En India, Hanry May y su búsqueda
Henry May luce una sonrisa que disimula el cansancio. Usa unos anteojos negros porque la tarde de Parque de los Patricios tiene un sol que a la vista incomoda. Escucha lo que de él se cuenta por los altoparlantes del Ducó. Son las razones para su homenaje: "En los años veinte, brotaban Huracanes por el Río de la Plata. Eran un tributo a los más campeones de la década previa al inicio de la Era Profesional. Hace algunos años, a partir de 2008, Los Angeles de Cappa refundaron el fenómeno. Henry May, londinense y Quemero, se mojó en la Bombonera viendo a Huracán frente a San Lorenzo. Desde ese día supo que ya no había vuelta atrás: Huracán y nosotros éramos parte de él. A partir de entonces, nada fue igual en la vida del inmenso amigo Henry: con él, empezamos a recorrer el mundo. Ya somos Huracán en Londres, donde ahora está naciendo incluso la Peña Ossie Ardiles. Y estamos también, ofreciendo fútbol y solidaridad, en Sierra Leona, en India, en Colombia. Lo dice el eslogan y lo decimos nosotros: 'Huracán es una pasión sin fronteras'. Ser grandes es eso: construir un espacio de pertenencia al que cada uno quiere abrazar. Se llama Huracán, somos todos nosotros". Justo en ese instante recibe una plaqueta de parte del club y de la ONG Corazón Quemero. Cuentan que es un agradacimiento por llevar al Globo de Newbery a recorrer el mundo. La gente lo ovaciona como si fuera un crack de los días felices. Sucede que a partir de su búsqueda ya hay Huracanes en cuatro de los cinco continentes. "Nos falta Oceanía", dice May en la platea Alcorta, justo antes del partido de Huracán ante Instituto.
"La idea es generar un fenómeno global. Y que el fútbol, a través de los distintos Huracanes, sirva como herramienta para la educación y para la contención de los más desprotegidos", cuenta May. Junto a la Fundación Craig Bellamy ya se instaló en Sierra Leona, en India y en Colombia. También trabaja con otras ONGs vinculadas a la educación (como Teach First o Enseña por Argentina) y a lo social. Viviana Cialdella, titular de la ONG Corazón Quemero, trabajó junto a él en varios emprendimientos solidarios. Y cuenta: "Lo que más sobresale de él es su humildad, su mensaje de paz, su búsqueda generosa y su visión global. Es un gusto y un orgullo que sea de los nuestros". El periodista Brian Pécora, quien ocasionalmente lo hospeda en su casa cuando Henry visita Buenos Aires, cuenta un detalle que sorprende: aunque ya se acostumbró a las cámaras de televisión, cada vez que un hincha le pide sacarse una foto el se pone colorado. Se inhibe pero acepta invariablemente. No puede creer tanto cariño dando vueltas. Por eso, a cada hincha que le pide un autógrafo él le regala una postal del Huracán FC Sierra Leona.
La FIFA ya le prestó atención a su idea. En tiempos recientes, en un informe presentado a través de su canal oficial, elogiaron su proyecto. Allí aparece May jugando al fútbol con su equipo, en las categorías amateurs de la Football Association. También contando esa idea que nació bajo la lluvia y producto de la casualidad. Llegó a Buenos Aires como turista, leyó el anuncio en el diario de aquel clásico de 2008 y fue. Llovió como si se tratara de una maldición, pero fue todo lo contrario: se trató de la bendición de un nacimiento. El partido se suspendió por el temporal mientras Huracán ganaba 1-0. En la continuidad el equipo perdió 4-1. Pero nada cambió: Henry ya estaba en marcha. El idilio recién empezaba. También vio a Boca, a Racing, a Independiente, a River. "Con Huracán me pasó algo distinto a todo. Era mi equipo. Mi amor argentino", explica.
Henry se convirtió también en un personaje de Parque de los Patricios. Algunos ya patrocinan la idea de que sea dirigente del club. Es casi imposible: está instalado en Colombia. Y muy a gusto. Cuando pasó por la sede de la Avenida Caseros a buscar su nuevo carnet, se reunió con el vicepresidente Luis Sasso para comentarle detalles de su proyecto. También se cruzó a Antonio Mohamed -ahora entrenador de Tijuana- en el sector de baby fútbol. Se quedaron hablando. May le contó que había ido a ver al equipo que dirige Mohamed ante Millonarios. Henry parece al tanto de todo. Y lo disfruta con una intensidad contagiosa. "Esto es la historia de una pasión", dice, convencido.
Tiene claro de qué se trata su búsqueda. Y lo cuenta en plazos, ante la consulta de Clarin.com: "A corto plazo: queremos trasladar toda la pasión y amor que nos dan los hinchas de Huracan. Ellos nos mostraron que el fútbol tiene un poder unico que supera toda diferencia (Inglaterra y Argentina, por ejemplo) y puede unir gente y trasladar felicidad. Crear diferentes Huracanes en el mundo todo con un enlace fuerte a Teach for All. Entendemos que la calidad de educación en el mundo es un gran reto, algo muy importante". El largo plazo es un sueño que nace: "Huracán puede ser el club que es conocido por el mundo por su red de diferentes equipos, en una fundación sostenible, con ese enlace con Teach for All y otras organizaciones. Para mostrar a todos el poder del fútbol y la importancia de educación. No sólo en el mensaje sino también en el hecho". Suena convincente. Y convencido.
May, también hincha del Fulham, es docente y estudió en la Universidad de Nottingham. El sábado estuvo en La Quemita y contó chistes propios de Benny Hill. También ofreció su mirada graciosa y quemera respecto de la condición de hincha de San Lorenzo del Papa Francisco. "Debe ser para estar más cerca de Dios y así tener el perdón divino por ser Cuervo. O tal vez el Papa se enteró de que van a inaugurar un supermercado en el Vaticano", contó, rió e hizo reir. También se abrazó con otros simpatizantes y gritó en el Ducó los goles del 2-2 ante Instituto. El jueves participará de la marcha del Día Mundial del Hincha de Huracán. Irá en ojotas. Su agenda es amplia y asombra. Dice que es un recreo antes de seguir fundando Huracanes por el mundo.
Texto publicado en Clarín.com
En Sierra Leona, Huracán en acción.