sábado, junio 04, 2016

Alí se fue con Ringo, al Reino de los Cielos


Falleció Alí, el más grande de todos los boxeadores. Se fue al Reino de los Cielos, con Ringo. Para volver a encontrarse, como aquella vez, en 1970...

Por Carlos Marcelo Thiery
Terminó el noveno round y el Madison Square Garden se venía abajo con las cascadas de gritos que los admiradores de Bonavena dejaban caer sobre el ring. " ¡Dale Ringo!, ¡Dale Ringo!... " ¡Argentina! ¡Argentina!" La profecía de Clay no se había cumplido. El noveno round había pasdo, y el boxeo dejó a salvo uno de sus principios fundamentales: se pelea con los puños y no con la boca,. Pero al mismo tiempo otras leyendas de la mitología que se creó en torno de esta pelea quedaron canceladas. Ni Bonavena fue la presa fácil para Muhammad, ni el invicto, a lo largo de treinta peleas pudo trabajar como frente a Jerry Quarry. Claro que, al mismo tiempo, los fanáticos admiradores de Ali hacían notar que los tres años y medio de inactividad no le impedían al musulmán seguir boxeando más allá del sexto o séptimo round como vaticinaban sus enemigos.

Pero, tal vez, la moraleja más apasionante y didáctica de todas fue el hecho de que recién entonces todo el mundo, y especialmente los dos hombres que transpiraban sobre el ring, se dieron cuenta de que simplemente estaban peleando un ser humano contra otro ser humano. Clay y Bonavena habían estado especialmente nerviosos antes de la pelea, durante el pesaje y en las cuarenta y ocho horas previas al combate.

(...)

Bonavena cayó porque salió a jugarse en el último round. Justamente él, que tiene fama de desobediente, siguió al pie de la letra durante catorce rounds las instrucciones de Clancy, y dejó de hacer lo que su manager norteamericano llamó en un momento "nuestro gran negocio". Ringo sabía que su búsqueda con golpes por afuera no le habían dado ventajas y que si la pelea llegaba al término reglamentario, muy difícilmente pudiera llegar a ser el ganador. Entonces salió a enfrentar frontalmente a Alí, y allí abrió las puertas a los tres golpes que lo pusieron otras tantas veces en el piso (...)

Así, como cayó Ringo, caen los hombres que no saben especular. Los que necesitan tomar la iniciativa. Y los que saben justificar su responsabilidad. Sus ganchos abiertos habían sido metódicamente anulados por Alí, ya sea con buenas palancas o con desplazamientos que el argentino no pudo ni intentó seguir. De cualquier manera, a mitad del apelea, Clay ya se había dado cuenta de que no la iba a ganar haciendo su trabajo de showman, y más bien se dedicó a cuidar el aire que a tratar de cumplir su predicción (...)

Y Ringo fue obediente hasta el anteúltimo round cuando decidió, prácticamente por su cuenta, que no le bastaba con la satisfacción de perder por puntos. Allí intentó mucho más que en ese inolvidable noveno round. Cuando dos o tres cruces suicidas lo pusieron a tanta distancia de la gloria como de un nocaut que hubiera sido prematuro. Parecía una locomotora arremetiendo contra Clay, y desgraciadamente el desaliño de sus manos levantadas dejó penetrar tres manos netas de Muhammad que provocaron otras tantas caidas que decretaron el primer fuera de combate en toda su carrera.

Aún así, Oscar Natalio Bonavena no olvidará que subió al ring abucheado y bajó aplaudido y ovacionado (...)

Ganó un talento: Clay, ensombrecido por la valentía de un hombre: Bonavena.