jueves, septiembre 25, 2014

Un Huracán bajo la lluvia


Copa Argentina - Octavos de final:
Huracán 2 (3)-Banfield 2 (2)
De repente, un equipo roto se reconstruye con las piezas que nadie pensaba que eran útiles a tal efecto. Sí, Huracán decide armar un muletto para la Copa Argentina y consigue lo que Banfield buscaba con su equipo de gala: la clasificación para los cuartos de final. El fútbol argentino brinda estos contrastes: un plantel de Primera se queda afuera y de rodilllas ante un rival del Nacional que no ofrece su mejor versión. En los penales, con Marcos Díaz -arquero inmenso- como superhéroe, Huracán venció a Banfield y accedió a la siguiente instancia de la competicion. Ahora espera por uno de esos dos viejos enemigos: Estudiantes o Independiente.

Hubo lluvia y hubo condicionamientos en el contexto de un partido que brindó atractivos. Se jugó en el Diego Maradona, pero no se podía jugar como él. Ese insoportable diluvio le generó al encuentro espacios incómodos. La pelota se detenía cerca de los costados cercanos a los corners. Y en esos espacios, y en esos lugares donde la lluvia jugaba su partido, Huracán se adaptó mejor. Incluso a pesar de la expulsión de Ezequiel Gallegos, cuando al encuentro le faltaba casi media hora. 

El partido también ofreció un mensaje: de nada sirve modificar fechas o escenarios a conveniencia (como procuró hacer Banfield en semanas recientes, a partir de sus contactos en el ámbito de la política). El fútbol, territorio de imprevistos, se carga a los ventajeros de ocasión.

Al margen, tuvo una virtud repetida Banfield en el encuentro: las situaciones de pelota parada. Así llegó a sus dos goles. Primero, con Fabián Noguera para ponerse en ventaja. Luego, con Emiliano Terzaghi para establecer el 2-2. Pero en el juego no fue ese Banfield que encantó en el Nacional pasado y que ahora merece adjetivos que lo califican con encantos.

Lo de Huracán fue distinto. Pensó el partido como una alternativa, pero lo jugó en nombre de la historia que las Estrellas de su escudo cuentan (tiene once; y seis corresponden a Copas Nacionales como la que está en cuestión). Su gente, que colmó la popular que le ofrecieron, contó que más allá de los nombres la idea es ir también por esta Copa Argentina. En el juego, no ofreció mucho más allá de sus dos magos: primero, Gonzalo Martínez, el Pity, autor de los dos goles; más tarde, Super Marcos, Díaz, su arquero implacable.

El abrazo final, todos con Díaz, mucho se pareció a un principio. Allí, en ese rincón de La Paternal, este Huracán que busca Primera se reencontró con sí mismo. Mientras tanto, en busca de su lugar que la historia relata, la Copa Argentina lo pone en un escenario nuevo: también quiere ser campeón.