martes, abril 06, 2010
Un equipo rocoso
Clausura, decimotercera fecha: Arsenal 0-Huracán 1, en el Viaducto. Hay una certeza: éste no es aquel Huracán que despertaba el entusiasmo de los propios y el asombro de los ajenos. No son Los Angeles de Cappa que quedaron a casi nada de una consagración que merecían, el año pasado. Este no es el equipo del tiki-tiki; es el Huracán del meta-meta. En realidad, es lo que puede ser con lo que tiene. Y así está remontando un barrilete que parecía de metal. Con el triunfo apretado, a duras penas contra Arsenal, acumuló una serie de diez puntos de los últimos doce que disputó, una suerte de milagro considerando el corto alcance de su juego.
Acontece otra curiosidad: Huracán se reconstuyó a sí mismo con la vieja guardia de aquel 5 de julio de lluvia y de derrota en el Amalfitani. Porque este Huracán se sostiene en esos dos centrales --el capitán Paolo Goltz y Eduardo Domínguez-- que son una garantía de solvencia; en ese arquero --Gastón Monzón-- que ya no es promesa ni sorpresa; y en ese líder secreto que tiene este grupo --Gastón Esmerado-- que fue el suplente más elogiado del plantel de 2009. Lo contó Cappa alguna vez: dijo que decidió quedarse en Huracán, a pesar del desmantenlamiento de su equipo, cuando vio llorar a Esmerado en el vestuario, tras la derrota contra Vélez. Y eso es el Huracán de ahora: sudor, sacrificio y lágrimas, pero de las felices.
Ayer, en el Viaducto, Huracán jugó a lo que suele jugar Arsenal: a no equivocarse y a aprovechar lo poquito que se genere. Eso hizo. Y le ganó. Resultó un partido malo, cerrado, con más torpezas que inspiraciones, con más precauciones que osadías. Un síntoma inequívoco al respecto: hubo apenas cinco llegadas nítidas en el partido.
Gino Clara, la nueva carita de Huracán, tuvo un virtud: cada uno de los tres arribos de Huracán tuvo su participación. En el primer tiempo, a los 39, con un bombazo obligó a destacarse a Cristian Campestrini. En el segundo tiempo, a los 15, con otro remate fortísimo definió un contraataque perfecto y estableció el único gol del encuentro. Un ratito después, obligó a otro revolcón del arquero de Arsenal con un remate cruzado.
Lo de Arsenal fue la lógica del noquedor: jugó al que pega primero, gana; y cuando recibió el primer golpe fuerte no tuvo reacción. Y mostró su peor faceta: cuando tiene que ir a buscar ante un equipo dispuesto a recortar espacios hacia atrás, le cuesta muchísimo.
Por eso, la última media hora ni siquiera tuvo las emociones propias de un desarrollo en el que un equipo desesperado busca por todos los caminos, incluso los menos convenientes. Arsenal casi no llegó, más allá de un puñado de centros cómodos para la seguridad aérea de los centrales de Huracán y de Monzón. Y así llegó el final, casi manso. Para esa explosión de este Huracán que parece dispuesto a rasparse las rodillas en nombre de hacer crecer su promedio. De este Huracán que trata de rearmarse con las cenizas de aquel paraíso que ya no puede ser.
Texto publicado por el autor del Blog en Clarín.
Gol: Gino Clara
El mejor: Paolo Goltz, Eduardo Domínguez, Gastón Esmerado, Clara.
El peor: Patricio Toranzo.
Así estamos:
En el Clausura
En los promedios
El fixture