La esencia Quemera en su estado más puro. Un recorrido por el pasado de Huracán, un retrato de su presente, una mirada para ofrecer caminos. Desde 2006, un espacio de pertenencia de nuestro Globo entrañable.
El primero, el de los optimistas amigos de las exageraciones: con los puntos que dejó pasar de local (sobre la hora ante San Lorenzo y los insólitos encuentros ante Patronato y Central) y sin los fallos que complicaron su recorrido (como el Penal del Viento ante Banfield o el gol mal anulado en el último segundo ante Colón), el equipo se podría haber asomado a la pelea del título frente a Boca.
El segundo, el de los entusiastas que imaginan un horizonte internacional: con la victoria frente a Atlético Tucumán, el Globo de Newbery se elevó al tercer puesto, se puso en zona Libertadores y se garantizó -cuanto menos- el acceso a la Copa Sudamericana.
El tercero, el de los cautelosos que no pierden de vista que el equipo arrancó esta Superliga en zona de descenso: ahora, sin incluir a los dos ascendidos, Huracán comenzaría la temporada 18/19 con nueve equipos por debajo en la tabla de los promedios.
En cualquiera de las tres dimensiones, un campañón.
Más allá de gustos y del juego, los números son elocuentes: lleva 10 partidos sin derrotas (la mejor racha de un equipo en la Superliga) y cuatro victorias sucesivas; y es el segundo con más vallas invictas (mérito, sobre todo, de su enorme arquero Marcos Díaz) y el segundo con menos derrotas.
Pero corresponde decirlo más allá del peso implacable de la estadística: Huracán no encanta. Vaya novedad: no busca eso. No le importa. ¿Está bien? ¿Está mal? Cuestión de gustos. Lo que ofreció frente a Atlético Tucumán no fue mucho más que lo suficiente...
Parte del texto escrito por el Fundador del Blog, en Clarín.
Pero alcanzó. Para que el entusiasmo nos siga abrazando. En otra noche de lluvia. En otra noche de copas...
Sopla un viento de triunfos y gloria, corazones que vibran de fe. Ya desfilan los grandes campeones y el concurso aplaude de pie. En sus pechos diviso la insignia confundida con el corazón. Es un Globo de fuego que vuela rumbo al cielo de su inspiración.
Se oye un grito que se expande por los aires con afán. Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones ¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN!
Ya termina el desfile armonioso. Deportistas de gracia ideal. Y al espacio se elevan los hurras junto al Globo que vuela triunfal. Ya se marchan los bravos campeones y la hinchada que alienta a la par. El estadio dormita en silencio. ¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN! Se oye un grito que se expande por los aires con afán. Son millares de gargantas las que nombran: ¡HURACÁN! Club glorioso de campeones con empuje de titán. Arrogantes corazones ¡HURACÁN! ¡HURACÁN! ¡HURACÁN
Por Oscar Barnade* Marcos Díaz, el arquero de Huracán, disparó este lunes su bronca en un medio del club contra los medios nacionales: “Tiene prensa exagerada”. Se refería a su colega Franco Armani, a quien un sector del periodismo lo quiere adentro de la lista para el Mundial de Rusia aunque nunca jugó en la Selección. Tenía bronca Bernabé Ferreyra, centrodelantero de Tigre, en 1930 porque se quedó afuera de la lista de 22 que fueron al primer Mundial de fútbol, en Uruguay. Y el Gran Bernabé tomó una medida más drástica: ingresó al sector de prensa de la cancha de Tigre y agredió a varios periodistas. Ayer y hoy, las listas definitivas del Mundial generaron polémicas.
Para mediados de 1930 Bernabé ya se había ganado fama de goleador. Había hecho 11 en 13 partidos en el torneo de 1929 y otros 6 en los primeros 7 partidos del torneo de 1930. La Fiera tenía el apoyo nada menos que de Borocotó, la pluma de El Gráfico. Fue convocado a una prueba decisiva: un clásico con Uruguay por la Copa Newton, el 25 de mayo. Allí, los dirigentes que integraban la Comisión de Selección junto con Francisco Olazar, el entrenador, definirían la lista. El debut con laAlbiceleste de Bernabé fue muy pobre y así lo reflejaron los medios. “Como es de dominio público, la actuación del jugador B. Ferreyra fue desastrosa, hasta el punto tal de que a su forma de jugar débese que los argentinos no alcanzaran una merecida victoria”, dice La Argentina. Fue 1-1 y el gol lo hizo Francisco Varallo, el joven goleador de Gimnasia. Ese día, también Adolfo Zumulzú tuvo una mala actuación.
