viernes, noviembre 14, 2014

La preciosa agonía...



Boca -puntero, candidato- llegaba al Palacio Ducó con Maradona, Caniggia, Verón, Bilardo de entrenador. En aquel 1996, el equipo de la Ribera iba ganando hasta que faltaba casi nada. Y en la tribuna visitante armaba su propia fiesta, con clima de clásico. Pero de repente todo cambió: César Couceiro le ofreció un pase a Hugo Guerra, el uruguayo definió y el grito feliz se mudó de tribuna. Ya no quedaba tiempo para nada más que ese grito que contaba las consecuencias de ese empate, en aquella preciosa agonía: "Un minuto de silencio / para Boca que está muerto":