martes, mayo 03, 2016

Breve retrato de un bochorno


Copa Libertadores: Atlético Nacional 4-Huracán 2
Terminó en derrota y en desencanto la aventura de Huracán por la Libertadores. Cayó -tras un partido polémico y que concluyó en escándalo al final- 4-2 ante Atlético Nacional y se despidió en los octavos de final. Al cabo, se despidió con toda la bronca. Pero al modo que impuso este plantel: luchando.

No era un partido más para Huracán. La cita tenía la relevancia de una eliminatoria y cierto carácter histórico: desde las semifinales de 1974 que el Globo de Newbery no se asomaba en estas instancias de la máxima competición continental. La experiencia valiosa de la Sudamericana del año pasado se parecía mucho a un impulso y a una experiencia para capitalizar. En definitiva, el mismo plantel que logró dos títulos en su recorrido de menos de tres años (la Copa Argentina en 2014 y la Supercopa en 2015) tenía bajo el cielo de Medellín la posibilidad de agregarle otro capítulo para abrazar como a los mejores recuerdos. Pero no. No pudo ser. Un arbitraje lamentable y un segundo tiempo en desventaja numérica lo terminaron condenando.
De todos modos, Atlético Nacional volvió a demostrar lo que es: el gigante indomable de esta Copa. El campeón de Colombia, el mejor de la primera fase, el equipo sin goles en contra en sus siete partidos anteriores, el que sumaba 19 victorias y apenas un empate en sus últimos 20 partidos en casa. Anoche, ganó de nuevo. Para seguir con esa impronta de equipo invencible.
El primer tiempo mostró un partido que fue una mezcla de los últimos dos duelos: parejo. Atlético Nacional -local y patrón- intentó llevar el peso del partido, de asumir el rol protagónico. Pero en varios tramos se encontró con un Huracán que presionaba alto y que se animaba a complicarlo, que llegaba, que inquietaba.
A diferencia de lo que se anunciaba en Colombia, el equipo de Domínguez no salió a defenderse con exclusividad. Cuando tuvo la pelota, lastimó. Con la velocidad de Espinoza, con la precisión de Bogado y de Montenegro, con la tenacidad de Abila.
Tuvo una virtud Huracán en esa estapa: golpeó justo después de que lo golpearan. A los 24 minutos, estaba en desventaja (discutido penal de Bogado a Guerra, convertido por Ibarbo). Menos de dos minutos después fue, edificó con Wanchope y con Bogado una buena jugada que resolvió sin dudas Espinoza. Uno a uno.
El segundo tiempo estuvo condicionado por un pésimo arbitraje de José Argote y por la expulsión de Federico Mancinelli, a los 6 minutos. Desde entonces, Atlético Nacional encontró los espacios y Guerra, dos goles (dos grandes definiciones). Parecía que lo tenía a disposición para noquear al equipo argentino. Pero no. Había más espacio para el suspenso. Wanchope hizo un golazo, a través de una acrobacia y puso el 3-2. Y entonces, contra todo y contra todos, Huracán fue. Tras las pasos de otro capítulo épico. Lo tuvo en un rebote Abila, pero la pelota se fue por arriba. No pudo ser. Lo liquidó Copete sobre la hora. No alcanzó ese coraje, esa intensidad que ofreció Huracán hasta el último de los suspiros...