En la reunión del lunes 26 de mayo se definió la lista. El diario La Argentina advertía: “Esperemos que el criterio que prevalecerá en la sesión de esta noche, será el de hacer las cosas a entera conciencia, sin que preponderen los favoritismos que se vienen cometiendo hasta el presente”. Bernabé y Alberto Cuello, ambos de Tigre, quedaron afuera. Zumelzú y Varallo fueron convocados. Y los centrodelanteros de Argentina fueron Guillermo Stábile, de Huracán (goleador del torneo) y Manuel Ferreira, de Estudiantes, el Piloto olímpico.
El 1° de junio, por la 9ª fecha del torneo, Tigre recibió a Platense en la vieja cancha conocida como del Lechero Ahogado. Allí, Bernabé descargó su bronca. Cuenta La Argentina: “Varios jugadores locales, capitaneados por B. Ferreyra y Cuello, introdujéronse en el recinto de los periodistas y en forma cobarde y a mansalva, agrediéronlos, llegando a herir a uno de ellos de cierta consideración”.
Veinte años después, Borocotó escribió en la revista Pinceladas deportivas: “Fuimos varios los que bregamos por la inclusión de Ferreyra en la selección. Fue elegido y jugó… y muy mal. Los que tanto luchamos por él, quedamos junto con el gordo Monge, completamente desorientados. Salió de la cancha silbado y abucheado. Después supimos la verdad: esa mañana del partido Bernabé había donado sangre para su hermana enferma…”.
La bronca quedó atrás. Durante el Mundial se fue de gira con Huracán. Más tarde con Vélez. En 1932 pasó a River por 35.000 pesos, alcanzó fama y gloria, y fue el mejor de su época.
Huracán es un equipo en serio. Lo cuenta su recorrido por la Superliga, la sensación de seguridad que genera, la confiabilidad que representa.
Vení, copate, analicemos a nuestro Globo:
1) Como dice el técnico Alfaro tenemos al mejor arquero del fútbol argentino. Se llama Marcos Díaz. Merece Selección y Mundial tanto o más que Franco Armani.
1 bis) En 13 de los 23 partidos que atajó Marcos, Huracán mantuvo su arco en cero. Sólo Guido Herrera (con 14 en 24) lo supera en ese rubro.
2) El equipo lleva nueve partidos sin derrotas, la segunda mejora racha de un equipo en el torneo (sòlo superado por el inicio de Colón, con 10 sin caídas).
3) La defensa es sólida y la componen no sólo los cuatro de atrás. El equipo entero defiende.
4) Ignacio Pussetto juega cada día mejor. Por momentos, como en la mañana de Victoria, parece imparable.
5) Se sabe a lo que juega. A veces gusta más, otras menos. Pero es lógico, razonable, siempre.
6) El mediocampo -sobre todo a partir de la llegada de Damonte- ofrece equilibrio invariablemente.
7) Los destellos de Silva comienzan a ser relevantes.
8) El plantel luce sólido. El entrenador recuperó a Nervo y a Araujo; respeta a los símbolos (Mancinelli, Toranzo, Rolfi), más allá de los minutos que jueguen.
9) El banco brinda variantes y cubre agujeros con solvencia.
10) Una impresión, más allá de la valiosa actuación de Mendoza: con un nueve goleador durante toda la temporada, este equipo le peleaba el título a Boca. Salvo Wanchope (4 goles en 9 partidos), el resto aportò poco o nada: Coniglio (3 en 20); Andrés Chavez (2 en 7); Briasco (1 en 5); y Mendoza (0 en 9).
De repente, un detalle modifica todo. Un tipo que llegó a Parque de los Patricios abrazado a otra presunta escuela se convierte en protagonista central. Ese tipo, Israel Damonte, aparece y define. Es gol y es victoria. Pero también es otra cosa: el que grita como si el Ducó fuera su estadio se siente parte de esa construcción de toda esa gente alrededor. “Este Damonte entendió Huracán mejor que casi todos los que vinieron en los últimos tiempos”, cuenta alguien que mucho conoce sobre la cuestión.
