lunes, abril 28, 2014
Gritemos todos, con alegría...
Por Ricardo Sapia*
La puta que lo parió, carajo. Con cuánta furia grité (gritamos) el golazo de Eduardo. El capitán. Con la lanza imaginaria; con el tiro libre a los 48 del ST; con todos los Quemeros soplando para darle envión al botín zurdo y a la bola. La emoción del 6 con el llanto a flor de piel. El mío y el tuyo. Lágrimas porque significa una posibilidad latente a la que nos aferramos. Así, con pasión, con ganas. Triunfazo para volverse ebrios con damajuanas y damajuanas de felicidad, de fe, de creer y de querer colgarse del último eslabón. De vino, claro. Mucho.
Sin olvidar que ganar debe sellar al grupo con la misión del retorno como una obsesión, hagamos un lugar a la mesura y la tranquilidad. Faltan siete fechas. Un mundo. Y sólo nos sirve apilar victoria tras victoria. No es imposible. Es real. Tangible. Corremos de atrás, y éste era otro de los rivales a los que había que vencer. Y, quizá como una señal, los goles no los hizo cuando dominaba y marcaba el paso, pero no despreció la oportunidad. Merecido. Justo.
Vienen dos paradas consecutivas en el Ducó. ¡Colmemos los escalones y juguemos con ellos!
*Periodista. Texto publicado en Olé.