domingo, enero 10, 2016

La Caja Boba


Por Roberto Guidotti*
Si hay un tema por estos días que tiene en vilo al mundo futbolero es la desorganización reinante que existe en la AFA con todas las disputas de dominio público entre seguristas y tinellistas y que siguen con presagios de sumar agelicistas, bilardistas, maronistas y armandoperecistas a esta disputa casi insólita por tomar el poder de la casa madre de la pelota.

En medio de tantos despropósitos que ya parecen surgidos de una tira de Peter Capusotto, hay un tema crucial que nos tiene muy preocupados a los hinchas del Globo por estas horas y es el dinero que se le entrega a cada club por derechos televisivos.

Allá a principios de los 90, cuando arranca Torneos y Competencias a televisar los partidos, Huracán había vuelto fortalecido de su primer descenso y ocupaba un lugar en el mapa del dinero a recibir por cada institución bastante acorde con su rica historia futbolera, afirmada en un subcampeonato del 94 que había posicionado al club en un lugar importante. Allí estaba el Globo, por debajo de los grandes y junto a los rosarinos, los platenses y un Vélez que empezaba a mezclarse con los poderosos de la mano de sus nuevos títulos y la muñeca de un siempre listo Raúl Gámez.

Los tiempos cambiaron hacia finales de aquella década y nuestro querido Globo cayó en una profunda debacle institucional y deportiva con dirigentes de lo más ineptos en algunos casos y corruptos en otros que nos llevó a un ostracismo de muchos años, con descensos incluidos y enormes pérdidas económico-financieras.

Pero la historia es dinámica y así como se decidió que Huracán perdiera su lugar en el mapa “monetario” del fútbol argentino, hoy en 2016 debe recuperarlo porque ha hecho los méritos para volver a estar en el lugar que marca su trayectoria de 107 años.

La escala actual de repartos, tiene a Boca y a River cobrando 62.400.000 pesos anuales; a Independiente, Racing, San Lorenzo y Vélez con 46.800.000 anuales; a Central, Estudiantes, NOB, Belgrano, Lanús, Defensa y Justicia, Godoy Cruz, Tigre, Banfield, Quilmes, Arsenal, Gimnasia, Olimpo y Rafaela con 34.000.000 en el año y a los ascendidos en 2014 (Huracán, Colón, San Martín, Argentinos, Aldosivi, Temperley, Unión y Sarmiento, además de los ahora descendidos Chicago y Crucero) con 14.000.000 anuales. Un reparto que parece organizado por una siniestra sociedad que ni Brazenas y Ceballos juntos podrían diagramar tan injustamente.

El Globo ha vuelto a Primera con un fuerte protagonismo futbolístico que lo ha llevado a ganar dos títulos oficiales de máxima categoría y a disputar -considerando la Libertadores que se viene en breve- tres copas internacionales de manera consecutiva llegando a la final en una de ellas con una campaña invicta. Además se ha ubicado en tablas de rating televisivo en un top-ten que posiciona al club en un lugar de popularidad notoria y vuelve a jugar el clásico con San Lorenzo en los torneos de verano junto a los otros grandes. A todo esto se le suma lo más importante: su historia y tradición de equipo grande innegable para todo aquel que conozca un poquitito de nuestro fútbol doméstico. Los 13 títulos de AFA, la larga lista de jugadores de selección, su convocatoria que lo ubica sexto en promedio por partido de venta de entradas en la historia y su vieja condición de “rival clásico” de los 5 más poderosos son razones de sobra –entre tantas otras- para calificar de ridículo e insostenible que Arsenal o Defensa y Justicia cobren más del doble de dinero de la TV que percibe Huracán. También resulta inadmisible que Vélez siga ubicado en un lugar tan destacado (muy por encima de los rosarinos, los de la Plata y ni hablar del Globo) cuando sus rendimientos deportivos mermaron, su convocatoria disminuyó considerablemente y su rating televisivo está lejos de ser importante.

Este mapa de reparto debe ser rediseñado en base a protagonismo deportivo actual, historia y tradición, títulos totales, convocatoria, rating televisivo y popularidad, entre otros tantos atributos destacados que distinguen a un club de fútbol por sobre otro. Como es difícil que eso suceda porque en esos niveles la discusión es más de muñeca política que de merecimientos deportivos e institucionales, es hora de que Huracán se haga respetar en serio. Tenemos –además de un buen presente deportivo- un club ordenado con un claro proceso de desendeudamiento producto de una convocatoria de acreedores que empieza a quedar en el pasado. A la AFA siempre le importó que los clubes enderecen su economía. También en eso nuestra institución ha corregido el rumbo con un plantel de sueldos al día, algo que no se veía en Huracán desde hace muchísimo tiempo. Ya no estamos en las páginas de los diarios por pedidos de quiebra o futbolistas que se niegan a concentrar.

Entonces es el momento de pelear por lo que nos corresponde. Por recuperar en serio nuestro lugar de Sexto Grande. Que deje de ser una denominación mediático-folklórica y pase a ser un espacio concreto de posicionamiento en el mercado de la pelota. Al menos Huracán debe estar ubicado en una primera instancia en la escala de los medianos junto a Vélez, Central, NOB y Estudiantes, un escaloncito por debajo de los más encumbrados, en una posición expectante para la recuperación definitiva de nuestro lugar histórico desde que se juega fútbol en la Argentina.

*Periodista. Co-autor del Libro del Centenario. Texto publicado en Patria Quemera.