Lo que se vivió en el Palacio Ducó fue un duelo por el ingreso a la Copa Libertadores 2019. Apenas un punto de diferencia los separaba antes de que el encuentro comenzara. La posibilidad latente de trepar a un puesto de clasificación al máximo certamen internacional, al menos hasta que juegue Independiente, representaba un estímulo importante para los dos. En ese contexto ambos equipos jugaron con intensidad. Sin embargo, el encuentro fue un retrato del fútbol argentino. Fueron dos equipos que, a pesar de ser revelaciones en el torneo, ofrecieron poco. Además, patear al arco resultó ser, en varios tramos, casi una misión imposible.
En un partido que presuntamente parecía poco intenso, este contexto en el que se jugó hizo todo lo contrario: se vivió con mucha intensidad. Todos iban a disputar la pelota con fuerza, sin dar una por perdida. Fue un encuentro muy parejo con pocas llegadas a los arcos, en el que Huracán buscó un poquito más en el primer tiempo pero sin entregarse a la dinámica de ir por ir. Y la visita emparejó en el complemento. No sólo eso. También hizo revolcar un par de veces a Marcos Díaz.
Argentinos , curiosamente, se plantó en el campo de una manera distinta a la forma que viene acostumbrado. Defendió de manera férrea y dejó bastante solo a ese 9 que es su estrella: Lucas Barrios.
El futbolista que fue campeón de América el año pasado con Gremio era la principal referencia del ataque de Argentinos. Y para contrarrestar a ese 9 que, curiosamente, se formó en “La Quemita”, el predio donde entrenan las Inferiores de Huracán. Gustavo Alfaro armó una nueva dupla de marcadores centrales: salieron Matheu y Nervo e ingresaron Salcedo y Mancinelli. Tuvieron que lidiar con ese enorme delantero pero hicieron una digna tarea para contenerlo y no sufrirlo.
En general fue un partido flojo en términos desde lo técnico, pésimo desde las llegadas y que los invita a repensar de qué modo pueden lastimar de ahora en más al rival para llegar al objetivo, que es la clasificación a la Libertadores. Anoche, ambos cuidaron demasiado el cero propio y se olvidaron del arco de enfrente y, así, les va a ser difícil llegar a la meta.
Huracán lo terminó ganando por detalles. Es así como piensa los partidos su técnico, Alfaro. De un rebote en un rival, tras un remate de Montenegro, que parecía no llevar demasiado peligro para Argentinos, la pelota terminó adentro del arco. ¿Por qué? Porque Israel Damonte, que había iniciado la jugada, siguió su curso, se adelantó, estuvo atento y llegó a definir antes que cuatro rivales que rechazaran el balón o lo taparan.
Después, el Bicho no tuvo demasiado tiempo para reaccionar. Y sintió el impacto. Apostó a buscar el empate a través de algunas pelotas parada s y pelotazos largos, que quedaron en las manos de Marcos Díaz. En él se sostuvo Huracán para asegurar el triunfo. Y para atesorar esos tres puntos vitales que estaban en juego que le permiten meterse en el quinto lugar, es decir en un puesto de clasificación a la Libertadores 2019.
Texto publicado por el fundador del Blog y Maxi Benozzi, en Clarin.
No se trata de la seducción de algún éxito pasajero; tampoco de una imposición de la implacable parafernalia mediática. Ser Quemero es una cuestión de pertenencia. Una preciosa herencia inmodificable.
Como en 2023, y de acuerdo con el Informe de Clubes de la AFA de 2024, Huracán se ubicó en un lugar de privilegio en cuanto a convocatoria. Con 31.197 espectadores de promedio por partido, finalizó séptimo a nivel nacional, tercero en CABA (sólo detrás de River -otra vez récord mundial, con 84.593 espectadores de promedio por partido- y Boca, el histórico líder en convocatoria) y cuarto en el AMBA (a los Superclásicos rivales se suma Racing, con apenas 723 espectadores más de promedio por encuentro). El Informe también detalla la cantidad de socios: Huracán volvió a crecer en ese rubro y llegó a los 51.302. Buenas señales para este Grande inobjetable.
Nuestra gente
De acuerdo con el Informe de Clubes 2023, realizado por la AFA, Huracán se ubicó como el tercer equipo más convocante de la Ciudad de Buenos Aires, detrás de River (récord mundial en el año) y de Boca. También se ubicó quinto entre los grandes, delante de San Lorenzo. Además, de acuerdo con datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al Clásico de Barrio más grande del Mundo concurrieron más de 54.000 personas, cifra récord para nuestra casa luego de la última remodelación realizada en 1977.
