miércoles, agosto 15, 2018

El representante de un sentido de pertenencia


El Ducó, durante el primer lustro de los años cuarenta. Allí, en Alcorta y Luna, comenzaba a crecer el precioso Palacio. Que fue lo que fue y es lo que es porque en su tiempo se conjugaron dos cuestiones: voluntad ejecutiva desde la conducción y generosidad plena de tantos Quemeros que colaboraron sólo a cambio del placer de sentirse parte.

Por eso, nuestro estadio -además de un orgullo- es un perfecto representante del sentido de pertenencia.

Nada menos.