jueves, diciembre 19, 2013
Huracán, en todos lados
Del libro Un crimen secundario, de Marcelo Birmajer:
"Con Aslamim nos aburrimos poderosamente en la escuela, y nos estrujamos la cabeza buscando formas de no perder todo el tiempo... Por tanto, con Aslamim coincidimos en que podía divertirnos mucho estar cada uno una semana en el territorio del otro... Durante esa semana, al que le tocara ser prisionero estaría a las órdenes del otro. La esclavitud consistía en hacer todo lo que el otro quisiera, exceptuando puntos intocables aclarados de antemano. Aslamim no podía pedir que lo acompañe a la cancha a ver a Huracán, el domingo, porque a esa hora tengo mi propio partido de fútbol. Y yo no le podía pedir que se hiciera la rata conmigo, porque con una falta más Aslamim quedaba libre. Por lo demás, cada uno obligó al otro a realizar cosas francamente contrarias a los respectivos caracteres."