lunes, diciembre 13, 2010
Tres puntos y mil sufrimientos
Apertura 2010, última fecha: Huracán 1-Independiente 0. Hace poco más de un año a Huracán lo llamaban Los Angeles de Cappa . Ese equipo, con Javier Pastore y Mario Bolatti, era motivo de aplausos y admiraciones. Ahora, la realidad se parece estrictamente a todo lo contrario: este equipo bien podría llamarse El Equipo de la Angustia . Ayer, en el Ducó, consiguió un triunfo ajustado que se festejó como una consagración de fin de año. Al desenlace festivo lo impulsaban las circunstancias: Huracán llevaba seis derrotas consecutivas y su promedio se parecía bastante a un avión en picada. El 1-0 a Independiente, además, le permitió evitar el último puesto del Apertura. El Rey de Copas , campeón reciente de la Sudamericana, se quedó con ese lugar de desencantos.
Lo de Independiente fue un perfecto testimonio de relajación. En nada se pareció este equipo -sobre todo en términos de intensidad- al que afrontó su última conquista continental. Y esa actitud, por momentos displicente, mucho tuvo que ver con el triunfo de Huracán. El equipo de Miguel Brindisi mejoró respecto de sus actuaciones anteriores, pero la floja actuación de su rival favoreció su búsqueda. Un detalle: Huracán tuvo más llegadas claras en el primer tiempo (cinco en total) que en la mayoría de sus anteriores partidos completos. Pero le faltó lo de casi siempre en este año: contundencia. El gol que se perdió Ezequiel Roffes, en el inicio, se pareció más a un blooper que a una situación del fútbol profesional. Solo ante el arco, le quedó la pelota mansita y le pasó por debajo de su pie.
Tuvo su revancha el delantero de 19 años. A los dos minutos del segundo tiempo, aprovechó otra guapeada de Gastón Machín por la izquierda para cabecear al gol. Tampoco la desventaja despertó a ese Independiente que parecía guardar fuerzas para el festejo por la Sudamericana, que llegaría a la noche. Siguió careciendo de ambición, de juego, de constancia, de todo. Y, ante eso, Huracán ofrecía el entusiasmo de sus pibes y la jerarquía de Rodrigo Battaglia para administrar su ventaja.
Pero no está preparado para las alegrías cómodas este Huracán. Entonces, sobre el final, cuando Independiente recordó que había un arco rival y el Globo de Newbery se desinfló innecesariamente, el equipo de Mohamed estuvo en la cornisa del empate. Y hasta empató a través de Maxi Velázquez. Pero el árbitro lo anuló por un off side que no había sido tal. Era la última jugada del tiempo adicionado. Recién entonces, Huracán pudo gritar su desahogo. Tras padecer mucho, esa fea costumbre.
Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.
Así estamos:
En el Apertura
En el promedio
El fixture