sábado, abril 25, 2009

Nace un candidato


Clausura, undécima fecha: Tigre 0-Huracán 1, en Victoria. Como dice el periodista Marcelo Argüelles, en Clarín: Nace un candidato. Sin miedo, es así:

Huracán es una revelación que agrada: ahí está, arriba, en la pelea, abrazado a una idea impropia de estos días (la de defender el carácter lúdico), con la convicción de que el resultado es una consecuencia. Ayer, en Victoria, se impuso ante el mismo Tigre que fue subcampeón del Apertura y quedó a tres puntos del líder Vélez, su rival en la última fecha de este Clausura.
Angel Cappa, el padre del milagro quemero, camina manso rumbo al vestuario visitante del Monumental del Norte. Luce conforme, mira a los costados, se mantiene fuera de la escena central del festejo. En el centro del campo de juego este equipo que simpatiza a propios y también a ajenos dio otro paso.
Huracán ganó bien, con justicia, más allá de que el resultado terminó siendo el mínimo, ese 1-0 que quedó corto como calificativo para los méritos. Le faltó lo que le suele faltar y por que lo que padeció en otras ocasiones: resolución en el área, contundencia. Huracán genera muchas situaciones de peligro y concreta muy pocas en proporción (más allá de que, con 19, es el segundo equipo con más goles en el torneo). Por ejemplo, contra Independiente lo pagó con una derrota entre inmerecida e insólita. Y también pudo haber rescatado puntos ante Colón y Gimnasia La Plata, ambos en el Palacio Ducó.
Ayer, sin embargo, le alcanzó con un gol de César González, a los 37 minutos del primer tiempo. Jugada por la izquierda de Javier Pastore, rebote hacia el centro del arquero Daniel Islas y definición del mediocampista del seleccionado venezolano. Antes y después de ese grito en Victoria, Huracán fue más. Pero tuvo que padecer la inminencia del empate por no saber liquidar un partido con desarrollo favorable. Defendió con prolijidad, jugó bien con la pelota en los pies, intentó siempre, llegó. Pero en el área rival fue una sucesión de definiciones defectuosas. En la lista de errores al momento de definir quedaron casi todos: el Maestrico, Federico Nieto, Matías De Federico, Alan Sánchez y, sobre todo, Javier Pastore, un futbolista capaz de armar jugadas para la historia y definir para el fastidio.
Lo de Tigre fue escaso en términos del juego, sobre todo en el segundo tiempo. A partir de la expulsión de Juan Carlos Blengio, su histórico capitán, el equipo de Diego Cagna perdió aquel ímpetu, aquella intensidad que lo había puesto en la antesala de una consagración histórica al final del año pasado (quedó a un gol de ganar su primer título en la máxima categoría). Trató de meter la pelota en el área con pelotazos, de sumar gente para los rebotes, pero jamás consiguió manejar la pelota.
No hubo sorpresas en la propuesta: Huracán jugó, más allá de vaivenes en la ejecución, con calcadas intenciones. La idea del juego colectivo, la de un fútbol proclive al toque, la de la paciencia para generar espacios.
Ahora, para Cappa y los suyos llegará otra etapa: en esta undécima fecha asomó como candidato, casi sin querer. A partir de la próxima (ante Godoy Cruz, en Parque de los Patricios) deberá responder a la expectativa de su gente, que ayer agotó las entradas y que ahora quiere la sexta estrella en la camiseta. Del entrenador y de sus jugadores más lúcidos dependerá lo que siga. Por ahora no es más que eso, el principio de un milagro que también se explica con números: en las 19 fechas del Apertura había sumado apenas un punto más que los que tiene ahora en poco más de medio torneo. Pero sobre todo se entiende desde otro lugar: la idea de jugar más allá de circunstancias y rivales.


El mejor: Mario Bolatti y César González.
El peor: Vacante.

Así estamos:
En el Clausura.
En los promedios.
El fixture.