viernes, abril 19, 2013

Maldita Barra encapuchada


Por Gustavo Yarroch y Matías Bide
En el Tomás A. Ducó está El vestuario del terror . Allí, ayer, se vivieron escenas propias de una película oscura, pero a la vez repetida: la de los barras sembrando miedo y arrasando con todo lo que se les cruza a su paso. Fueron alrededor de 150 los barras que entraron al club a la fuerza, después de amenazar a los empleados de seguridad, y posteriormente irrumpieron en el vestuario encapuchados, con revólveres, palos y cuchillos. Los jugadores de Huracán, que terminaban de ducharse luego del entrenamiento, sufrieron amenazas, agresiones, robos y también pinchaduras en las ruedas de sus autos.

Según los propios futbolistas, los barras nunca les dijeron los motivos del ataque: solo hubo insultos para todos, amenazas y robos de celulares y billeteras a Mauro Milano y Walter Busse, quien en la definición por penales ante Godoy Cruz, por la Copa Argentina, fue el único que no convirtió. A Busse y a Milano también les dieron cabezazos, pero no sufrieron heridas. Anoche, por Parque de los Patricios corrió con fuerza la versión de que los barras estaban muy molestos porque, con la eliminación a manos de Godoy Cruz, se quedaron sin recibir una porción de los 360 mil pesos que le dan a cada club por pasar a los octavos de final. “A la gente de la hinchada le habían prometido un porcentaje del premio y estaban muy calientes porque quedaron afuera de la Copa”, le dijo anoche a Clarín un allegado a la dirigencia del club.
La mañana transcurría en aparente calma en la cancha de Huracán. La mayoría de los jugadores más experimentados ya se habían ido del club y en el vestuario quedaban muchos juveniles y unos pocos jugadores con más recorrido, como Daniel Islas, Busse y Milano. El sonido de la cumbia que escuchaban los jugadores se cortó de inmediato cuando los barras , que recién llegaban de San Juan, donde el miércoles se jugó el encuentro ante Godoy Cruz, aparecieron en el lugar a los gritos y con sus modos violentos. “Eran alrededor de 150 barras encapuchados y armados. La mayoría se quedó afuera, mientras que un grupo entró al vestuario de los jugadores para robarles ropa, celulares y billeteras.
A Daniel Islas le robaron y después le devolvieron sus pertenencias. A la salida, rayaron autos y pincharon neumáticos”, relató Juan Manuel Llop, quien estaba en otro vestuario junto a los integrantes del cuerpo técnico. Llop siempre estuvo apuntado por la barra porque -según él mismo reconoció- nunca le dio dinero a los violentos pese a que le pidieron en más de una ocasión.

Desde la dirigencia le aconsejaron que dé un paso al costado ante la gravedad de la situación y es casi un hecho que Llop no seguirá al frente del equipo. Hugo Reinaudo, el preparador físico del equipo, decidió irse no bien ocurrió el brutal episodio. Anoche, al cierre de esta edición, los principales dirigentes y todo el cuerpo técnico (estaban reunidos) tenían apagados sus celulares.

Entre Llop y el presidente de Huracán, Alejandro Nadur, hubo un contrapunto. Mientras Nadur afirmó que los barras no suelen moverse por el club los días que no hay partidos, Llop afirmó: “A veces andan por La Quemita y en otros momentos andan por el estadio”.

Jorge Gabrich, ayudante de campo de Llop, le dijo a Clarín que “hay muchos jugadores que se quieren ir del club porque se sienten inseguros ”. Sergio Marchi, secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, se comunicó ayer con Hugo Barrientos, el capitán del equipo, para interiorizarse sobre la situación y hoy irá al entrenamiento del plantel para asesorarlos en cuanto a los pasos a seguir.
Por su parte, Nadur realizó la denuncia de lo ocurrido en la comisaría 28ª. “Labramos un acta con la Policía. Me sorprende la actitud de la barra. Tengo mucha angustia. No sé los motivos. Me quiero imaginar que es producto de los últimos resultados. ¡Una barbaridad!”, se lamentó el presidente.

Barrientos dijo que ahora tienen que “estar más unidos que nunca” y pidió “poner la cabeza en frío”. El tema es cómo hacerlo con una barra que en 2013 ya amedrentó de todos los modos posibles al plantel, lo que es lo mismo que estar conviviendo con el enemigo.

Texto publicado en Clarín.