Nuestro Palacio: el del Oscar y ¿el del Mundial 2030?
El estadio de Huracán es el primero del fútbol argentino y el segundo del mundo en participar de una película ganadora del Oscar (el primero fue El Molinón, por la película española Volver a empezar, de José Luis Garci). Nuestro Palacio Ducó se consagró en 2010, con El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. Luego, el mítico Wembley -escenario del film El discurso del Rey- se sumó a la lista. Conocida la condición de la Argentina como una de las sedes inaugurales del Mundial Centenario, Buenos Aires fue elegida como subsede principal. Y se establecieron cuatro estadios como posibles escenarios: además del Palacio, fueron inscriptos por la AFA el Monumental de River, La Bombonera de Boca y el José Amalfitani de Vélez.
Nuestro fútbol
Desde finales del Siglo XIX, la Argentina se transformó en una de las capitales mundiales del deporte más popular. No sólo porque ahora cuenta con el seleccionado nacional más exitoso de la historia (con 23 títulos, con las tres Copas del Mundo que exhiben las estrellas del escudo) sino por tantos futbolistas y entrenadores que hicieron y hacen historia. Desde Diego y Lionel para atrás y para los que vendrán. Como algunos Quemeros que dejaron su impronta como múltiples campeones y goleadores: El Filtrador Stábile (goleador del primer Mundial y el entrenador con más títulos en la historia de los seleccionados del mundo), Tucho Méndez (el máximo anotador de la historia de la Copa América), Herminio Masantonio (el mejor promedio de gol en la vida albiceleste), Emilio Baldonedo (el máximo anotador del Superclásico universal contra Brasil), René (el mago de todas las magias que alzó la Copa del Mundo, como Ardiles, Larrosa y Baley en 1978) y tantos nombres que hicieron de Huracán el club que más goles le aportó a la Selección en los Mundiales. Nada menos. Todo eso.
Así nos ve la FIFA
"Durante el apogeo de la era amateur, Huracán se ganó su lugar entre los seis grandes del fútbol argentino, al obtener cuatro títulos de Liga en ocho años. A esa altura, el Quemero ya tenía como clásico adversario a San Lorenzo, por una cuestión barrial, y había forjado su rivalidad con Boca, con el que peleaba año a año por el título".
Desde la fundación en 1908, Huracán jamás bajó del top 6 en cantidad de títulos de la AFA (considerando a las Asociaciones afiliadas oportunamente a la FIFA). Y los datos son enormes en cuanto a superioridad: entre títulos de Liga y de Copas Nacionales, Huracán acumula 104 años a 0 respecto de Vélez y de Estudiantes (y 116 de insuperabilidad); 102 a 5 respecto de Rosario Central; 102 a 9 con relación a Newell's. Y considerando las mismas competiciones oficiales, San Lorenzo recién nos superó en 2001, es decir 93 años después de la fundación de ambos y permaneció durante 75 años superado desde el primer título del Globo de Newbery. Prohibido olvidar, cuando se hable de grandeza.
Los pagos huracanenses no se identificaban con exactitud como Parque de los Patricios. Se trataba aún del barrio de los Corrales Viejos, Mataderos del Sur. Justo Sáenz (h), en el libro "La amistad de algunos barrios", evoca esa época: "Barrio de los Corrales Viejos, escuela de visteadores y malambistas... constante pesadilla de la comisaría seccional y cliente conspicuo del Hospital San Roque (Ramos Mejía)... era el chinerío del pueblo de las Ranas y La Quema... en 1909 y 1910, siendo casi niño alcancé a conocerlo viniendo a caballo de la Provincia..." En aquellos días y en esa geografía, Huracán ya asomaba su estirpe gloriosa. Las Ligas Paralelas y los ascensos vertiginosos a Primera dan cuenta. Ligas Paralelas (1909-1912): 1909 - Liga Centenario: Subcampeón. 1910 - Liga 43, Verano: Campeón. 1910 - Liga 43, Invierno: Campeón. 1911 - Liga Anglo Argentina: Subcampeón. 1912 - Liga 43, Verano: Campeón. 1912 - Liga 43, Invierno: Subcampeón. /// Huracán en la Asociación (la AAF, la oficial, homologada por la FIFA, antecesora natural de la actual AFA, surgida en 1934): 1912 - Tercera División: Campeón de Sección. Ascenso a Segunda. 1913 - Segunda División: Campeón de Sección y de División. Ascenso a Primera.
