lunes, julio 07, 2014

Hasta siempre, Querido Alfredo


"Por mis gustos, la identificación con el fútbol que practicaba Huracán fue instantánea, aunque hubo otros motivos que me hicieron admirar esa institución, como el hecho de que una de las primeras sedes sociales que se inauguraron fue la de Huracán. Y eso, para aquella época era toda una novedad, y una muestra de grandeza. La misma que siempre tuvo Huracán. Para mí los grandes siempre fueron seis y Huracán es uno de ellos”.

Hoy falleció nuestro Alfredo. Sí, Di Stéfano. Ese crack de todos los tiempos, esa estrella en cualquier constelación. Que también se puso el Globo de Newbery en el pecho. Que nos paseó, generoso, por cada recuerdo, que nos ofreció su respeto y su cercanía. Lo que sigue es el modestísimo homenaje a él, al Viejo, a la Saeta Rubia:

Alfredo Di Stéfano camina por las calles de Madrid con una certeza que no le cambia la vida: el club más exitoso de la historia, el Real Madrid, lo tiene como presidente honorario y como máximo referente de su gloria. Sucede también ahora, cuando los millones de Florentino Pérez, otra vez presidente de la institución, permiten armar un equipo estelar, con Kaká y Cristiano Ronaldo como caras del pretendido éxito. Pero el inmenso Don Alfredo, capaz de todos los títulos, jamás olvida los caminos que lo llevaron al pedestal. Y le entusiasma más hablar de aquellos días en los que el euro no existía y él tenía un bigotito a lo Errol Flynn. En diciembre del año pasado, recibió el Premio Leyenda, otorgado por el diario Marca. Entonces, el periodista Tomás Campos, español e hincha de Huracán, le entregó el número especial de El Gráfico sobre el Centenario del club de Parque de los Patricios. Di Stéfano se encontró allí, en aquella juventud de 1946, con el Globo de Newbery en el pecho, en una foto que ocupaba una página entera. Se emocionó en silencio. Y mientras esperaba el comienzo del acto en el hotel Ritz de Madrid, hizo lo que haría un joven entusiasmado: le fue a mostrar a sus amigos Paco Gento y Amancio Amaro Varela aquella imagen de los tiempos de Huracán. Fue como un reencuentro. Poco después, desde las páginas del diario Marca, mandó suertes desde España para el Huracán de Angel Cappa, en la antesala del partido decisivo del Clausura 2009. Se amargó por la derrota ante Vélez. Y ahora, cuentan, colabora para que un juvenil de la cantera del Real juegue en el Ducó. Como si fuera un quemero más. Como si hubiera vuelto a gritar alguno de sus 10 goles bajo el cielo de Parque de los Patricios.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.