sábado, marzo 05, 2016

El Huracán de la lucha



Huracán 1-Estudiantes 0
Ahí está Huracán, de nuevo. En la lucha, entero, bravo, metedor. De ese modo y manera que eligió en este momento de la historia para afrontar adversidades. No le sobra nada. Porque incluso no le sobraba tampoco antes de ese accidente en Venezuela que le recortó el plantel en puestos relevantes. Pero tiene algo que construyó en este ciclo que incluyó un ascenso, dos títulos y una final continental: impronta guerrera. Este Huracán no negocia la entrega ni la constancia ni el sacrificio ni la última gota de sudor. Puede equivocarse, puede carecer de brillos, pero hay algo que al equipo de Eduardo Domínguez no le falta: eso que Wanchope Abila -tras el agónico gol a San Lorenzo- definió con una sola palabra, de seis letras y en plural: “huevos”.

Así, Huracán sumó ayer una victoria relevante: venció a Estudiantes, que venía de sumar 10 de los últimos 12 puntos en juego. Y de ese modo, mejoró su situación en la tabla de los promedios -en definiva, el objetivo inicial y prioritario del semestre- y reinstaló cierto entusiasmo respecto de lo que viene en esta Zona 2 del torneo de Transición, que parece abierta para cualquier asombro.

Fue un partido como casi todos los que juega Huracán: cerrado, con escaso margen para el error, de pocos goles, de pocas llegadas. Tuvo una virtud decisiva Huracán: jamás se equivocó en su propia área. Y en eso mucho tuvieron que ver los rendimientos de sus dos marcadores centrales, el capitán Federico Mancinelli y Luca Sosa (destacada aparición; acierto del entrenador). El otro mérito de Huracán tuvo que ver con su confianza: jamás resignó su deseo de victoria. No se conformó ante un rival que en todo momento jugó agazapado esperando su chance. Esa que nunca llegó.

Huracán, además, golpeó en un momento clave: al principio del segundo tiempo, tres minutos, cuando todo estaba por verse luego de un primer tiempo parejo, Wanchope volvió a estar en el lugar indicado en el momento exacto. Tras una media vuelta de Romero Gamarra -el Kaku del golazo en el Centenerio, el martes-, Mariano Andújar ofreció un rebote y Abila -habilitado, al límite- la empujó con el arco a disposición. En la celebración, en ese puñado humano armado por titulares y por suplentes, quedó retratada la perfecta escena de este plantel: un conjunto de voluntades luchando todos juntos. Contra todo y contra todos.

Y así, como en el festejo, siguió jugando Huracán. Solidario para marcar, astuto para sostener su arco cero. Con la colaboración de todos. Desde Rolfi Montenegro -raspando y raspándose- hasta el último de los ingresados. Quedó claro de nuevo: el Huracán Inmortal va por más. Quiere más.

Texto publicado por el Fundador del Blog en Clarín.