King of The Twenties
En la década del 20, el fútbol del Río de la Plata era, claramente, el mejor del mundo. Así lo corroboró cada contacto internacional (Juegos Olímpicos, Copas América, giras, amistosos) que sucedió en aquellos años. El Mundial de 1930, con Uruguay y Argentina en la final, fue la consecuencia más notable y más visible. En ese contexto, Huracán resultó -junto a Boca- el más campeón de esta orilla. Del otro lado, la gloria se la repartían Nacional y Peñarol. En suma, los cuatro Reyes de ese fútbol entonces inmejorable.
Huracán del Río de la Plata
En los años 20, Huracán fue campeón de Liga de la Asociación Argentina (la oficial, afiliada a la FIFA) en cuatro ocasiones. A consecuencia de ello se ganó el derecho a participar en la final de la Copa Ricardo Aldao - Río de la Plata contra el campeón de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Pero hubo deserciones y ausencias: en 1921, no se presentó Peñarol; en 1922, no se presentó Nacional; en 1925, el Campeonato Uruguayo no finalizó por deficiencias organizativas y ese año Huracán fue el único campeón del Río de la Plata. En 1928, disputó el encuentro decisivo ante Peñarol y cayó por 3-0. Aunque no suelen aparecer en los Palmarés que se publican, se trata de tres títulos obtenidos por derecho adquirido, por aplicación del concepto de walkover (parte integrente de los reglamentos y costumbres de ambas Asociaciones) por la no presentación del rival en la final.
Los más coperos de los años 40
En los años cuarenta Huracán tuvo un gran protagonismo, sobre todo en el ámbito de las Copas. Se consagró campeón en 1942, en 1943 y en 1944. Cada trofeo tuvo además su propio valor agregado. La primera fue la Copa Adrián Escobar (accedían los 7 mejores de la competición de Liga). En ese 1942, Huracán finalizó tercero, detrás de River y de San Lorenzo. Ya sobre el final del año se disputó esta tradicional Copa de la época. Y el camino fue memorable: tras eliminar a Newell´s en los cuartos de final, venció 1-0 a San Lorenzo en las semifinales. Y el primer día de diciembre, en el Monumental ante 70.000 espectadores, derrotó 2-0 al local -con goles de Manuel Giúdice y Jorge Alberti- y se quedó con el primer título de esa hermosa trilogía. Al año siguiente, por la misma competición, se dio un gusto de los grandes. Se clasificó al finalizar cuarto en la Liga, eliminó a River y a Independiente. En la final, ante 60.000 espectadores en el Gasómetro, se impuso a Platense (tras igualar sin goles, se resolvió por el 4-1 en la diferencia de córners a favor). Y ese 11 de diciembre dio la vuelta olímpica en la cancha de su archirrival. Pero lo mejor llegaría con la tercera, la Copa Competencia Británica George VI. El trofeo -donado por David Kelly, embajador británico en la argentina, en nombre del rey en tiempos de la II Guerra Mundial, George VI- homologado por la AFA y la FA se lo quedó el Globo de Jorge Newbery. Eliminó en cadena a Vélez (2-1), a San Lorenzo (4-3, de visitante) y a Newell's (4-1), en las semifinales. En el encuentro decisivo, disputado en el Gasómetro ante más de 86.000 espectadores (cifra récord para un partido de Copa Nacional de la AFA), se reeditó el viejo Superclásico de los años 20 ante Boca, El Clásico del Puerto. Huracán se impuso 4-2, con goles de Tucho Méndez, dos de Llamil Simes y el restante de Natalio Pescia, en contra. Ese sábado 9 de diciembre, Huracán dio su segunda vuelta olímpica consecutiva en el vecindario de Boedo.
Magia del 73, Matriz del 78
El equipo campeón del Metropolitano de 1973 es considerado, por su juego, como uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Era una maravilla al servicio de la pasión por jugar y por ganar. René, Miguel, El Inglés, Roque, Omar, El Coco, El Capitán Jorge... Y, claro, César para idear ese fútbol de alto vuelo. Ninguno necesita apellido, como el Diego o como Lionel. Pero ese equipo más allá de ser campeón ese año y gran protagonista en las temporadas siguientes fue otra cosa incluso más relevante: la matriz para el primer título de Argentina en la Copa del Mundo. Nada menos.
