Copa Sudamericana: Deportivo Anzoátegui 3 - Huracán 0
No hay caso: Venezuela le sienta mal a Huracán. Lo volvió a vivir esta vez. En 2015, perdió 3-0 frente a Mineros y se quedó afuera de la Copa Libertadores. El año pasado, también cayó ante Caracas (pero accedió a la fase de grupos de la máxima competición continental) y luego del encuentro, rumbo al aeropuerto, el micro se accidentó y no hubo muertos sólo por milagro. Ayer, contra Deportivo Anzoátegui cayó en su estreno en la Copa Sudamericana, tras un primer tiempo desastroso. Ahora, en la revancha del 31 de mayo, deberá reconstruirse desde los escombros que dejó esta goleada.
Ni el más pesimista de los hinchas de Huracán podía imaginar ese comienzo con tantos cachetazos juntos. A los 21 minutos, luego de una sucesión de errores defensivos, el equipo de Parque de los Patricios ya perdía 3-0 frente al Deportivo Anzoátegui. Un golpe tras otro, de entrada, en frío, casi un nocaut de tres trompadas precisas e inesperadas.
El fútbol tiene esas curiosidades: justo antes de que el equipo de Venezuela marcara los tres goles en 14 minutos (entre los 7 y los 21), Mariano González tuvo una chance inmejorable de poner a Huracán en ventaja, mano a mano frente al arquero Beycker Velásquez. Después llegó el vendaval vinotinto...
Hubo una razón poderosa para que Huracán sufriera tanto: los rotundos fracasos individuales en defensa. Luca Sosa volvió a equivocarse como en el amistoso frente a Racing (3-4, en Avellaneda). En aquella ocasión vivió una pesadilla con Gustavo Bou durante el segundo tiempo; en Puerto La Cruz padeció ante cada rival que se le cruzó en el camino. El marcador central -una de las apuestas de Ricardo Caruso Lombardi en su breve y flojísimo ciclo al frente del plantel- no hizo pie y se mostró impreciso en las salidas. Para colmo, no lo salvaron sus compañeros: ni el arquero Matías Giordano (reemplazante del titular indiscutido Marcos Díaz, suspendido) ni el capitán Martín Nervo ni ningún otro.
En el primer gol, Charlis Ortiz entró amagando al área visitante con una naturalidad propia de un paseo por algunas de las playas que rodean a esta ciudad. Pasaron Sosa, Nervo y Giordano y el atacante de Anzoátegui aprovechó y definió. Cuatro minutos después, un contraataque, otra vez agujeros en la defensa de Huracán y penal inevitable de Giordano, quien se salvó por poco de la expulsión. Ricardo Martins lo cambió por el gol del 2-0. Siete minutos después, una torpeza de Sosa en la salida le permitió a Néstor Canelón irse solo frente al arquero y establecer el 3-0.
Huracán trató de rearmarse. Pero le costó. Tuvo la pelota, buscó. Le faltó precisión en los últimos metros para alcanzar el descuento antes del descanso. En la más clara, el arquero Velásquez evitó el gol ante un derechazo de Julio Angulo.
Para el segundo tiempo, el entrenador Juan Manuel Azconzábal intentó una modificación audaz: incluyó a Lucas Chacana -un extremo- por Sosa. Estaba claro: había que ir tras los pasos del descuento. Arriesgó, fue, generó espacios, lo puso a Anzoátegui contra su arco. Tuvo chances de convertir. Pero chocó contra una de las figuras de la cancha: Velásquez, el arquero local.
Así no pudo acceder a ese pretendido descuento. Y sobre el final casi termina siendo peor. Con espacios, Anzoátegui quedó al borde del cuarto gol y Huracán se quedó con diez por la expulsión de Nicolás Romat y ya sobre el final con nueve con la roja (por doble amonestación) a Lucio Compagnucci.
Ahora llegará el tiempo de rearmar un rompecabezas roto para la revancha. Lo saben todos en Parque de los Patricios: no será sencillo dar vuelta la serie. Seis suspendidos y tres goles por remontar. Pero la posibilidad existe. Y esa será la búsqueda de Huracán. A pesar de esta noche desencantadora. A pesar de todo.
Texto publicado por el autor del Blog en Clarin.