Alejandro Alonso intenta y tropieza frente a Gimnasia de Jujuy, en las finales por el ascenso a la A, en 2005. Aquella vez, la derrota en el Ducó y el empate en La Tacita de Plata impidieron el ascenso de Huracán. Ahora, otro partido decisivo.
Apertura 2008, quinta fecha: Gimnasia de Jujuy-Huracán. Huracán se jugará en Jujuy algo muy parecido a una final al principio de la temporada. Como sucedió frente a Racing, en la Bombonera, el equipo afrontará un partido clave: será ante un rival directo, ante un oponente en días incluso más difíciles.
El objetivo prioritario de esta temporada es, claro, evitar el descenso y consolidar a Huracán en Primera. Nadie duda de eso, más allá de los insufribles quejosos ocasionales que aparecen más veces que lo razonable.
Con frecuencia a este tipo de partidos los medios los llaman de seis puntos. No se trata de una exageración, más allá del desliz numérico. Pero es más que eso: es un partido como esos que definen historias, desenlaces. Como aquellas finales de 2005, en las que Gimnasia de Jujuy mató de un golpe y varios azares el deseo de regreso de un Huracán golpeado, luchador. Fue apenas un gol en 180 minutos (a cargo de Franco Sosa, en el Ducó, en el partido de ida) lo que bastó para que el Lobo del Norte se devorara aquel fervor quemero.
Ya no queda nadie de aquellos días. Y hasta los delanteros de aquel equipo, Joaquín Larrivey y Daniel Osvaldo, participan de la Serie A italiana. Bueno sería poder contar con ellos, pero no; no es el caso. Pero sí hay que jugar este partido, por la quinta fecha del Apertura, como lo que fueron aquellas dos finales de junio y de julio de 2005: una situación definitoria. Eso sí, esta vez, habrá que cambiar el desenlace. El regreso desde Jujuy debería ser una tranquilidad numérica y, si se puede, futbolística.
Más:
Las finales de 2005: en el Ducó y en La Tacita.
Los antecedentes, en el Blog.