Gracias para siempre
Huracán fue el subcampeón del Clausura 2009. Y finalizó detrás de Vélez, luego de una definición escandalosa. Pero la mirada implacable de la historia lo exhibirá como el mejor. Consiguió el octavo subcampeonato de su vida centenaria (tras los de 1920, 1923, 1936, 1939, 1975, 1976 y 1994). Hay una certeza: Los Angeles de Cappa quedarán en la memoria. Es lógico: resultó, quizá, el mejor equipo del fútbol argentino en la última década.
Volvimos Campeones
Huracán consiguió lo que ningún otro equipo en la historia: regresó a la máxima categoría mientras se consagraba campeón de un torneo absoluto (la Copa Argentina). Así sumó la Estrella Doce. También se clasificó a la Libertadores. Un 2014 inolvidable.
Los Supercampeones
Huracán venció 1-0 a River y obtuvo la Supercopa Argentina, en 2015. Segundo título en cinco meses. La Estrella Trece. La conquista incluyó otro récord: el equipo que menos tiempo necesitó para salir campeón recién llegado a la A. Así, además, accedió a la Copa Sudamericana.
El abrazo de América
Huracán tuvo un 2015 memorable en el ámbito internacional. Fue el equipo con mejor registro de la Conmebol (una derrota en 18 partidos; "Equipo del Año"), mantuvo el Palacio Ducó invicto, fue subcampeón de la Sudamericana sin perder ni una vez (más allá de los penales ante Santa Fe) y se clasificó a la Libertadores 2016. Además, en el Ranking Mundial de Clubes se ubicó Top 4 entre los argentinos y Top 10 de América; y también 59 escalones por delante de San Lorenzo. Ya más tarde, en el siguiente semestre, se consagró como el mejor equipo argentino a nivel internacional en la temporada 15/16. Para seguir aplaudiendo. En 2017, además, participó del ámbito internacional por tercer año consecutivo. Disputó la Sudamericana. Ya en 2018, tras finalizar en el Top 4 de la Superliga, se grantizó un lugar en la Libertadores 2019. Y siguió protagonizando en la Conmebol: en la Sudamericana 2020 y 2023 y en la Libertadores 2023. Ahora, en 2025, es tiempo de regreso: jugaremos la Sudamericana. Novena participación en una década.
Escribe Jorge Iwanczuk, en su estupendo libro Historia del fútbol amateur en la Argentina: "En esas largas horas hojeando los diarios amarillos y llenos de polvo confirmé que los clubes no nacieron el 31 de mayo de 1931, fecha de inicio del Profesionalismo. ¿Por qué entonces si antes llenaron estadios con 40.000 espectadores y fueron grandes Racing, Boca, Independiente, San Lorenzo, Huracán, River... y hasta hubo un Campeonato Mundial en el que salimos subcampeones con jugadores amateurs, empezar a contar la historia por la mitad?"
Los Seis Grandes
La última manifestación oficial de la AFA sobre la valoración de los clubes fue publicada en la Memoria y Balance de 1942, Artículo 94. Allí se señala que son seis las instituciones a las que les corresponden tres votos: Boca, Huracán, Independiente, Racing, River y San Lorenzo. Los llamados "grandes". Así se encuentran mencionados por la máxima entidad del fútbol argentino: por orden alfabético. Para tomar la determinación se tuvieron en cuenta tres aspectos fundamentales: temporadas en la máxima categoría, campeonatos obtenidos y cantidad de socios. La expresión de la AFA se mantuvo hasta principios de los años cincuenta. Y luego, ya no hubo "votos privilegiados".
En nuestro lugar
La publicidad de Imparciales, un clásico de la década del 50. Y Huracán está allí, ubicado entre los grandes. En su lugar, también en el imaginario colectivo de ese tiempo. Los campeonatos de Primera contaban lo mismo: en los primeros 60 años de fútbol argentino (1891-1950), este era el ranking por títulos de Liga entre los equipos de la AFA: Boca (12), Racing (11), River (8), Independiente (5), San Lorenzo (5) y Huracán (4).
