Imagen del último clásico, en el Nuevo Gasómetro. Leandro Díaz lucha como toda la tarde de aquel 4/11/2007. En este caso contra Juan Carlos Menseguez. Al cabo fue empate (1-1) y San Lorenzo se despidió de su deseo de ser bicampeón.
El siguiente texto fue publicado en Clarín, en ocasión de la cobertura de esta 15a. fecha del Clausura con cuatro clásicos, bien de Primera: hoy, Gimnasia-Estudiantes y Boca-Racing; mañana, Huracán-San Lorenzo e Independiente-River. Se enfrentan todos ellos desde la segunda década del siglo pasado. Acá, un recorrido por el paragigma del clásico barrial, en el primer duelo del Centenario.
Se señala en el libro Santo Ciclón, publicado en ocasión del último título de San Lorenzo, el año pasado: "Desde sus días fundacionales el clásico entre San Lorenzo y Huracán era una fiesta de personajes mágicos, de cracks, con el tango como música de fondo. Era también el más porteño de los enfrentamientos deportivos, una suerte de campeonato aparte entre esas dos barriadas que se dividían el sur de un Buenos Aires que crecía a ritmo sostenido. Se trataba de una cita entrañable en tiempos en los que la cuestión de pertenencia geográfica delimitaba también pasiones". Ahora, ese mismo clásico, tendrá una cita relevante: el primer duelo del Centenario. Sucede que ambos nacieron en 1908, vecinos, sobre la avenida La Plata. Y mañana, por primera vez en La Paternal, jugarán la 155a. edición del paradigma del clásico barrial.
Será una cita con la historia también, claro. Con este enfrentamiento de centenarios, que comenzó hace 93 años, con aquel 3-1 para San Lorenzo, en la cancha de Ferro. Aquello fue un determinismo: se trató de un partido con discusiones, protestas y dos futbolistas de Huracán expulsados. Lo que siguió fue una sucesión de hitos, más allá de la notable santa paternidad de 35 partidos (74 triunfos contra 39, incluyendo la Era Amateur): la paradoja de la década del 20, cuando Huracán fue el más campeón del fútbol argentino junto a Boca (con cuatro títulos de Liga) y no pudo derrotar a los de Boedo; los cracks compartidos (desde Veira y Doval a Rendo y Silvera); la presencia del inmenso Alfredo Di Stéfano para los quemeros, en 1946; las dos goleadas de San Lorenzo en 1959 (4-1 y 6-3); los aplausos de Huracán para el Ciclón campeón de 1972, en el Ducó; los cinco triunfos consecutivos del Globo de Newbery en 1976 (un hecho único en la historia de cualquier clásico); el 5-0 de San Lorenzo, en el Nuevo Gasómetro, en 1995; el 2-1 de Huracán a San Lorenzo, en 2000, antes del récord de Manuel Pellegrini; el doble 4-0 de los Forzosos de Almagro para despedir a Huracán de la A, en la temporada 2002/03... Y tantas historias afines, memorables, únicas; recientes y remotas. Mañana, en otras circunstancias y en otro escenario, Huracán y San Lorenzo reeditarán la vieja rencilla, esa rivalidad nacida en el vecindario, en esa geografía tan porteña, en donde Boedo y Parque de los Patricios dirimen quién es el patrón de la vereda.