domingo, septiembre 26, 2010
La carrera de Miguel...
Apertura, octava fecha: Huracán 1-Godoy Cruz 1, en el Ducó. La presencia de Miguel Angel Brindisi, ahí, en ese Ducó que lo hizo inolvidable, no alcanzó para cambiar la sensación y el escenario: el Huracán de estos días incómodos sigue siendo el mismo. No hay caso: el equipo de estos días no está a la altura de la búsqueda de la Sexta Estrella debajo del Globo de Newbery . Es peor: deberá rendir varios exámenes para resultar un equipo confiable en nombre de consolidarse en Primera. El empate frente a Godoy Cruz, en ocasión de la presentación del Miguelito de La Quema , dejó la sensación de que Huracán tiene demasiado territorio por recorrer para que la tabla de los promedios no invite a esos fantasmas conocidos y dolorosos.
Durante 67 minutos, Huracán jugó con un futbolista más (tras la expulsión de David Ramírez) y en ningún tramo de esa ventaja aparente pudo mostrarse superior. Quedó otra impresión: gracias a esa ausencia, el local pudo realizar un partido parejo. Godoy Cruz -sin brillar y en desventaja- jamás resignó la posibilidad de ir tras los pasos de un triunfo. Diferencia sustancial: un equipo vacío y repleto de dudas frente a otro convencido de que siempre hay un resquicio posible para jugar mejor.
Sería injusto y exagerado pretender que Huracán cambiara a consecuencia de la llegada de Brindisi. Un par de prácticas y un par de cambios nominales nunca pueden resultar suficientes para permitir una modificación notoria. De todos modos, hubo un par de indicios positivos: el primero, tuvo que ver con la voluntad de Huracán de perseguir la victoria -con sus defectos, con sus particularidades- hasta el último de los suspiros. El segundo ítem tiene que ver con parte de su discurso: Brindisi quiere un Huracán made in La Quemita. La exitosa inclusión de Kevin Cura -el más destacado del equipo- resultó el mejor de los ejemplos.
Pero no es sencillo el momento de Huracán. El promedio acosa (incluso más allá de la notable campaña de Los Angeles de Cappa en el Clausura 09) y las respuestas no aparecen a simple vista. El partido de ayer, en Parque de los Patricios, sirve de testimonio: fue un enfrentamiento entre una idea colectiva (la de este agradable equipo mendocino) y un conjunto de voluntades (este Huracán que quiere siempre y puede casi nunca).
Más allá de las actitudes y de las aptitudes de ambos, el partido estuvo condicionado por un flojísimo arbitraje de Diego Abal. Expulsó a David Ramírez, a los 15 minutos, de manera apresurada. Omitió una infracción en el área a Rodrigo Salinas. Y no cobró un penal grosero de Jorge Curbelo sobre el final del encuentro. En esas tres situaciones, para un lado o para el otro, pudo haber cambiado el desarrollo y el desenlace del partido.
Más allá de las particularidades del partido, Godoy Cruz generó una sensación más atractiva: con diez durante la mayoría del tiempo, de visitante, sumó un punto que mereció. Pero no sólo eso: si hubiera ganado, nadie le podría haber recordado que no lo merecía. Esa impresión configura un inequívoco elogio al equipo cuyano y un llamado de atención para este Huracán que cambió de entrenador pero no de juego.
Los silbidos de la popular Ringo Bonavena, en el desenlace, no tuvieron como destinatario a Brindisi. Eran un rechazo a varios de los futbolistas y a ese juego que no aparece desde que a Javier Pastore se le ocurrió partir a Italia. Ahora, con aquel ocho que era mago, Huracán tendrá que hacer magia para que el promedio deje de ser un motivo de preocupación. Y para que los días felices vuelvan a brotar bajo el cielo de los Barrios del Sur.
Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.
Gol: Gastón Machín.
El mejor: Kevin Cura, Gastón Monzón.
El peor: Angel Morales.
Así estamos:
En el Apertura
En el promedio
El fixture