La verdad de las tribunas
Huracán, grande también por convocatoria. La historia cuenta que se encuentra entre los seis clubes con mayor cantidad de entradas vendidas; en definitiva de hinchas en las tribunas. Los datos son oficiales de la AFA y fueron publicados por los diarios Olé y Clarín, entre otros. Corresponden al período 1931-2009.
Lo que dijo la gente
En el último trimestre de 2001, el diario deportivo Olé realizó una encuesta entre hinchas y personalidades del fútbol respecto de una pregunta propia de este tiempo: ¿quién es el Sexto Grande? La respuesta fue inequívoca: Huracán, como marca la tradición. El Globo de Newbery acumuló 79.184 votos. Y entre los dos que lo escoltaron (Chacarita y Vélez) sumados no alcanzaron esa cifra.
Huracán está en todos lados. Nació en 1908, pero a partir de su gloria en los años 20, comenzó a tener hermanos/homónimos por el país y por el mundo. No hay un caso igual en el planeta. En la Argentina, además de El Globo original, otros seis llegaron a la máxima categoría. Y, de acuerdo con un relevamiento que puso en marcha el socio Fabián Lanier, hay más de 100 en 17 provincias: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Tucumán, San Luis, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza, Corrientes, Misiones, Chaco, Salta, Catamarca, Santa Cruz y Chubut. Pero no es un fenómeno sólo local. En Latinoamérica existen Huracanes en Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, México, El Salvador, Puerto Rico, Guatemala, Bolivia. Y también en Europa. Hay en España (incluso el tercer equipo de la Comunidad Valenciana) y en 2009 se fundó el Huracán FC London. Los dos casos más recientes son puro asombro: Huracán FC Sierra Leona y Huracán FC India, ambos nacidos del impulso del Quemero Henry May. Sí, Huracán también en Africa y en Asia.
Huracán-San Lorenzo, el Clásico de Barrio más grande del Mundo. Un espacio de rivalidad deportiva, pero también de pertenencia. Desde el Blog el mensaje es claro: sí al folclore bien entendido, siempre; NO a la violencia barrabrava que lo mata.
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El benefactor fundacional
Jorge Newbery fue un personaje clave de su época, hacia fines del siglo XIX y principios del XX. Polifacético hombre del deporte y del quehacer nacional, resultó también un generoso impulsor de este sueño llamado Huracán.
El Olímpico
Cesáreo Onzari fue una gloria de Huracán y del fútbol del mundo. Con el Globo de Newbery ganó los cuatro campeonatos de los años 20. Y la FIFA lo reconoce como el auténtico fundador del "Gol Olímpico".
Un grito para la historia
Guillermo Stábile puso a Huracán en el Cuadro de Honor de la FIFA al consagrarse goleador del Mundial de 1930. También se ganó entonces el Balón de Plata. Fue un símbolo de los años 20, La Década de Oro para El Globo de Newbery.
Un guapo del gol
Herminio Masantonio es el máximo anotador de la historia del club de Parque de los Patricios, con 254 goles en 349 partidos, y el tercero de la Era Profesional, detrás de Arsenio Erico y de Angel Amadeo Labruna.
El rey de la fantasía
René Houseman es un inequívoco motivo de orgullo: crack de todos los tiempos y campeón del Metropolitano de 1973. También se consagró con la Selección en el Mundial de 1978.
Soy periodista. Estudié Publicidad en la UADE y Sociología en la UNQ; primero, Derecho en la UBA. En Clarín desde 1996 a 2023. Participé de 7 de los libros publicados por la sección Deportes y fui enviado especial a todas las competiciones de la FIFA y de la Conmebol. También cubrí la Final de la Champions, en 2016. Formé parte de los equipos de Infografía, como asesor periodístico (Premio a la Excelencia de SND en 2000, 2011 y 2013 y Medalla Malofiej en 2013). Gané el Premio TEA al mejor periodista joven en medios gráficos, en 2004, y el Premio Especial del Año, en 2018, por el trabajo colectivo "Papelitos". En 2013 recibí el "Reconocimiento a la labor periodística" de parte del Congreso de la Nación. Publiqué junto a Oscar Barnade, en 2006, el libro "Mitos y creencias del Fútbol Argentino", de Ediciones Al Arco; y en 2014, "Todo sobre la Selección", de Editorial Club House. Soy miembro del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF), profesor en TEA y socio colaborador de APAER y de Greenpeace. También orgulloso fundador e integrante del Misura, en la UBA desde 1993.
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