viernes, abril 18, 2014

Un grito, dos gritos


Huracán 2- Atlético Tucumán 0
Toda esa gente que se abraza en la popular Ringo Bonavena empieza a creer como nunca antes en la temporada. Y la sensación se hace grito y certeza: “No tengas dudas / que vamo’ a volver”. El Huracán de sus corazones le está ganando 2-0 a Atlético Tucumán cuando al partido no le queda más que el retazo de un descuento que nada cambiará. Y el escenario ofrece un entusiasmo que se multiplica por los rincones del Palacio Ducó: el equipo de Frank Kudelka quedó a sólo cinco puntos del tan deseado Puesto 3, el último vagón que conduce a la máxima categoría.

Atrás de ese instante quedó un partido parejo en el que Huracán aprovechó ese rasgo tan curioso y tan relevante en la campaña: si convierte primero se transforma en un equipo casi invencible. Lo cuentan los datos: de las 15 veces que arrancó en ventaja ganó en 13 oportunidades. Con un detalle agregado al respecto: la única vez que al Globo de Newbery le dieron vuelta el resultado, Kudelka y Wanchope Abila -su técnico y su goleador de estos días, respectivamente- jugaban para el rival de ocasión, Instituto.

Huracán comienza a ofrecer su mejor versión bajo el cielo de Parque de los Patricios. Desde la llegada del Señor K el equipo afronta los partidos con intensidad, con voluntad de ponerse en ventaja, con prioridades ofensivas. No hubo excepción ayer, mientras la tarde de Buenos Aires se hacía noche. Fue, buscó, quiso, intentó. Y en ese recorrido inicial se puso en ventaja. Apenas pasada la media hora del primer tiempo, en otra búsqueda por el costado derecho, Cristian Espinoza envió un centro, otro Cristian -el arquero Lucchetti- rechazó pésimo y Abila -siempre atento- la empujó para que el estadio entero gritara el gol y ese desahogo que mucho se pareció al principio del triunfo.

Atlético también sabía la relevancia de este encuentro. Arrancó con información atractiva el equipo tucumano: Instituto -el dueño del tercer puesto- había caído en Santa Fe ante Unión. Si ganaba quedaba a apenas dos puntos. No hubo caso. El conjunto de Héctor Rivoira no se pareció en nada a un equipo convencido de su posibilidad de ascenso. Priorizó defenderse, lo golpearon y luego no encontró recursos para modificar el libreto. Ahora, lo alcanzó Huracán y también quedó a cinco del territorio tan deseado del estribo del regreso a la A. 

El segundo tiempo fue una puesta en escena del presente de ambos: Huracán disputó cada pelota como si estuviera disputando el Mundial de Clubes de la FIFA; Atlético dudó y padeció. El perfecto contraataque iniciado por Germán Mandarino y resuelto por Leandro Caruso fue el lógico desenlace de esa sensación. También fue un síntoma: Huracán quedó mejor parado para lo que queda. Tal como su gente grita hasta la disfonía...

Texto publicado por el fundador del Blog en Clarín.

Así estamos:
En la tabla
En los promedios
En el fixture
Entre los goleadores