Por Ricardo Sapia
Esto no se debe hacer. Eso podría estar escrito tranquilamente en la pizarra del vestuario de Jujuy y por siempre en el del Ducó. Si Huracán pretende posicionarse no se debe permitir accionar en un partido como el de Norte. No lo jugó, literalmente. O peor, lo intentó hacer pero tarde, en los últimos diez minutos, con alguna aproximación y mucho de falta de puntería (fuleros remates de Milano y Quintana que se fueron muy anchos, lejos de la red). Mostró errores (que los quisiéramos ya olvidados), pases horribles, nula presencia en el área, ninguna asociación inteligente (Pity sigue más solo que Adán en el día de la Madre) y fallas defensivas determinantes (sí, también la vivimos en Misiones hace dos semanas). Mohamed tiene que enfocarse en la performance del equipo que puso en cancha y de los ingresados (flojitos los tres que entraron para ser variante y ni hicieron ruido). Parejitos en la debacle. Diez minutos no alcanzan para hacer la diferencia.
La cosa recién se pone en funcionamiento y no es para derribar el edificio pero sí para que se les haga, a los players y de parte del Turco, un llamado de atención. Que sirvan todos los adjetivos posibles para que despierten. Habrá derrotas, sí, pero que sean con una imagen para decir “fueron superiores”.
Esta vez se vio una imagen muy borrosa.
Periodista. Texto publicado en Olé.