Blog, en Clarín.