jueves, junio 23, 2011

Un descenso anunciado


Los que aplauden a esos jugadores -retazos de voluntades luchando sin éxito en plena Bombonera-, los que lloran su tristeza, los que callan su dolor, los que gritan su bronca lo saben: Huracán no se fue ayer al descenso. Lo fueron empujando desde adentro del club con decisiones equivocadas, con inaceptables errores que invitaron a las sospechas de socios y de hinchas.

En una de las tribunas, con su cara más triste, está Javier Pastore, crack de Los Angeles de Cappa de 2009, que se quedaron a siete minutos del título. El, ahora figura de la elite europea, es un caso emblemático: una joya que se vendió en 12 millones de euros y que enriqueció a todos menos a Huracán. Su caso tiene otros episodios afines de menor carácter público; juveniles que llegan a Primera ya con porcentajes vendidos a empresarios, futbolistas que arriban al club a préstamo sin opción o con opciones inalcanzables, técnicos que por decir verdades que duelen son expulsados, un entrenador de inferiores al que dejaron ir después del primer título en veinte años, entre otros...

Más allá de que los números lo condenan (diez derrotas en los últimos once partidos), Roberto Pompei no es el principal responsable del descenso de Huracán. Tampoco estos jugadores a los que les deben dos sueldos, dos aguinaldos y premios del Apertura. El presidente Carlos Babington -aquel ídolo que jugaba con la diez; este dirigente que se retira por la ventana de una elección adelantada- lo dijo al principio de esta temporada: “Es el mejor plantel que armé durante mi gestión”. A esta altura de la campaña, esa frase se parece demasiado a una cargada o a una barbaridad impropia de un tipo de fútbol .

Es el cuarto descenso de Huracán en 25 años. En la campaña 2011/12 sumará su décima temporada en la segunda categoría del fútbol argentino. Los jóvenes de hoy pensarán que lo que sus abuelos contaban es mentira: que fueron los más campeones de la década del 20; que Guillermo Stábile era el mejor de su tiempo y el goleador del primer Mundial; que Herminio Masantonio podía solo contra una defensa entera; que hinchas de otros equipos pagaban por ver a Tucho Méndez; que René Houseman se los pasaba como postes a sus marcadores; que el equipo del 73 jugaba mejor que cualquiera, que lo aplaudían hasta los rivales.

La Generación Sub 35 se tuvo que acostumbrar a esta realidad de vaivenes, de alegrías espasmódicas y de retrocesos que construyeron varias administraciones entre muy malas y pésimas en las últimas dos décadas. En breve, el 3 de julio, se elegirá una nueva conducción para la institución de Parque de los Patricios. De ellos será la responsabilidad y la obligación de rearmar este Huracán que tanto se parece a un rompecabezas. Y que ayer volvió a vivir el desencanto de otro descenso anunciado.

Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.