martes, septiembre 21, 2010
Bienvenido a casa, Miguel
Miguel Angel Brindisi volverá mañana al mediodía al estadio en el que se exhibió como crack: el Ducó. Ese espacio de Parque de los Patricios que lo adoptó como propio. En ese lugar, le pondrá las primeras palabras a su segundo ciclo como entrenador de Huracán. Tras 3.134 días del último partido en el que dirigió a Huracán (aquel 0-1 frente a Chacarita, por el Apertura 2002) se hará cargo de un plantel con una prioridad incómoda: evitar el descenso (en la actualidad está a apenas seis puntos por encima de la Promoción).
“Miguel está muy contento con este desafío. Huracán es su club. Y esa es la principal razón por la que aceptó”, le dijo ayer a la tarde a Clarín el representante del entrenador, Jorge Cyterszpiler.
La llegada de Miguelito representa también un reencuentro: luego de estar distanciado por un largo tiempo, en ocasión del Centenario Quemero, se acercó a Carlos Babington, el actual presidente. Lo explicó un miembro de la Mutual de Veteranos del club: “Es una reconciliación imprescindible. Miguel es el mejor representante de aquellos tipos que ahora parecen imposibles; incluso de los Reyes de los años 20 ”.
La decisión del presidente también tiene que ver con otra cuestión ajena a este reencuentro con su viejo compañero del Equipo de los Sueños de 1973. Brindisi garantiza -con su nombre, con su carisma- un margen de acción que ningún otro entrenador podía ofrecer. El domingo, ante Godoy Cruz, su presencia garantizará aplausos. La llegada de cualquier otro técnico habría significado una sucesión de miradas incomodantes y eventuales rechazos ante una derrota.
Ayer quedaron resueltos los detalles de un contrato que será hasta finales de 2011. En tanto, se acordó -tras una charla breve- que el cuerpo técnico estará integrado por Juan Ramón Fleita como ayudante de campo y por Nazareno Brindisi y Rubén López como preparadores físicos.
El vicepresidente del club, Norberto Giuliano, le contó a Clarín sobre el acuerdo: “Cuando lo llamé a Miguel, lo primero que me dijo fue ‘¿cómo no voy a querer dirigir a Huracán?’”. Hoy al mediodía, luego de la presentación, habrá un almuerzo en la concentración en el que participarán el cuerpo técnico y los principales dirigentes. Será el principio de un reencuentro; no sólo de la sucesión de Héctor Rivoira. Resultará también el regreso de Bife -el apodo inaugural de Brindisi- a su geografía de los días más felices. Aquel chico de ojos claros que jugaba mejor que ninguno, este técnico que viene a resolver una situación brava, pasará por Labardén y Patagones, ahí donde estaba la carnicería de su papá, en la que solía colabrorar. Y luego encarará para el Ducó. Allí donde tratará de volver a ser el de siempre: un Quemero de ley.
Texto publicado por el autor del Blog, en Clarín.