Huracán recién había regresado a Primera. Y sorprendía en el inicio de la temporada 2007/08. Era el único invicto del Apertura, disputadas cinco fechas. Y llegaba a La Bombonera luego de cuatro años con una posibilidad inmensa: si le ganaba a Boca, podía ser el líder. La gente, que agotó cada entrada, cantó un entusiasmo: "Te vinimos a ver / te queremos ver campeón". Fue un hermoso momento que duró un suspiro o un poco más (hasta el gol de Boca y su victoria por 1-0). Pero sobre todo fue un reencuentro con cierta grandeza perdida. Como lo contó el estupendo Héctor Hugo Cardozo en el siguiente texto, era la reedición de un viejo clásico del fútbol argentino, del gran duelo de los años veinte. Se tituló: "Para rescatar la historia".
Por Héctor Hugo Cardozo
La historia en el fútbol siempre juega un rol estelar. Porque ofrece fundamentos, aporta razones y recupera los escenarios fundamentales para que el mundo de la pelota siga existiendo. Boca y Huracán cuentan para la gran historia; la amateur (en ocasiones, injustamente olvidada) y la profesional. La rivalidad y los desafíos futboleros instalaron este clásico como uno de los más tradicionales. Nació por las cercanías de los barrios, en un cruce de honores y orgullos con raíz porteña, pero con el correr del tiempo se ganó el derecho a ubicarse en el teatro nacional.
Y ahora vuelven a enfrentarse. Con la vigente presencia de Boca en cuanto torneo dispute, más allá de que consiga los éxitos finales o no, y la aparición en la cúspide de este Huracán de la saludable sorpresa. Y así, con esos condimentos el partido trasciende lo común. Porque la puja empezó a desarrollarse en el nacimiento del siglo veinte y se recupera en estos primeros años del siglo veintiuno, para demostrar que este juego-espectáculo-negocio, precisa de sus camisetas tradicionales para mantenerse.
Por eso es conveniente recordarle a las nuevas generaciones, que Boca y Huracán fueron motores clave para que el fútbol alcanzara la pasión que despierta en la sociedad actual. Fueron aquellos partidos olvidados y todos los que siguieron a través del tiempo, los que impulsaron sentimientos y adhesiones. Le fue mejor a Boca que a Huracán en la cosecha de títulos, después. Pero ambos clubes ganaron prestigio y jerarquía en planos bastante similares.
Rescatar momentos, situaciones, anécdotas, es imprescindible. Es todo un homenaje que se merecen las dos instituciones. Vuelve a vivir, tras el paréntesis, un choque que invita a la nostalgia y a la realidad, con sus pros y sus contras. Se olfatea, además, que no serán 90 minutos más, que el hambre por la victoria es parejo. Para Boca para seguir en el lote que marca los pasos del torneo y para Huracán, para demostrar que su invicto no es casualidad y que puede plantarse mano a mano sin complejos ni inhibiciones, con la redonda de por medio. No es un clásico de ocasión, por supuesto, aunque en apariencia lo sea. Porque suma. Para bien.
Texto publicado en Clarín.