domingo, enero 15, 2017

Un testimonio imparcial


En la repetida discusión ajena respecto del sexto grande histórico del fútbol argentino existe un detalle imparcial e inobjetable. Se trata de la emblemática y exitosa publicidad de los cigarrillos Imparciales, ícono de la década del 50.

Hay una historia detrás de tal imagen: en 1942, tiempos de Tomás Ducó en la conducción del club, la AFA modificó sus estatutos para incluir a Huracán en el grupo de "los grandes" (aquellos clubes cuyo voto en la Comité Ejecutivo de la AFA valía tres). Entonces Huracán, que había sido el más campeón de la década del 20 junto a Boca y que en 1941 estaba tercero en la cantidad de socios, se sumó a la lista que ya componían, desde 1937, Boca, River, Racing, Independiente y nuestro archirrival San Lorenzo. En esa primera manifestación, Huracán -junto a Estudiantes y a Gimnasia, ambos de La Plata- tenía dos votos y figuraba entre los ocho clubes con votos privilegiados. El resto, los denominados "chicos", tenía un voto.

En 1946, la AFA realiza su última manifestación respecto de tal condición: repite a los mismos seis equipos en la elite. A partir del año siguiente, se determina que el voto de cada club vale lo mismo: uno.

Por esta razón, muchos especialistas y aficionados consideraron tradicionalmente a Huracán como un grande más, condición que arrastraba desde los tiempos del amateurismo. Por esta razón, la marca Imparciales sacó en los 50 una popular publicidad bajo el pomposo eslogan "el séptimo grande". Y allí, al lado del atado de cigarrillos aparece la camiseta de Huracán. Claro, como un grande.

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