El Arco Iris en el Ducó, tras el partido ante Defensa. ¿Una señal?
Por Eladio Mases
Cuando Marcos Díaz voló hacia su derecha y detuvo el remate de Daniel Montenegro tuve una extraña sensación que no me habitaba desde ya no recuerdo cuándo: creí que en ese instante todo podía cambiar. Después, tras un notable segundo tiempo, le ganamos a Independiente en Avellaneda. Fue el primer triunfo ante el Rey de Copas de visitante desde 2002; resultó también la primera victoria ante un grande fuera del Palacio Ducó desde aquel 2-1 en La Bombonera, en 2010.
Después, llegó el viernes, en Parque de los Patricios, frente a Defensa. Partido difícil, frente al escolta. Obligación de ganar para seguir creciendo y creyendo. Pero no ganamos. El rival fue mejor, mereció llevarse los tres puntos. Sin embargo terminamos empatando. Extraño, pensé: casi nunca que merecemos perder logramos evitar la derrota. Y entonces, apareció un enorme y hermoso Arco Iris en el cielo del Ducó. Quise creer que era otra señal.
Ahora, ya con la fecha terminada, las matemáticas insisten en que, a pesar de nosotros mismos, podemos seguir peleando por el obligatorio objetivo del regreso a la A. De los diez equipos que están arriba nuestro sólo ganó Instituto, nuestro inminente rival. El Puesto 3 -el del ascenso, el que ahora es propiedad de Independiente- sigue estando a ocho puntos; el Puesto 4 -territorio de Atlético Tucumán- se acercó un poco y quedó a seis. Quedan 14 fechas, 42 puntos por disputar.
En lo que va de 2014, sólo dos equipos sumaron más puntos que Huracán en el Nacional. Se trata de Sarmiento (el mejor, con 18) y Douglas Haig (con 12). Ambos disputaron un encuentro más, que tenían pendiente del año pasado. Es un síntoma inequívoco: cualquiera le puede ganar a cualquiera. Y en cualquier escenario. Y esa certeza ofrece un optimismo: Huracán depende de entrar en racha para poder trepar y pelear hasta el último de los partidos y de los suspiros.
Para eso, a partir del miércoles ante Instituto, en Córdoba, hay que mejorar en un aspecto fundamental: la precisión en el área ajena, la contundencia, la definición. Por lo pronto, la última señal mucho se parece a una invitación: el Arco se agrandó. Y es enorme.